martes, 23 de julio de 2019

DERROCAMIENTO DE VILLARROEL, EL MNR Y LA RADEPA


21 de julio de 1946.
DERROCAMIENTO DE VILLARROEL, EL MNR Y LA RADEPA
Llega el 21 de julio de 1946 y el régimen Villarroel-Paz Estenssoro-Radepa, se viene abajo en medio de una enorme insurrección popular incubada en los estratos bajos de la población, entre los grupos de trabajadores, entre los estudiantes, los maestros y otras capas progresistas.
La historia del 21 de julio de 1946, es de difícil comprensión. Y lo es no precisamente porque sea confusa o de complicada naturaleza. La dificultad radica en la gran cantidad de estudios, artículos, libros y trabajos de investigación que se han hecho partiendo de supuestos falsos para no entrar en colisión con una interpretación que agresivamente se ha ido imponiendo en la historiografía nacional, apabullando sistemáticamente cualquier opinión en contrario y presentándola como “rosquera”, “oligárquica” o "comunista".
Una cosa es evidente y está fuera de duda: el régimen Villarroel-Paz Estenssoro-Radepa, se había vuelto muy impopular al cabo de más o menos tres años en el poder. Las masas populares, la opinión pública y las fuerzas progresistas presentían que el país se dirigía hacia una brutal dictadura de tipo enteramente fascista que orgullosamente hacía aspaviento de sus crímenes y delitos. En consecuencia, se acumulaba una gran dosis de resentimiento en el pueblo que no podía llevar sino a una explosión como la que, en efecto, se produjo.
A diferencia de otros acontecimientos insurreccionales, el 21 de julio de 1946, no se inicia con un golpe militar, ni con un enfrentamiento entre fracciones militares dominantes. Las jornadas de julio-46, tienen su origen entonces en el cansancio popular frente a un régimen represivo de cinismo desbordante. Semanas antes, los estudiantes, los universitarios, los maestros y otras capas de trabajadores urbanos exteriorizaban sus protestas mediante huelgas y manifestaciones que eran brutalmente reprimidas por la policía y el ejército. Contrariamente a lo que esperaban las autoridades del gobierno, el nivel de la lucha democrática subía en lugar de amainar con la represión. El movimiento, en general, era auténticamente popular y revolucionario, pero naturalmente, la oligarquía minera trataba de jugar sus propias cartas en medio de la confusión política, como no podía ser de otra manera.  Intuye la oligarquía estañífera que el MNR y los militares radepistas son los representantes de intereses rivales que intentan desplazarla para asumir por su cuenta la misión perpetuadora del sistema imperante. En estas condiciones, en interés netamente clasista, apoya con todas sus fuerzas la corriente antigubernamental.
Sin embargo, lo importante es que la hegemonía completa del movimiento corresponde al Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) que, con sus cuadros en función dirigente en casi todos los sindicatos, en el magisterio y en la universidad, tenía la posibilidad de liderar todo el proceso. Esto ocurre días antes de la insurrección y durante la misma como lo veremos con algún detalle.
José Antonio Arze, líder del PIR, tiene estos conceptos del régimen MNR-RADEPA.
“Cuando Bolivia y Paraguay se embarcaron en la Guerra del Chaco (1932-1936), el control del poder en mi país pasó prácticamente a manos del Ejército. Desde poco después del derrocamiento del Presidente Salamanca, misiones de jóvenes oficiales bolivianos fueron viajando constantemente a la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. La mayoría de ellos volvieron peligrosamente infectados por doctrinas totalitarias.
Hacia 1938, una Logia Militar llamada “Santa Cruz”… se organizó teniendo como líder al Mayor Elías Belmonte, quién poco después, fue enviado a Alemania como Agregado Militar de la Embajada…
Paralelamente a esta organización de tipo nazi y militarista, se organizaron otras dos entre los civiles: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), oficialmente organizado en 1941 bajo la jefatura de Víctor Paz Estenssoro, actual Ministro de Hacienda y la Falange Socialista Boliviana (FSB), modelada con arreglo a la estructura de Falange Española; su jefe, Oscar Unzaga de la Vega, es un fanático adolescente a quien el Gobierno de Villarroel le proporcionó una crecida suma de dinero en 1944 a título de beca para ir a perfeccionarse en “estudios sociales” en Buenos Aires…” (1).
La posición pro-nazi del MNR y la Logia RADEPA, de la cual no habla Arze, al margen de cualquier desmentido, ha sido inocultable y se expresó de manera disimulada por el hecho de la dependencia de Bolivia respecto al Imperialismo Yanqui. Bolivia, en el gobierno Villarroel no podía alinearse oficialmente con el Eje Nazi-fascista de Berlín- Roma-Tokio, lo cual le pondría en aprietos ante los Estados Unidos.
