miércoles, 29 de mayo de 2013

LA DUALIDAD DEL TROTSKISMO

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N. Int. 168.

28-05-13

LA  DUALIDAD   DEL  TROTSKISMO

  Afiche sovietico de Trotsky colaborando con el fascismo

Como ya lo hemos explicitado en nuestro estudio de la obra política de León Trotski y la de sus seguidores: el trotskismo internacional que constituye en estos momentos y a nivel internacional, una verdadera manga de canallas dedicados a sabotear y combatir del modo más escandaloso, a todos los movimientos realmente revolucionarios e anti-imperialistas del mundo.

El Trotskismo y los trotskistas son los enemigos más encarnizados de la insurgencia revolucionaria de los pueblos latinoamericanos, caribeños y antillanos. Estos renegados atacan virulentamente a la Venezuela chavista, a la Cuba fidelista, al Ecuador de Correa, a la Nicaragua de Ortega, a la Bolivia de Evo Morales. Todo esto es archiconocido por el mundo entero,

Empero, por ahí surgen las voces de algunos trotskistas, descarriados de la línea general,
con posiciones que se podrían calificar de progresistas; es el caso del conocido trotskista Alan Woods y otros como Rodrigo Quesada, James Petras, Pepe Escóbar, etc., que tienen el atrevimiento de otorgarle militancia al trotskismo en los movimientos anti-imperialistas latinoamericanos del siglo XXI, muchos de ellos solamente progresistas.

Alan Woods, por ejemplo,  demostraba su respaldo claro y contundente a la Venezuela bolivariana. Woods, concedió una entrevista a TELESUR, proclamando su adhesión firme al chavismo, mientras los grupos trotskistas califican a Chávez como “fascista”. Lo propio sucede con los trotskistas de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, etc., cuyo enemigo principal es Evo Morales, Rafael Correa o Daniel Ortega, respectivamente.

Igualmente Rodrigo Quesada pretende demostrarnos que el movimiento latinoamericano actual es un producto de las líneas de Trotski, mientras los partidos y militantes trotskistas oficiales abominan en todos los términos a esos Estados y países que combaten en la primera línea al imperialismo y particularmente a sus dirigentes como Chávez, Maduro, Correa, Ortega, Morales, etc.

La reedición en el 2012 de Mi Vida, de León Trotsky, por IPS Editores de Argentina, obra escrita entre 1928 y 1929, es un acierto en toda la línea, pues forma parte de este esfuerzo notable por contrarrestar la nueva embestida procedente de una historiografía anglo-sajona que busca impedir, a toda costa, que el pensamiento revolucionario retome el vuelo, y le haga ver a la gente, la gigantesca pila de sufrimiento, explotación y humillación que trae consigo el sistema capitalista. Está visto que, ni aún con todos los recursos disponibles estas editoriales podrán opacar algo inocultable, es decir, la evidencia contundente de que el pensamiento y la acción revolucionaria han retomado un nuevo aire en algunos países de América Latina. (*)

La explicación de esta dualidad  se encuentra en que el trotskismo en general tiene su base política fundamental entre la intelectualidad pequeña-burguesa a la que le encanta posar mediáticamente en beneficio de su “prestigio” intelectual.

Estas dos líneas políticas trotskistas, sin embargo, no alteran en forma alguna la posición trotskista mundial e internacional de su  alineamiento acorde con las estrategias imperialistas de agresión a los pueblos sobre todo cuando éstos han encontrado los caminos de su liberación.

(*)  Quesada, Rodrigo. “Trotski, el profeta recobrado”.  Rebelión, org.

PCmlm.

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