YEMEN FRENTE A LA
GEOESTRATEGIA IMPERIALISTA EN EL CUERNO DE ÁFRICA
Yemen, en su configuración actual
nace de la fusión en 1990 de la República
Democrática Popular de Yemen del Sur y de la República Árabe de Yemen del
Norte. Estos dos estados han tenido recorridos diferentes. La creación de Yemen
del Norte remonta a más de diez siglos con la llegada de los zaiditas (variante
chií) a Saada, la zona más septentrional. Pero en 1962 una revolución estalla
para derrocar el régimen feudal e instaurar una república.
Gammal Abdel Nasser, el presidente egipcio
defensor de la independencia árabe, apoya al movimiento revolucionario. Por su
parte, los EEUU, GB, Arabia Saudita y el Sha de Persia envían mercenarios para
apoyar a los elementos reaccionarios del antiguo régimen feudal e impedir que
se consolide la república. El conflicto desemboca en una dura guerra con miles
de víctimas y que dura hasta 1970.
Finalmente, el gobierno republicano
no es derrotado pero sale debilitado del conflicto. No tiene los medios de
iniciar una revolución cultural, de democratizar completamente el país ni de
industrializarlo. Yemen del Norte se estanca en el estado feudal y la
revolución republicana no ha podido tener su verdadero desarrollo.
Yemen del Sur tiene un proceso
diferente. En el siglo XIX, es colonizado por los británicos para bloquear la
expansión de los franceses que se han hecho con Yibouti y de los rusos que se
extienden hasta Asia Central.
Forma parte de la conquista de una
serie de zonas estratégicas en el Cuerno de África y en torno al paso de Ormuz
(como lo harán los EEUU más tarde) y en el camino a la India. El núcleo central
de lo que será Yemen del Sur es la ciudad portuaria de ADEN construida por el
imperio Británico para quien desempeñará un papel importante. Por otra parte,
todas las personas que GB juzga peligrosas en su colonia india –nacionalistas o
comunistas- son enviados en exilio a Adén. Así, Adén se convirtió en un centro
de difusión de ideas progresistas que se extenderán por el mundo árabe y por el
Cuerno de Africa. Desde la ciudad portuaria, se extiende y desarrolla un movimiento
independentista, anticolonial y marxista que conducirá mediante una lucha de
guerrillas a la expulsión de los ingleses y a la creación en 1967, de la República Democrática Popular
de Yemen. Estará gobernada por el Partido Socialista Yemení: una coalición
de diversos elementos progresistas heredados en parte de los prisioneros de
Adén. Hay comunistas, nacionalistas, liberales, baasistas procedentes de Siria
e Irak…Yemen del Sur se convierte entonces en el Estado árabe más progresista
de la región y conoce los mejores años con una reforma agraria, igualdad de
sexos, más cultura, y toda una serie de medidas progresistas y solidaridades
internacionales con movimientos revolucionarios, pero no logran crear una base
industrial. Los comunistas encuadran el partido y mantienen una cierta
cohesión, pero cada vez que hay que hacer frente a una situación complicada
saltan las contradicciones como consecuencia de las diversas corrientes en
presencia y la ausencia de un proletariado con peso.
Estas contradicciones van a
conducir a guerras internas importantes y al debilitamiento del partido. Esta
debilidad y quizá la perspectiva de la caída de la URSS que fue un gran apoyo
de Yemen del Sur, llevó a lo que Samir
Amin calificó como un suicidio, es decir a la unificación con el Yemen del
Norte tribal de Saleh –en el poder desde 1978-. En ese sentido se expresa el
que fuera el último presidente de Yemen del Sur antes de la unificación en 1990
y luego vicepresidente del Yemen unificado desde esa fecha, Ali Salem Al-Said. Viene
a decir que los acuerdos de unificación no fueron cumplidos por Saleh, que no
se pudo realizar un referéndum de confirmación de la unificación en el Sur, que
no se instauró una sociedad laica como se había acordado, que el esfuerzo y la
aportación económica del Sur fue mucho mayor, que se fue desmontando la reforma
agraria y que el Sur quedó inmerso en una gran pobreza. Por todo lo cual Ali
Salem Al-Said dimitió de la vicepresidencia y tuvo que exiliarse. Y en 1994 no
se produjo una brutal guerra entre el Norte y el Sur porque el Sur frustrado
quisiera separarse del Norte, sino que se produjo una invasión en toda regla
del Sur por parte del Norte para liquidar todos los vestigios del socialismo,
con importantes matanzas de militares y civiles, expulsando a miles de
funcionarios y militares de sus puestos de trabajo y privatizando de nuevo las
tierras que habían sido requisadas. Todo lo cual condujo a replantearse en
amplios sectores del Sur la necesidad de separarse del Norte y a enfrentarse
con las tropas del Norte por dicha causa. Saleh, para poder salir victorioso de
esta contienda tuvo que echar mano de todas las fuerzas reaccionarias de la
región como Arabia saudita, las fuerzas imperialistas, EEUU en cabeza, y
reactivar el yihadismo integrista forjado en la guerra de Afganistán, nacional
e internacional, de la mano entre otros de destacados militares integrados en
la esa línea como el hermanastro de Saleh, Ali Mohsen al-Ahmar y el carismático
líder militar Tariq al-Fadhli.