El punto de vista movimientista comienza, como vimos, desconociendo el propio carácter del régimen de Villarroel y ya en cuanto a los acontecimientos de julio, pierde completamente la orientación colocándose en posición antipopular. Naturalmente, si se considera a Villarroel y su gobierno como revolucionarios, toda acción antigubernamental resulta automáticamente contrarrevolucionaria. Pero ésta es una ubicación mecánica y anti-dialéctica, pues no considera las contradicciones de tipo secundario que se presentan en el frente burgués. Como siempre, las fracciones burguesas buscan utilizar el sacrificio popular para obtener réditos en su ascenso político en desmedro de otras fracciones burguesas y naturalmente del interés popular.
Los autores movimientistas ven el 21 de julio como una tenebrosa confabulación de la oligarquía con el "comunismo" contra la “izquierda” nacional e inmediatamente extraen la conclusión de que ambos siguen las consignas internacionales de la alianza anti-hitleriana europea de la Segunda Guerra Mundial.  Si bien la oligarquía estañífera fue siempre un puntual vasallo de los monopolios, no se puede decir lo mismo del PIR, partido que, no obstante, algunas declaraciones ampulosas, nunca fue parte de la llamada Tercera Internacional, jamás tuvo vinculación con Moscú, menos seguía órdenes precisas emanadas de ese centro de poder.
Es sobre todo la literatura trotskista la que, con más insistencia, pregona, por décadas, la presunta sumisión del PIR a los dictados de Moscú, empero, en realidad, el partido político que tendría estrechos contactos con la Unión Soviética y su política sería el Partido Comunista de Bolivia (PCB) fundado mucho tiempo después en 1950 y cuya trayectoria seguiremos con posterioridad cuando sea necesario hacerlo.
Un autor extranjero que vivió bastante tiempo en Bolivia, tiene los siguientes conceptos en torno al 21 de julio, adoptando la posición del "nacionalismo";
«La prensa, la radio y los estudiantes fueron movilizados desde comienzos de julio de 1946 con vistas a dar un golpe decisivo al régimen “nacionalista”. Los fracasos de los golpes de mano intentados el 20 de noviembre de 1945, el 15 de mayo y el 13 de junio de 1946, le mostraron a la “rosca” que el camino no podía ser otro que la movilización de las masas... En la primera quincena de julio de 1946 estallaba una huelga de maestros demandando reajuste de sueldos y reconocimiento de sus derechos sindicales. El movimiento fue secundado inmediatamente por los estudiantes secundarios, a los que más tarde se habrían de agregar los universitarios. Lo sorprendente de ese movimiento huelguístico fue el “desinteresado” apoyo que le prestaron desde sus orígenes la prensa, el comercio y la “gente bien”.
Las manifestaciones callejeras fueron tomando un rasgo de violencia cada día más acentuado. La muerte de un manifestante en uno de los tantos choques con la policía, dio a los conspiradores la bandera que buscaban. Ormachea Zalles (Rector de la Universidad) apareció como la cabeza visible de la conspiración, pero tras él se ocultaban las fuerzas reaccionarias de la baronía del estaño. El 18 de julio eran asaltados los mercados so pretexto de escasez y altos precios. Varios “varitas” (agentes de tránsito. N.n.)  eran asesinados y mutilados por la chusma enardecida por la prédica y el alcohol. Los agentes provocadores daban así el campanazo sobre lo que pensaban hacer más tarde. El ministro de Gobierno (Tte. Coronel Pinto), seducido por la promesa de Ormachea de que él sería llevado a la Presidencia en reemplazo de Villarroel, decidió traicionar a su jefe y hermano de logia...
El 21 de julio se puso en práctica un bien premeditado plan de ataque. La Municipalidad, el Departamento de Tránsito y el arsenal eran asaltados por la multitud, que logró vencer toda resistencia y apoderarse de las armas. Así rearmada la masa se dirigió al asalto del regimiento "Calama" y del Palacio. El ejército había abandonado a su jefe, después de haberlo forzado a apartarse de sus colaboradores civiles. La chusma enfurecida y alcoholizada penetró hasta el despacho presidencial, en donde un balazo disparado a quemarropa puso fin a los días de Villarroel. A continuación, sus colaboradores y el propio Presidente eran bestialmente masacrados por el populacho y sus cuerpos colgados de los faroles de la Plaza Murillo...» (2).
Agustín Barcelli, es un artesano de la pluma que, sin conocimientos sociológicos profundos, intenta hacer una interpretación de los acontecimientos de julio cayendo mansamente en los estereotipos movimientistas repetidos hasta el cansancio.
En las consideraciones sobre el 21 de julio de 1946, otra vez se destaca el papel “revolucionario” del MNR y la posición “reaccionaria” de la “izquierda tradicional”.
