1-XI-1938
MENSAJE DE DESPEDIDA DE
“LA PASIONARIA”
A LOS VOLUNTARIOS DE LAS BRIGADAS
INTERNACIONALES
«Es muy difícil pronunciar unas palabras de despedida
dirigidas a los héroes de las Brigadas Internacionales, por lo que son y por lo
que representan.
Un sentimiento de angustia, de dolor infinito, sube a
nuestras gargantas atenazándolas... Angustia por los que se van, soldados del
más alto ideal de redención humana, desterrados de su patria, perseguidos por
la tiranía de todos los pueblos...
Dolor por los que se quedan aquí para siempre,
fundiéndose con nuestra tierra y viviendo en lo más hondo de nuestro corazón
aureolados por el sentimiento de nuestra eterna gratitud.
De todos los pueblos y todas las razas, vinisteis a
nosotros como hermanos nuestros, como hijos de la España inmortal, y en los
días más duros de nuestra guerra, cuando la capital de la República española se
hallaba amenazada, fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas
Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo
combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio.
Y Jarama y Guadalajara, y Brunete y Belchite, y
Levante y el Ebro cantan con estrofas inmortales el valor, la abnegación, la
bravura, la disciplina de los hombres de las Brigadas Internacionales.
Por primera vez en la historia de las luchas de los
pueblos se ha dado el espectáculo, asombroso por su grandeza, de la formación
de las Brigadas Internacionales para ayudar a salvar la libertad y la
independencia de un país amenazado, de nuestra España. Comunistas, socialistas,
anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de ideología diferente,
de religiones antagónicas, pero amando todos ellos profundamente la libertad y
la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros incondicionalmente.
Nos lo daban todo; su juventud o su madurez o su
experiencia; su sangre y su vida, sus esperanzas y sus anhelos... Y nada nos
pedían. Es decir, sí: querían un puesto en la lucha, anhelaban el honor de
morir por nosotros.
¡Banderas de España!... ¡Saludad a tantos héroes,
inclinaos ante tantos mártires!...
¡Madres!... ¡Mujeres! Cuando los años pasen y las
heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días
dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de libertad, de paz y de bienestar;
cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea
igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles
de estos hombres de las Brigadas Internacionales.
Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando
fronteras erizadas de bayonetas, vigiladas por perros rabiosos deseosos de
clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la
libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España,
amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariños,
patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a
decirnos: «¡Aquí estamos»!, vuestra causa, la causa de España es nuestra misma
causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva..
Hoy se van; muchos, millares, se quedan teniendo como
sudario la tierra de España, el recuerdo saturado de honda emoción de todos los
españoles.
¡Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones
políticas, razones de Estado, la salud de esa misma causa por la cual vosotros
ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites os hacen volver a
vuestras patrias a unos, a la forzada emigración a otros. Podéis marcharos
orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la
solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y
acomodaticios de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia
las cajas de caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de
todo riesgo.
No os olvidaremos, y, cuando el olivo de la paz
florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República española,
¡volved!...
Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis patria
los que no tenéis patria, amigos, los que tenéis que vivir privados de amistad,
y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que
hoy y mañana gritará con entusiasmo: ¡Vivan los héroes de las Brigadas
Internacionales!»
Dolores Ibárruri,
Pasionaria.
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