El conflicto actual y sus protagonistas
El conflicto de 2011 que condujo
tras un largo tira y afloja a la dimisión forzada del presidente Ali Abdullah
Saleh, se venía forjando desde hacía tiempo. Llevaba 33 años en el poder y su
gobierno fue un gobierno corrupto, ineficaz, represivo y dictador, que sumió al
país en la mayor pobreza y falta de perspectivas, y en la que el dictador que
se acaparaba todo para sí, fue creándose muchos enemigos, incluso dentro del
ejército, siendo asimismo abandonado por sectores de las clases dominantes a
los que fue marginando.
Saleh, sin embargo, siempre tuvo
como aliados estrechos e incondicionales a los EEUU y a Arabia Saudita. Sus
mayores enemigos se encontraban por una parte en el Norte, los hutíes, y por otra en el Sur, donde había todo un conglomerado
de partidos y grupos, más o menos ligados a la tradición de izquierdas del Sur
y en alguna manera al partido Socialista de Yemen del Sur, constituyendo lo que
se ha venido en llamar el “Movimiento del Sur” que se venía estructurando desde
2007. Entre sus líderes se encontraban antiguos dirigentes de la República
Democrática Popular de Yemen. La mala experiencia vivida tras la unificación de
Yemen en 1990, la brutal guerra de 1994 contra el Sur y la situación de
dependencia y pauperización posteriores, hacen que gran parte de los sectores
del “Movimiento del Sur” apuesten por la secesión como mejor alternativa.
El zaidismo del Norte, una variante
chiita, ha tenido muchas tensiones y guerras con el poder central de Saleh
–hasta seis guerras- que les ninguneaba, que los marginaba del poder y de la
economía, y que mantenía una actitud sectaria y poco abierta con sus creencias
y sus prácticas religiosas.
Los hermanos Muhammad y Hussein
al-Houti, fundaron en 1992 un movimiento para renacer el zaidismo. En 2003, el
movimiento pasó abiertamente al terreno político, organizando protestas contra
EEUU por la invasión de Irak. En 2004, Saleh ordenó el arresto de Hussein, y el
movimiento respondió lanzándose a una rebelión abierta contra el Gobierno. Las
autoridades mataron a Hussein, pero el movimiento zaidista lanzó una
insurgencia intermitente contra el gobierno hasta casi el estallido de las
masas de 2011. A partir pues sobre todo del entorno de 2004, el zaidismo fue
adquiriendo una vertiente política democratizadora y participativa, abierta a
otras corrientes, reivindicativa de las necesidades económicas y sociales de la
sociedad de su entorno, pero con una decisión firme que se traducía en
estructuras políticas y militares muy eficaces, en una tenaz resistencia armada,
adoptando el nombre de hutíes derivado del que tenía el fundador de este
movimiento, Hussein Al-Houthi y estructurados en el movimiento llamado Ansarulá.
Yemen se encuentra dentro de la
estrategia “contra el terror” de EEUU ya desde 2009, tras el atentado fallido
en un avión de la línea Amsterdam-Detroit, el 26 de diciembre de 2009, de un
nigeriano portador de explosivos, que supuestamente había sido entrenado por
Al-Qaeda en Yemen.
Washington, invocando la amenaza de
Al-Qaeda, bombardea el Sur de Yemen, e inicia un proceso de bombardeos
sistemáticos –y de espionaje- mediante drones en Yemen del Sur oficialmente
contra Al-Qaeda, en realidad contra el Movimiento del Sur, a quien se ve como
un peligro. Por otra parte, la desestabilización de Yemen, la creación de un
estado de guerra permanente, con Al-Qaeda como coartada, responde a un guión
muy habitual del imperialismo norteamericano para justificar su presencia
militar en lugares geoestratégicamente importantes, como es, como veremos, el
caso de Yemen.