La cita de Sergio Almaraz, el máximo representante de la “izquierda nacionalista”, es la siguiente:
«A nadie podría extrañar la coalición de la Embajada de EEUU, “barones” del estaño y terratenientes para colgar a Villarroel de un farol de la plaza Murillo, de La Paz, el 21 de julio de 1946. Sin embargo, lo aberrante fue la entusiasta participación en el ágape plutocrático de la “izquierda tradicional” …». (3)
Hemos señalado más de una vez que nuestra interpretación del 21 de julio de 1964 es completamente diferente a la del “izquierdismo nacional”. Si bien es cierto que durante la Segunda Guerra Mundial se dio un panorama muy complicado por la vicisitudes de la política internacional, es claro que los regímenes populistas de Perón en la Argentina, Moriñigo del Paraguay y de Villarroel de Bolivia, mostraban una clara tendencia pro-fascista al extremo de ser precisamente los tres países los que recibieron la calaña fascista que huía de Europa por su derrota en la Guerra., un hecho que jamás pudo ser desmentido por los “izquierdistas nacionales”. (4). 
El 21 de julio fue un gran levantamiento popular contra un régimen pro-fascista que asesinaba a los sindicalistas, a los socialistas, a los comunistas en Coati.  El 21 de julio no fue ninguna asonada organizada, fue una insurrección popular espontánea cuyo resultado fue el advenimiento de la derecha por la defección del PIR que no tuvo la osadía de hacerse del poder político cuando era la fuerza política dominante.
La llamada rosca estaba, efectivamente, interesada en la caída de Villarroel. Empero ella, para implementar cambios de gobierno, tiene recursos muy propios e inconfundibles: fundamentalmente el golpe militar. No es pues pertinente atribuir a la rosca la organización de una insurrección popular. Las masas, debe saberlo bien Barcelli, se mueven en defensa de sus intereses, de sus profundas reivindicaciones y lo hacen siempre justamente para liberarse de la opresión y la represión. Este es el caso del 21 de julio. La rosca mueve sus hilos en otras instancias y ante todo en los niveles castrenses que son los del instrumento técnico de la dominación de clase. Rechazamos, entonces, por absurdo el criterio de la organización de la insurrección por parte de la rosca.
El problema de las masas “enfurecidas”, “alcoholizadas”; de la “chusma”, el “populacho” y otras expresiones semejantes, es una constante en el análisis movimientista del 21 de julio. Parece que, por arte de magia, hubiera desaparecido el ejército y dueñas absolutas de las calles, las masas alcoholizadas hubieran perpetrado toda serie de excesos y bestialidades. De acá arranca, pues, una peligrosa concepción burguesa de desprecio a las masas y sus afanes de liberación. La masa, sin personalidad, completamente alienada, enfurecida y movida por extraños hilos mágicos que digitan los oligarcas, arremete contra los buenos y angelicales militares radepistas que, indefensos, son abandonados a la furia de la chusma.
Es este un cuadro falso que tenemos la obligación de desmontar pieza por pieza.
Lo más importante es dejar plenamente establecido que la “chusma” es en verdad el héroe de toda nuestra historia: el pueblo boliviano que comenzó levantándose lentamente, ganando paulatinamente cada palmo de terreno en la lucha desigual contra un ejército armado hasta los dientes y con oficiales del tipo de Edmundo Nogales, Francisco Barrero, Monje Roca, Escobar y otros que discuten sombriamente con Villarroel la “necesidad” de masacrar al pueblo.  (5).
Los revolucionarios que inicialmente son simples manifestantes, van adquiriendo mayor valor mientras nuevos elementos se pliegan a la lucha. La masa revolucionaria se anima y con piedras y palos ataca algunos puntos débiles del régimen y los toma con relativa facilidad.  Allí se consiguen algunos armamentos. Aparecen los primeros grupos armados. El valor y la decisión crecen vertiginosamente y se decide atacar nuevos objetivos. No existen planes de ninguna naturaleza como lo afirma el movimientismo y todo se realiza con rapidez espontánea en medio de una fervorosa necesidad de derrotar completamente al militarismo. Cae la Municipalidad en manos del pueblo e inmediatamente después el edificio de la Dirección de Tránsito. Las bajas que sufren los combatientes populares son altas y naturalmente eso enciende más aun el rencor contra quienes disparan a mansalva. Sin embargo, nada detiene a la masa popular que arremete embravecida los cuarteles.
Tenemos a continuación otra perspectiva de los acontecimientos:
«La clase trabajadora no participó desde el comienzo en la insurrección. Simpatizó con los que se oponían y luchaban contra el gobierno, se mantuvo casi ajena a los sucesos. Algunos dirigentes sí participaron... Pero no lograron arrastrar a los trabajadores desde los primeros instantes. Luego, la clase obrera, superando a sus propios líderes, bajó al terreno de la acción y llevó mucho más lejos que nadie hubiera podido suponer que irían los acontecimientos....
Todos, hombres, mujeres y niños, se han arrojado a las calles. Una alucinada esperanza los empuja con creciente ritmo de fiebre.  Ha desaparecido completamente el miedo...  No hay dirección central.  No hay siquiera dirigentes conocidos. Es el hombre común, el ciudadano cualquiera, el que asume, cuando el caso llega, el comando de un grupo...
