miércoles, 19 de septiembre de 2012

Atacado el coche del embajador de EE.UU. en Pekín por manifestantes antijaponeses

Internacional

Atacado el coche del embajador de EE.UU. en Pekín por manifestantes antijaponeses

El secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, se reúne con el vicepresidente Xi Jinping, en su segunda aparición tras su misteriosa ausencia de dos semanas
PABLO M. DÍEZ / CORRESPONSAL EN PEKÍN
Día 19/09/2012 - 11.08h - afp
Las protestas contra Japón a cuenta de las disputadas islas Senkaku (Diaoyu en mandarín) amenazan con írsele de las manos al régimen de Pekín. Según denunció este miércoles el Departamento de Estado, el coche del embajador estadounidense en Pekín, Gary Locke, sufrió ayer daños leves tras ser rodeado por medio centenar de manifestantes antinipones.
Jóvenes chinos portando retratos del Gran Timonel
Aunque las fuerzas de seguridad chinas lograron dispersar a los acosadores y el embajador no sufrió daño alguno, el Departamento de Estado ha expresado su preocupación al Ministerio de Asuntos Exteriores y le ha pedido protección para sus ciudadanos e intereses. Una solicitud que llega, además, en un momento sumamente complicado para los diplomáticos norteamericanos repartidos por todo el mundo debido a los últimos ataques a sus embajadas en Egipto y Yemen por la película ofensiva contra Mahoma, que costaron la vida al representante en Libia, Christopher Stevens.
Hace hoy justo 81 años, el Ejército imperial nipón comenzaba la invasión de Manchuria (noreste de China) tras un atentado contra una línea de ferrocarril explotada por una compañía japonesa. Aunque el «Incidente de Mukden» había sido preparado por los propios soldados nipones, el imperio del Sol Naciente aprovechó la excusa para empezar una sangrienta ocupación que se prolongó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Además de la humillación sufrida, esos catorce años dejaron atroces capítulos como la masacre de Nanjing, en la que murieron más de 300.000 personas, la prostitución de 200.000 «mujeres del consuelo» como esclavas sexuales del Ejército nipón o los experimentos biológicos con cobayas humanas que, al más puro estilo nazi, llevó a cabo la Unidad 731 en Harbin. 
«¡Guerra a Japón!», «¡Las islas Diaoyu son de China!» o «¡Que se joda vuestra madre, japoneses!», son algunas de las consignas gritadas por la multitud, que portaba pancartas con retratos de Mao tse-tung y tiraba botellas, piedras, huevos y tomates al pasar por la puerta de la Embajada, protegida por barricadas de la Policía.

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