El 20 de enero de 2009, Nasir
al-Wahayshi, el jefe de Al-Qaeda en Yemen, anuncia la formación de un grupo
único a sus órdenes para toda la Península Arábiga, “Al-Qaeda de la Península
Arábiga” también llamada AQAP o Asnar al-Sharia, con militantes de Yemen y los
restos de la desmantelada red de Arabia Saudita. Dos importantes cuadros de
esta organización serán expresos de Guantánamo, el saudita Abu-Sayyaf al-Shihri
(nº 372), adjunto del jefe máximo, y el que será jefe militar, Abu Muhammad
al-Awfi, (nº 333). Ya sabemos por otra parte, que Guantánamo es una fábrica,
donde los EEUU crean militantes de Al-Qaeda para utilizarlos donde les
interesa. Arabia Saudita, siempre fiel vasallo de los EEUU, siempre dispuesto a
desestabilizar los países que le ordene su señor, y siempre obsesionado por
combatir el chiismo e impulsar las formas más agresivas y extremas del sunismo
wahabita, colaborará todo lo que haga falta con armas y capital para extender
Al-Qaeda. Lo que para EEUU es una coartada para justificar su presencia
militar, para Arabia Saudita se convierte en el objetivo de crear “Califatos” o
feudos wahabitas que disputen territorios al chiismo y extiendan su reinado y
hegemonía regional. Los aparentes ataques contra Al Qaeda, son en realidad un
buen medio para prestigiarla y fortalecerla, al igual que ha estado sucediendo
con el ISIS por parte de EEUU y sus aliados.
El otro gran aliado que nunca puede
faltar para estas tareas, son los Hermanos Musulmanes, el “alma” de Al-Qaeda,
los suministradores de militancia para Al Qaeda, y siempre al servicio del
imperialismo, y que en el caso de Yemen, se trata de la organización Al-Islah,
quienes siempre han colaborado en las tareas represivas contra el chiismo,
contra los hutíes y en 1994, en la guerra contra el Sur. Un militar de gran
prestigio, Ali Mohsen al-Ahmar, hermanastro de Saleh y brazo derecho suyo
durante mucho tiempo, luego distanciado, antichiita y anticomunista furibundo,
el antiguo jefe de la primera División Acorazada del ejército yemení, uno de
los máximos responsables de la represión contra los hutíes, siempre ha jugado
un papel importante en favor de la yihad y su variante de Al Qaeda, desde los
tiempos de Afganistán, hasta los más recientes de Al-Qaeda, impulsando el
sunismo radical incluso en territorio zaidí, dentro de su guerra contra el
chiismo y para mayor goce de Arabia saudita. El oportunismo de Al-Qaeda en
defensa de la secesión de Yemen del Sur, al igual que el “Movimiento del Sur”,
ha facilitado la confusión y la acusación por parte de Saleh, de que el
“Movimiento del Sur” y Al-Qaeda, son la misma cosa.
La conjunción del malestar de todas
las fuerzas democráticas, del Norte y del Sur, incluido el de sectores de las
clases dominantes marginados por Saleh e importantes sectores del ejército,
también descontentos, condujo en 2011, a crear una fuerte presión contra Saleh,
para que se produjeran importantes cambios democráticos, económicos y sociales.
En lo que respecta al ejército, la Guardia Republicana, dirigida por el hijo de
Saleh, siguió básicamente leal al presidente, pero cuando se suponía había de
proteger el palacio presidencial, una parte de ella es la que atacó al
presidente el mes de junio de 2011, dejándolo gravemente herido, por lo que
tuvo que abandonar el país para curarse de sus heridas antes de volver a ocupar
el poder. La Primera División Blindada también se posicionó del lado de los
manifestantes, y asimismo por ejemplo, la milicia de una de las principales
federaciones tribales, la de la tribu de los Hasid, dirigida por Sadiq al-Ahmar,
apoyó el movimiento de la revuelta. Es interesante destacar también, el papel
crucial que desempeñó un destacado líder militar de Saleh, Tariq al-Fadhli, que
se posicionó en su contra y en defensa del Movimiento del Sur. La historia de
este militar condensa en cierto modo la del propio Yemen. Así, su padre fue un
administrador de lo que fue la colonia inglesa de Aden, poseedor de grandes
tierras en ese sur del Yemen. Cuando se produjo la revolución que condujo a la
República Democrática Popular de Yemen del Sur, las tierras de su padre fueron
requisadas. El todavía era pequeño.