Así concluyó la resistencia del “Calama”. Así concluyó, también con ella, la última resistencia organizada en La Paz. La ciudad está en manos del pueblo. Sesenta mil fusiles tienen los insurrectos. Tienen también quinientas ametralladoras y otras armas. Tanques y cañones están, asimismo, en poder de las masas. Se domina la ciudad más importante de la nación. La nación, en su cabeza, se encuentra dominada.... Obreros organizan milicias para asegurar el orden. También organizan milicias los universitarios...
Milicias obreras y estudiantiles actúan...  Barrio por barrio silencian los focos de agresión... Una lucha en la que murieron más de dos mil seres humanos ... las fuerzas de represión del Estado, llamadas siempre “fuerzas del orden público”, desaparecieron. El pueblo, en cambio, es una fuerza armada...
La más profunda y popular insurrección de la historia americana...»  (6).
Esteban Rey, periodista extranjero, pinta en breves párrafos, el verdadero carácter del 21 de julio. Como él no tiene nada que defender ni justificar, tiene su versión valor incalculable y muestra el profundo contenido popular de la insurrección que nace y crece en el seno de las masas populares y se desarrolla al calor de sus intereses supremos.
Por otra parte, tenemos el testimonio de Alfonso Finot que, en su relato “Así cayó Villarroel”, pone el punto sobre las íes en torno a la actitud traidora e infame de Víctor Paz Estenssoro de cortar los teléfonos del Palacio de gobierno para dejar inerme a Villarroel.
“Nos están traicionando los militares. Todos ellos ya se han puesto de acuerdo contra nosotros para entregarnos a las turbas. No hay confianza en su palabra. Hay que evitar que prospere la traición antes que comience la persecución contra nosotros y tengamos tiempo de buscar protección. HAY QUE CORTAR LAS COMUNICACIONES TELEFÓNICAS--, NOS DIJO.
Del bolsillo de su saco extrajo una libreta donde tenía anotados los números más importantes de la red del gobierno.  –Tenemos que cortar los teléfonos del Palacio con el Estado Mayor, el Ministerio de Defensa, la Región Militar, el Regimiento Calama, el Arsenal de Guerra y la Policía”, diciendo eso, dictaba los números a Monroy Block que los anotaba en un papel, controlando los números con los que él también tenía anotados en su libreta…” (7). (Mayúsculas y subrayado, nuestro)
Este testimonio que nunca pudo ser desmentido, le costó sangre, sudor y lágrimas a Finot, pero él siempre sostuvo su verdad que queda como una prueba del carácter mezquino y cobarde de Paz Estenssoro.
Los militares pro-fascistas de la RADEPA están aterrados y huyen precipitadamente del Palacio Quemado que es el único reducto no alcanzado por las masas. Los asesinos de Chuspipata, Challacollo y Caquena, saltan paredes y se descuelgan a las casas vecinas. El pueblo los persigue encarnizadamente y finalmente encuentra en uno de los rincones de Palacio a Villarroel y algunos de sus edecanes. Villarroel intenta hablar con los asaltantes del Palacio, pero en respuesta recibe un balazo mortal. La muchedumbre se apodera del cuerpo sanguinolento y lo arroja por un balcón a la calle. Destrozado el cadáver es colgado macabramente en un farol de la Plaza Murillo, junto a él son también linchados otros dos seguidores del presidente.
Considerado como un hecho aislado, es natural que nadie trata de justificar el asesinato de Villarroel, pero sí se lo puede explicar.  No obstante, el grado de ferocidad que adquiere la lucha va condicionando poco a poco al accionar general de las masas. Cientos de cadáveres están esparcidos por las calles como efecto de la orden de balear indiscriminadamente al pueblo, hay décadas de odio acumulado en el alma de un pueblo que merece mejor destino. Nadie puede pues pedirle que sea magnánimo cuando puede decidir sumariamente el castigo que corresponde a todo un sistema de gobierno cuyo representante máximo se encuentra en sus manos. El pueblo castigó severamente a Villarroel y lo hizo de acuerdo a un veredicto que fue elaborando desde tiempos atrás. Otros, quizá más culpables que Villarroel, es decir los que instigaron los crímenes del régimen lograron escapar y la culpa toda recayó en el jefe de la Logia que es inmolado en el fuego de la justicia popular.
Nosotros pensamos que todos los militares que cometen crímenes y abusos sin nombre contra el pueblo, deberían recordar a Villarroel. Ellos deberían pensar que, si no les pasa lo mismo, es porque el pueblo no puede hacer una insurrección popular triunfante cada fin de semana. Empero, cuando logra realizarla, ¡guay del militar que se encuentre al alcance de sus poderosos brazos!
La insurrección popular ha triunfado... Los regimientos que no han sido derrotados tienen que volcar la visera hacia atrás como signo de sumisión al pueblo. Rey tiene toda la razón: “no hay duda del carácter realmente popular del movimiento del 21 de julio”.
