11-07-17. AÑO DEL CENTENARIO
DEL OCTUBRE ROJO.
LA FORMACIÓN CULTURAL
DEL ABOGADO BOLIVIANO
II
Continuando con el análisis de la profunda crisis de
la Administración de Justicia en Bolivia, ahora trataremos el problema de la
autonomía universitaria y su influencia en la formación cultural y política del
profesional abogado.
¿Por qué consideramos que la verdadera y auténtica
autonomía universitaria influye poderosamente en la formación del profesional
en Derecho?
La Autonomía Universitaria significa que la
Universidad Pública es Fiscal, Gratuita y Antiimperialista y su autonomía se
refiere a su distancia del poder público burgués. En cambio, la Universidad
Privada es, en realidad, parte de los Aparatos Ideológicos del Estado, los AIE
de Louis Althusser y naturalmente reproduce la lógica del Estado capitalista.
La Universidad Boliviana a partir de la conquista de
la Autonomía Universidad en 1930, como consecuencia del conocido movimiento
autonomista de Córdoba-Argentina, consiguió en gran parte cumplir ese alto objetivo
nacional de construcción de un espacio libre e independiente dedicado a la
investigación científica, al servicio a la comunidad y el compromiso con la lucha de la nación
frente al imperialismo; todos estos principios consagrados en los documentos
fundacionales del Sistema de la Universidad Pública de Bolivia y lejos, muy
lejos, de la mercantilización de la educación superior que representa la
Universidad Privada.
Como efecto inmediato de la vigencia en el país del
neoliberalismo reflejo además del triunfo del “pensamiento único” a nivel global, la Universidad pública fue
invadida, agredida y obligada a impartir la ideología del Estado capitalista,
es decir combatir las ideas del socialismo e imponer una ideología
mercantilista a ultranza.
Así, se “consiguió” convertir al Sistema de la
Universidad Boliviana en un verdadero aparato ideológico del Estado
capitalista.
De este modo, los abogados que forma la Universidad actualmente
tienen en mente utilizar su profesión en beneficio propio a través de métodos y
prácticas siempre corruptas, utilizando su influencia como jueces, fiscales,
ministros de Cortes y magistrados de Tribunales de Justicia supremos, para
enriquecerse vergonzosamente.
Consecuentemente si la “materia prima” de la
administración de justicia, que es el abogado, éste es un comerciante: ¿qué
justicia puede impartir? ¿Qué honestidad se le puede pedir si está cumpliendo
con el objetivo del ascenso social por sobre todo?
Por todo ello sostenemos que es equivocado pretender
superar los graves defectos de la administración de justicia actual a través simplemente del cambio de las formas de
elección de autoridades judiciales si el fondo mismo del problema no ha cambiado
y por el contrario se ha fortalecido.
Sostenemos enfáticamente que el problema radica en
la Universidad Pública que tiene como objetivo supremo, histórico y heroico:
dejar de ser un AIE y convertirse en una UIVERSIDAD AUTÓNOMA VERDADERA.
Entonces tendremos una administración de justicia digna de su nombre.
PCmlm
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