Pero cuando tuvo 18 años fue
voluntario con la Yihad a luchar contra los comunistas rusos en Afganistán como
venganza por la expropiación de los comunistas yemeníes de las tierras de su
padre. Terminada la guerra de Afganistán, cuando Saleh se enfrentó en 1994 con
los comunistas de Yemen del Sur, al-Fadhli reclutó fuerzas yihadistas que eran
excombatientes en Afganistán, para ir en auxilio de Saleh, jugando un papel
importante en esa contienda. Pero 15 años después, desengañado con la política
de corrupción y concentración de riquezas de Saleh, se volvió en su contra y se
posicionó con el Movimiento del Sur, lo que supuso un importante refuerzo para
este movimiento.
La arrogancia de Saleh y el apoyo
de sus incondicionales (Arabia Saudita entre otros) lo mantuvieron un cierto
tiempo todavía en el poder, reprimiendo violentamente a las manifestaciones
pacíficas. Pero al final, tratando de evitar lo peor, sus incondicionales le
forzaron a dimitir, pero asegurándole total inmunidad y un proceso de
transición controlado. Así, tras la dimisión de Saleh en febrero de 2012, le
sucedió quien había sido su vicepresidente desde 1994, Abd Rabbuh Mansur
al-Hadi, y será el nuevo presidente en funciones.
La propuesta de Hadi para abrir
supuestamente un proceso constituyente nuevo fue la de la Conferencia de
Diálogo Nacional (CDN) a realizarse entre las distintas fuerzas políticas. Esta
Conferencia se realizó a lo largo de los meses entre marzo 2013 y enero 2014,
pero no resolvió ninguno de los problemas pendientes en Yemen. La falta de
consenso sobre una nueva estructura federal era uno de los mayores problemas.
En septiembre 2013 se creó un subcomité de 8 representantes de cada parte, del
Norte y del Sur, que fue el encargado de buscar una solución al problema.
Se llegó a un acuerdo absolutamente
ambiguo, como era que la República de Yemen, un estado unitario con 21
gobernaciones, se debería convertir en una entidad federativa, pero sin
concretar nada más. De hecho el Comité 8+8 no logró ponerse de acuerdo sobre el
número de nuevas regiones federales (dos, cinco o seis) o de sus límites. En
lugar de ello, el comité subcontrató estas decisiones a otro comité bastante
poco representativo, elegido a dedo y presidido por el presidente Hadi, que se
dedicó a estudiar los parámetros de un sistema federal. Este comité de 22
miembros, llamado Comité de las Regiones, delimitó en menos de dos semanas 6
nuevas regiones federales. La mayoría de los principales movimientos políticos
como el partido Socialista de Yemen, el salafista Rashad, el Movimiento del Sur
(Herak) y los hutíes rechazaron la propuesta, porque se hacía un reparto
desigual de los recursos y las riquezas, porque no respondía a la historia de
Yemen y porque en última instancia se hacía una distribución en función de
intereses caciquiles prosauditas.
Los hutíes, con una gran potencia y
experiencia militar, hartos de la situación sin salida en que se encontraba el
país, y en el contexto de una gran subida de los precios de los carburantes que
agudizaba la crisis del país, en septiembre 2014, tomaron militarmente la
capital Sanáa, y emplazaron al presidente Hadi a realizar cambios
democratizadores, modificar el borrador de Constitución y federar Yemen en dos,
Norte y Sur. Tuvieron conversaciones con otros grupos políticos para buscar una
salida y recibieron un importante apoyo popular. El presidente Hadi, dijo que
estaba dispuesto a aplicar las reformas pedidas por los hutíes, firmando un
Acuerdo de Paz y Reconciliación en ese sentido, acuerdo que no será cumplido.
En enero de 2015, en vista del
incumplimiento del Acuerdo de septiembre 2014, los hutíes se apoderan del
palacio presidencial de Sanáa, haciéndose formalmente con el poder. Al de unos
días realizan en el palacio presidencial, con la presencia de importantes
fuerzas y diversas personalidades, una Declaración Constitucional, donde
plantean la creación de una Asamblea Nacional transitoria de 551 miembros que
reemplazaría al disuelto Parlamento, la creación de un Consejo Presidencial
compuesto por 5 miembros que cumpliría la función de la presidencia de la
República, la realización después, de elecciones presidenciales y legislativas
y una política exterior basada en el principio de buena vecindad y no
injerencia en los asuntos internos de otros países.