Empero veamos cómo se comporta la dirigencia pirista que es la que se encuentra más cerca de la condición de dirigente de la insurrección. Los Comités Tripartitos (Obreros, estudiantes y maestros) que habían estado funcionando durante la insurrección, intentan débilmente defender su supervivencia, como expresiones auténticas de la voluntad de las masas combatientes. El PIR, por el contrario, apoya la disolución de los mismos y propugna la elección de un Presidente provisional que recae en la persona del Presidente de la Corte de Justicia de La Paz don Tomás Monje Gutiérrez. A partir de entonces, todo vuelve a su cauce “normal” y las masas desconcertadas entregan sus armas de nuevo a sus verdugos que se apresuran a reconocer al mediador de una disputa en la que habían sido derrotados en toda la línea.
¡Se ha consumado la traición más grande de la historia nacional!
Se ha entregado en bandeja de oro el poder capturado por las masas, de nuevo a la oligarquía estañifera. El PIR ridículamente trata de demostrar su carácter “democrático” y lo único que logra es mostrar su total desconocimiento de las leyes del desenvolvimiento social en medio de un criterio conciliador inaceptable. Sin respetar el sacrificio heroico de las masas y pudiendo constituirse en su fiel representante, prefiere adoptar el cargo vergonzoso de suplente en la mesa tendida de las clases dominantes. Después de semejante traición, nada podía evitar la defunción de un partido incapaz y cobarde.
¡Pero no es sólo eso! La historia que construye el MNR se encarga de remitir al PIR la responsabilidad de los colgamientos que habrían sido planificados por la “Rosca” y ejecutados por el PIR. Toda esta mitología es falsa, naturalmente. Nosotros sostenemos que nadie planificó colgar a Villarroel, que nadie planificó la insurrección de Julio-46. Ambos acontecimientos fueron obra del pueblo. En cambio, la traición pirista fue consciente, porque efectivamente el PIR fue siempre un partido democrático-burgués que predicaba, sin entender, un marxismo altisonante.
La insurrección popular triunfante del 21 de julio de 1946, pasa a nuestra historia como un episodio excepcional, como una demostración fehaciente de la capacidad, la abnegación y el coraje de un pueblo valiente y sacrificado. Reivindicamos pues, con emoción, la bravura de nuestras masas populares y su inclaudicable esfuerzo que algún día, no muy lejano, fructificará con seguridad en una victoria aún más grandiosa y esta vez, definitiva.

NOTAS.
1.         Arze y Arze, José Antonio.    “Bolivia bajo el terrorismo nazi-fascista. Págs. 17 y 18.
2.         Barcelli, Agustín.                    “Medio siglo de luchas”. Págs. 182 y 183.
3.         Almaraz, Sergio.                        Citado por Andrés Solís Rada. «Almaraz en la
                                                          construcción del Estado Nacional». Internet.
4.         Céspedes, Augusto.                  “El presidente colgado”. Págs. 236, 237, 238, 239,    240, 241 y 242.     
5.           Roberts Barragán, Hugo.           “La revolución del 9 de abril”, Págs. 94 y 95.
6.           Rey, Esteban.                                “En Bolivia la revolución empieza ahora”. Bs. As. 
                                                                   Págs. 77 y 79.
7.           Finot, Alfonso.                       “Defensa de mi relato “Así cayó Villarroel””.      Editorial     Amigos    del libro. Págs., 68 y 69.
(Tomado del libro: “EL MILITARISMO BOLIVIANO”. Editorial “Liberación. 1988.)


21-Julio-1946. DOS INTERPRETACIONES HISTORIOGRÁFICAS CONTRADICTORIAS


21-07-19
N. No. 555.
21-Julio-1946.
DOS INTERPRETACIONES HISTORIOGRÁFICAS CONTRADICTORIAS
La primera, la versión nacionalista “revolucionaria”.
El gobierno nacionalista y “revolucionario del MNR-RADEPA, es derrocado por una alianza espuria de la derecha oligárquica boliviana y la izquierda revolucionaria representada por el PIR y su juventud liderada por Sergio Almaraz.
LA segunda, la versión materialista histórica-dialéctica del PC-MLM.
El gobierno pro-fascista del MNR-RADEPA, (1), es derrocado por una gran insurrección popular urbana liderada por el PIR de José Antonio Arze y Sergio Almaraz (2). La derecha oligárquica, enemiga del MNR, coadyuva en el derrocamiento de Villarroel.
Un aditamento externo importante.
Año de 1943, la Segunda Guerra Mundial está en pleno desarrollo. Tres grandes contendientes: 1. La Alianza occidental (EEUU-Reino UNIDO de la Gran Bretaña-Francia y su líder De Gaulle en el exilio)
2. El Eje Berlín-Roma-Tokio. El Nazi-Fascismo Mundial.
3. La Unión Soviética del camarada Stalin.
Por lo tanto, no es extraño que el análisis mundial, coincida exactamente con la disposición de fuerzas en Bolivia.
¿Cuál sería la verdadera naturaleza del violento enfrentamiento militar entre el Gobierno del MNR-RADEPA, favorable claramente al Eje fascista y la oposición del PIR, partidario de la Unión Soviética) y la Derecha nacional, partidaria de la alianza occidental?
