domingo, 3 de mayo de 2020

EL GOBIERNO GOLPISTA, EPÍTOME PARADIGMÁTICO DE ILEGALIDAD E ILEGITIMIDAD

EL GOBIERNO GOLPISTA, EPÍTOME  PARADIGMÁTICO  
 DE ILEGALIDAD E ILEGITIMIDAD
Marcos Leiva G.
Si bien todo gobierno que llega al poder mediante el uso de la fuerza, derrocando a un gobierno elegido democráticamente, es por definición ilegal e ilegítimo, siempre se pueden precisar, en cada caso, algunas especificidades en cuanto a la profundidad de esa ilegitimidad e ilegalidad.
En la historia nacional, repleta de estas asonadas golpistas, se registraron intervenciones con caudillos, que al menos ostentaban alguna representación y raigambre personal, así sea local, regional, o institucional. Algunos de estos caudillos golpistas aprovecharon un respaldo  campesino así fuera solo regional, otros incluso de sectores populares como los artesanos, alguno de ellos como ejemplo de honestidad y desapego a intereses económicos o de beneficio personal, aunque la mayor parte de ellos fueron caudillos militares, que pertenecían a los niveles de mando o acreditaban ser – o al menos eso se decía – los mejores alumnos de sus respectivas promociones del colegio militar.
Desde luego que no son pocos los que mostraron como único “merito”,   osadía, torpeza e ignorancia y a pesar de semejantes antecedentes, llegaron a los más altos niveles en la conducción castrense como sus caudillos.
El actual gobierno, especialmente su presidenta y la mayor parte de su gabinete, son la personificación y epítome paradigmático del gobierno  más ilegal e ilegítimo de la historia patria.
Quedará en la historia y en la memoria colectiva, como el culmen de la impostura y el resultado de la maquinación imperial, los intereses oligárquicos, la corrupción, amotinamiento y traición de los mandos policiales y militares y los sentimientos más innobles de odio, venganza, discriminación racial, social y regionalismo.
Ningún atisbo siquiera de liderazgo, así sea local o regional, ningún antecedente de honestidad, capacidad o inteligencia, ningún carisma personal asoma en los nombres de quienes gobiernan hoy Bolivia.
Por el contrario, resaltan hasta extremos grotescos, las actitudes y prácticas violentas de una torpeza cavernaria, la permanente y sistemática intimidación al pueblo, la bravuconería discursiva, la ignorancia más atrevida, la improvisación e ineficiencia de gestión y sobre todo la irrefrenable búsqueda de lucro inmediato y poder discrecional.
Nepotismo, corrupción y narcotráfico inocultables en solo pocos meses de gestión gubernamental. Persecución, encarcelamiento, tortura y masacre de campesinos y pobladores, es el abominable currículum de un gobierno nefasto.
Aprovecha el monopolio de los medios de comunicación, la censura y el coro destemplado de opinadores estipendiados, para justificar sus desatinos y aberrantes declaraciones.
Esta lamentable situación, no puede continuar.
Es imperiosa la necesidad de un gobierno legítimo y legal, que represente los  intereses del pueblo y  junto a él, enfrente con éxito, - precautelando ante todo la vida - la pandemia del coronavirus y la crisis económica y social profundizada por el gobierno golpista, fascista, ilegítimo e ilegal. Esto solo es posible con elecciones en el más breve plazo posible.

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