A finales de enero 2015 el
presidente Hadi dimite. Los hutíes presionan a los grupos políticos para llegar
a acuerdos y pone un plazo, cumplido el cual, si no había acuerdos impondría su
propia solución. De hecho, la mayoría de las organizaciones políticas yemeníes
acuerdan, a primeros de febrero 2015, crear un Consejo presidencial interino
para gestionar el país durante un año, para intentar sacar al país de la
crisis, agravada con la reciente dimisión del presidente Hadi, Así, 9 partidos
y grupos, incluida una facción del grupo independentista de sur Herak, acuerdan
la constitución del citado Consejo presidencial de cinco miembros y que estará
encabezado por Ali Naser Mohamed, uno de los presidentes de Yemen del Sur antes
de la unificación de 1990. El Movimiento del Sur, partidario en su mayoría de
la secesión, siempre ha visto los sucesos del país como desde cierta distancia.
Los grupos que no entran en dicho acuerdo son los Hermanos Musulmanes
(al-Islah) y otros grupos salafistas y sunitas radicales y prosaudíes, que
siempre jugarán la baza del imperialismo y Arabia saudita.
A finales de febrero de 2015 el
dimitido presidente Hadi escapa de la capital Sanáa a la segunda ciudad más
importante, Adén, ciudad que declaró la capital de facto. Las fuerzas rebeldes,
hutíes, Movimiento del Sur y el Ejército, posicionado éste básicamente en favor
del cambio, avanzan rápidamente hacia el control del Sur, tomando primero la
tercera ciudad de Yemen, Taiz y luego Adén, de donde Hadi huye a Arabia
Saudita. Las fuerzas contra las que se enfrentan son los sectores suníes de los
Hermanos Musulmanes –al Islah- y salafistas muy relacionados con Arabia Saudí,
fuerzas de Al Qaeda y seguidores del militar islamista y fanático ultra, Ali
Mohsen al-Ahmar, uno de los principales represores de los hutíes, pero que tras
su derrota frente al avance de éstos en las inmediaciones del Palacio
presidencial, se exilió en Arabia Saudita. Frente al avance rebelde, Arabia
Saudita pronto activará y pondrá en práctica con bombardeos continuados sobre Yemen,
la coalición que junto con Israel y los países del Consejo de Cooperación del
Golfo (CCG) ha ido forjando, la “Otan de Oriente Medio”, como reacción al muy
odiado y temido acuerdo EEUU-Irán, incluso ampliada en esta ocasión a más
países, con la compensación de fabulosos créditos económicos. Así, en esta
coalición formarán parte, además de las monarquías del Golfo, Jordania,
Marruecos, Sudán, Turquía y de una forma más figurativa que real Egipto y
Pakistán. Por detrás de todo ello, por supuesto, el director de orquesta, EEUU.
Así, el 25 de marzo de 2015 inician
una campaña brutal de bombardeos, la inicialmente denominada “Tempestad
decisiva”, que trata de destrozar lo mismo objetivos militares que civiles, con
el objetivo de crear terror, utilizando armas prohibidas –bombas de racimo por
ejemplo, proporcionadas además por los EEUU-, destrozando escuelas, lugares
históricos, lugares de culto religioso, hospitales e infraestructuras,
carreteras a las centrales eléctricas, depuradoras de agua, con bloqueo por mar
de acceso de alimentos, medicinas, y productos básicos, agudizando
tremendamente la ya de por sí gran penuria alimentaria, sin concesión ninguna a
treguas humanitarias –cuando el 80% de los yemeníes necesitan ayuda urgente-.
Un mes después de iniciada la campaña de “Tempestad decisiva”, inician la
campaña de “Restauración de la Esperanza” supuestamente porque ya habían
cumplido los objetivos –cuando en realidad habían fracasado estrepitosamente- y
como que los bombardeos iban a paralizarse. Ninguno de sus supuestos
“objetivos” estaba cumplido y los bombardeos siguieron igualmente. Hay que
decir por otra parte, que las violaciones sistemáticas de las convenciones de
Ginebra en Yemen, sobrepasan a las de muchas guerras actuales, igualan a las
denunciadas a Israel en su represión en Gaza pero en Yemen son silenciadas. El
silencio internacional sobre estas violaciones y el apoyo a los bombardeos
salvajes de Yemen, está ratificando la desaparición de toda referencia legal en
materia de guerra.
NOTA.
Hoy, la prensa internacional
muestra una gigantesca concentración en la capital Saana de más de dos millones
de personas con consignas contra los EE UU, Arabia Saudita y todos los
agresores de Yemen.
(Continuará…)
que pena estas pobres publicaciones maoístas son unos imbéciles acaso creen que las guerras tienen un origen ideologico y se lucha por valores? es como si pensaramos que a estos maoístas nadies les financiara pero la verdadera historia de Yemen son sus recursos naturales y la cantidad de ingresos que genera a quien las posea nada mas no tiene que ver con estupideces maoistas
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