Está claro que cada posición revela el carácter de clase a nivel internacional y nacional. Nuestra posición política ha sido, es y será siempre, determinar al enemigo principal del pueblo y la humanidad. Por aquellas épocas ese ENEMIGO PRINCIPAL ERA, SIN DUDA ALGUNA, EL NAZI-FASCISMO MUNDIAL.  Por ello, nos parece absolutamente correcta nuestra versión de asignarle un carácter revolucionario y patriótico al levantamiento anti-fascista del 21 de julio-46.  
En el caso internacional, la alianza de Occidente con la URSS, fue oficial y publica. Los Tres Grandes (Roosevelt-Stalin-Churchill)
En el caso nacional, no hubo ninguna alianza formal, fue una coincidencia momentánea de intereses políticos muy comprensible.
En conclusión, sostenemos que el PIR de José Antonio Arze y Sergio Almaraz, tuvo toda la razón política de combatir y derribar a un gobierno de clara tendencia populista y nazi fascista.
Notas importantes.
1.    Se notará que hacemos hincapié en la actuación de Sergio Almaraz en julio-46 y sus opiniones contradictorias posteriores, en sus obras, sobre el carácter del 21 de Julio. (“Aberraciones” de la izquierda).

2.    RADEPA. Logia Militar “Razón de Patria”, de carácter fascista y anti-comunista.
PCmlm.

jueves, 18 de julio de 2019

LOS MOTETES BOLIVIANOS


18-07-19
N. No. 554.
LOS MOTETES BOLIVIANOS
Han aparecido en Facebook, los Motetes de Bolivia.
Hay que tener cuero de anta, una sinvergüencería sin límites y un descaro miserable para “enorgullecerse” con la memoria del más grande traidor que ha tenido la izquierda boliviana y particularmente el Partido Comunista (ML), hoy PCmlm.
Haciendo gala del oportunismo y el transfugio más escandalosos, los motetes bolivianos están abocados a la campaña electoral del candidato del Imperio para las elecciones de octubre 2019, el limosnero Carlos Mesa. ¡Tal para cual!
Ahora, 2019, el desenmascaramiento del motetismo es una urgencia política de la izquierda en general y particularmente de nuestro Partido. Y, hablamos de la izquierda boliviana a fin de que, todas esas tendencias que realmente son revolucionaria y anti-imperialistas, coadyuven militantemente en ese descubrimiento de la calidad moral de Motete y los Motetes.
Por ejemplo, tenemos al historiador Carlos Soria Galvarro que debe rectificar sus opiniones sobre el “aglutinador” de los disidentes del PCB, para el Congreso de Siglo XX:
“Zamora aglutinó a todos los disidentes del PCB con gran diversidad de matices. Los reunió en el “congreso extraordinario” de Siglo XX (abril de 1965) y, sin mostrar todavía sus cartas, hizo aprobar una resolución de neutralidad en el conflicto que sacudía a Moscú y Pekín. (1)
Es pues una aberración colocar a Motete en las tareas del gran Congreso de Siglo XX. Escobar y los mineros de ese distrito, más los camaradas anti-revisionistas, los que organizaron y condujeron ese Congreso Histórico y extraordinario.
Igualmente, la versión del señor Raúl Reyes Zarate que califica de “maoísmo” la aventura de UCAPO que saboteó y hizo abortar los planes revolucionarios del PCML en 1970. (2)
¡No señores motetes! Ustedes no pueden alterar la historia del “Motete” que, corroborando todas las advertencias que hicimos en dos cartas en 1971, se desenmascaró completamente con su alianza con Banzer Suárez; por entonces, decíamos de Motete:

«La Paz, enero 31 de 1971.
Señor: Oscar Zamora.
Presente.
Señor:
Doy respuesta a sus cartas, expresándole mi más completa disconformidad con su conducción política y pidiéndole se sirva prescindir, en el futuro, de mi concurso en cualquier actividad de su grupo.
Ni Ud., Sr. Zamora, ni su minúsculo grupo, son comunistas, manos aún =como pomposamente se autotitulan=, marxistas leninistas. Ustedes han degenerado en un grupo de amigos que practican metódicamente la calumnia, el chantaje y la más descarada demagogia.
Nuestro gran Partido Comunista que nació vigorosamente en Siglo XX, bajo la conducción del inmortal líder de los obreros bolivianos, el c. Federico Escobar Z., ha sido completamente destruido por Ud., y su camarilla. Cientos de cuadros dirigentes auténticamente marxistas-leninistas han sido apartados, calumniados, vilipendiados y destruidos por Ud. Todos los organismos partidarios, igualmente, han sido destruidos, sustituyéndolos por un ridículo “motetismo”. Como lo han demostrado muchos verdaderos revolucionarios antiimperialistas caídos heroicamente en la acción, Ud., no es sino “otro” Monje, igual al renegado moscovita, Ud., ha traficado, trafica y traficará mientras vivas con la sagrada causa de la lucha armada. ¡Y no me pida pruebas!¡ Ud., como nadie, sabe que las poseo en abundancia y no dejaré de mostrarlas al pueblo cuando sea más conveniente.
Ud., Señor Zamora, ha tratado siempre de destruir al Partido. Ud., no conoce, ni conoció jamás las células del Partido, pero, sin embargo, las odiaba. Los Comités Regionales son y han sido siempre despreciados por Ud., que prefiere designar dirigentes "a dedo" y de acuerdo con el grado de sus simpatías. De lo contrario que fácil le resulta “intervenir” esos organismos al más puro estilo movimientista.
Ud., Señor Zamora, es discípulo aventajado de su paisano V.P.E., al igual que él, Ud., divide para reinar. Crea y desarrolla la intriga y la calumnia, lanzando unos contra otros a los camaradas. Con toda razón el Comandante Inti Peredo ha dicho de Ud.:  “… Pero a pesar de tener gente de experiencia a su lado, Zamora se preocupó más de desatar rencillas DE TIPO PERSONAL, que en dedicarse honestamente a la preparación de un trabajo tan importante y delicado” ( se refiere a la lucha armada) …  Mi campaña con el Che. Pág. 41.
Ud., no sólo ha engañado a la clase obrera y al pueblo boliviano, también lo ha hecho -- y eso es lo más reprobable--, con los movimientos revolucionarios triunfantes más prestigiosos del mundo. Ellos, felizmente, hace rato que se han dado cuenta de sus fechorías y lo han rechazado definitivamente. Esto deben saberlo bien los patriotas y revolucionarios bolivianos.
Son muchas, pero muchas, las cosas que debiera decirle, sin embargo, no es posible en una simple carta. Le repito, no utilice esta nota como una renuncia mía a la causa del marxismo-leninismo, porque como le dije, ni Ud., ni el revisionista confeso y vergonzante de Ruíz Gonzáles, ni el gran burgués de Arauco Prado y CIA., no son en absoluto, marxistas-leninistas. Todos no son ni más ni menos que los más peligrosos enemigos del comunismo y la liberación nacional.
Para realizar una crítica metódica y sistemática de sus traiciones, necesitaría algunos volúmenes y, evidentemente, no es esa mi intención. Por ahora solamente quiero expresar mi decisión de desvincularme definitivamente del grupo que Ud., acaudilla. Mi renuncia irrevocable, se refiere únicamente a “su grupo” y de ninguna manera a la invencible causa de la liberación de mi pueblo que necesariamente será guiada por la gloriosa bandera del marxismo-leninismo.
Y, unas breves palabras a la militancia que todavía queda junto a Zamora. Es muy difícil, pero no imposible, echar por la borda la lacra que se ha creado en la dirección del Partido. De todos modos, esa es una obligación de la militancia honesta. Cada minuto que ustedes quedan al lado de Zamora, son siglos perdidos para la revolución. Más tarde, al fragor de los combates que se avecinan, surgirá la verdadera vanguardia de la revolución y a la cabeza de ella, los verdaderos líderes revolucionarios, esos que arriesgan la vida por amor a su pueblo, aquellos que no necesitan ser "primeros secretarios", para luchar y morir por sus ideales, aquellos que son marxistas-leninistas en los hechos y no en las declaraciones. Nadie concede títulos de revolucionarios, menos aún de "dirigentes" y llamarse o hacerse llamar "comandante", sin haber dirigido un solo combate, es más que ridículo, es grotesco. Los verdaderos dirigentes y comandantes son aquellos que merecen, que ganan esa situación con su acción, con su heroísmo, con su sudor y su sangre.
 Sin más por el momento. 
Jorge Echazú Alvarado. C.I. 1002356.
A consecuencia de la carta anterior, Zamora publicó la "expulsión" del c. Jorge del Partido. Como respuesta a esta publicación, se publicó una segunda carta que fue publicada en el vespertino "Jornada" en fecha 7 de julio de 1971, en los siguientes términos:


«La Paz, Julio de 1971.
"Comandante" Rolando:
Algún agujero de Bolivia.
He sabido que has dispuesto mi expulsión del Partido marxista-leninista, ahora dirigido por los “campesinos pobres” Fernando Arauco y Ruíz Gonzáles. El periódico “Liberación” donde se registraría mi “expulsión” no llegó a mis manos, pero sé que allí se me acusa nada menos que de agente de la CIA: un lugar común, “valiente comandante”. Nadie te cree, porque justamente es tu actividad la que promueve fundadas sospechas que eres un consciente colaborador de esa agencia. Por mi parte no dudo que, desde Praga, a lado de tu escudero Arauco, trabajas para la CIA. EL TIEMPO LO DIRA...
Sólo algunas preguntas que no tendrán respuesta: ¿Quién ha destruido el Partido Comunista creado por Federico Escobar y los suyos en Siglo XX?, ¿quién debe responder de los dos mil doscientos millones de bolivianos de propiedad del partido que te entregué a fines de 1969?, ¿quién destruyó la estructura militar del Partido durante la guerrilla del Che? No “valeroso comandante”, no engañas a nadie. Tuviste victorias sí, sobre los cadáveres de Moisés Guevara, Julio Velasco, etc., y si algo tengo que agradecerte =aunque no lo merezco=, es que coloques mi nombre de “expulsado” de tu cofradía, junto a esos “traidores” que murieron con el Che.
Tu vida clandestina ya no conmueve a nadie, puesto que se trata de una burda impostura. Eres clandestino para el Partido y siempre fue así: recuerda que, durante el juicio a Debray, en las noches cenabas con Efraín Guachalla y en el día tenías la “valentía” de atacar “ideológicamente” al preso de Camiri.
Ahora te conozco mejor y recién comprendo tu conducta anterior: terrorismo verbal y nada en los hechos. Jamás has tocado una uña de los reaccionarios. Tienes el coraje de criticar a los revisionistas por su traición al Che. ¿Te acuerdas de Papi? Sabemos, ahora, que el Comandante de América te lo mandó como contacto, pero afortunadamente para ti, ambos están muertos. Me engañaste cuando me dijiste que el Che quería hablar con nosotros en Cochabamba por mediación de Grájeda, por entonces el Che ya estaba en el cerco del cual no saldría jamás y esa situación la conocías perfectamente, tanto es así que, ante un requerimiento mío y de algunos camaradas honestos para ayudar de alguna manera a las acciones de Ñancahuazú, tu, como de costumbre, utilizabas todo tipo de maniobras dilatorias: la mentira y finalmente la traición. Sabías que el Che estaba atrapado por eso, en casa de un amigo no te sorprendiste cuando llegué portando una fotografía de Ñancahuazu donde verificaba la presencia del Comandante en la que posaba junto a Coco e Inti Peredo. Recuerdo que en esa oportunidad simulaste sorpresa, a pesar de que estabas al corriente de todo, de la presencia del Che, de la operación Cinthya y de otros detalles, esperando pacientemente su fin y su muerte porque creías que detrás de él no quedaría nadie. Pero queda mucha gente, “valiente” traidor, suficiente para cobrar tus deudas con la revolución. Debes saber que yo cobraré todas tus viles traiciones, porque ya nada se puede esperar de un “partido” que ha dejado de existir por obra tuya.
¿Piensas acaso que el pueblo boliviano es un hato de cretinos? ¿Qué pretendes con tus amenazas al gobierno, darle plazos y luego mendigar garantías a la Asamblea Popular? ¿Qué buscas atacando a la Asamblea y luego señalando que es el instrumento para la toma del poder? Todo eso es ridículo, embaucador internacional, comandante de cuatro ovejas trasquiladas, no sigas intrigando, porque tus mentiras serán descubiertas. La gente empieza a conocerte y la mayoría ya no duda de tus simulaciones, de tus falsas poses de “revolucionario”.
Presumes de "maoísta" y "pekinés". Los verdaderos maoístas pelean y lo hacen en todas partes del planeta. Tú, cobarde sanchopanza, te escondes, nadie sabe de quién o de quienes, aunque lo sospechamos.
Las cuatro arañas reaccionarias que forman tu Comité Central, no te defenderán cuando decidamos ajustarte las cuentas. Y, finalmente, "campesino pobre", volviendo a tu debilidad: el dinero, el dinero que debes a la revolución y al pueblo boliviano, tendrás que devolverlo y a la hora de la verdad estaremos para cobrarlo.
Por último, no te reconozco legitimidad alguna para expulsarme del marxismo-leninismo, puesto que los verdaderos marxistas-leninistas han luchado y lucharán de verdad. Tú no eres un comunista y no puedes expulsar comunistas.
Sin otro particular. 
Jorge Echazú Alvarado. C.I. 1002356. Chuquisaca»
Se puede apreciar que, las grandes traiciones de Motete a la revolución y al partido, no tienen parangón en la historia de Bolivia. Es por ello que Fidel Castro, calificó a Motete, como otro Monje. Empero y en realidad, Motete supera ampliamente a Mario Monje en cuanto a traiciones, por lo menos no hemos sabido que Mario Monje hubiera pactado alguna vez con el fascismo.
Estas son las traiciones que recordamos, por el momento, del canalla Motete Zamora.
En 1971, decíamos: “¡¡El tiempo lo dirá!!”.
En 2019, decimos: ¡¡EL tiempo ya lo dijo”.
Notas.
(1)         Soria Galvarro, Carlos. Revista Barataria. Año 1, No. 2. 1º. De marzo 2005. “La Izquierda Armada.
(2)         Los Partidos de Izquierda ante la cuestión Indígena (1920-1977. “La experiencia de la guerra popular prolongada del Partido Comunista  (PC-ML) en Bolivia: la unión de Campesinos Pobres (UCAPO) en Santa Cruz (1870-1971).
Reyes Zárate, Raúl. CIS. Publicación del Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia.

PCmlm.