21-07-17
21 DE JULIO-1946.
INTERPRETACIONES EN DEBATE
Hacen
71 años que el pueblo paceño organizado
por un Comité Tripartito revolucionario, derrocó al régimen movi-radepista del
coronel Gualberto Villarroel, en sangrientas jornadas cuando el pueblo civil,
insurreccionado, derrotó en toda la línea al ejército de carácter francamente
nazi-fascista.
En
torno a estas jornadas históricas que muestran al pueblo boliviano como
poseedor de una experiencia insurreccional muy rica, existen dos
interpretaciones radicalmente diferentes:
La
primera de tendencia nacionalista de derecha, que sostiene que el Gobierno
“revolucionario” de Villarroel, el MNR y PADEPA, fue derrocado por una
“alianza” entre la oligarquía boliviana y la izquierda marxista del Partido de
la Izquierda Revolucionaria, PIR.
La otra
interpretación que tiene carácter marxista explica esas jornadas como el
producto del malestar social, político y económico contra un gobierno de tinte
radical de derecha que realizó crímenes de Lesa Humanidad con un conjunto de
personalidades conocidas que fueron vilmente fusiladas sin ningún género de
juicio imparcial, además que pretendía mediante un golpe militar de los muchos
que sufrió Bolivia, implantar un dominio autoritario militarizado.
La
controversia tiene en estos momentos un carácter generalizado, es decir ha
confrontado dos versiones en que, una de ellas, ha venido obteniendo una
virtual dominación. Esto significa que la versión nacionalista de “izquierda”,
ha logrado imponer sus criterios incluso entre los analistas más connotados.
Sin
embargo, todos o casi todos, hacen abstracción de una gran variable que es indispensable para una
interpretación científica del fenómeno.
Se
trata del aspecto internacional. Se sabe que el 1o. de septiembre de 1939, estalla
la Segunda Guerra Mundial con la invasion alemana a Polonia y a los dos años, el
22 de junio de 1941, la Alemania nazi-fascista de Hitler, invade la Union
Soviética de Stalin.
Ante
esta confragración global, se forman, a nivel internacional, dos bandos. Los
unos apoyando franca o disimuladamente al bando del eje Berlín-Roma-Tokio y
otro que respalda al bando anti-fascista conformado por la Unión Soviética,
Estados Unidos, Reino Unido de Gran Bretaña y Francia, después de la catatrófica
rendición de esta última ante el empuje alemán.
En
nuestro país, igualmente, se destacan los dos bandos. El MNR y la Logia RADEPA
(Razón de Patria) de clara tendencia fascista, conforman un bloque que
dominando los mandos del Ejército toman el poder politico con el golpe militar
que derrocando al Gral Peñaranda, en noviembre de 1942, encumbra al Coronel
Gualberto Villarroel, su Logia y como aliado al MNR. Recuérdese que, en esos
mismos momentos, se decidía en Europa la gran batalla de Stalingrado cuando en
un enfrentamiento ciclópeo de millones de combatientes se decidía el destino de
la humanidad: o vencía Alemania hileriana dominando toda Europa, el norte
africano y en alianza con Jaón prácticamente toda el Asia, o vencía la alianza
de la URSS con occidente.
El
golpe militar de noviembre 1942, inaugura el régimen movi-radepista que con sus
inocultables simpatías por la alianza hitleriana, debía naturalmente disimulat
esas posiciones frente a la dominación norteamericana que acusaba al gobierno
boliviano de pro-fascismo.
La
izquierda boliviana, representada por el PIR (Partido de la Izquierda
Revolucionaria), hacía conocer su amplia solidaridad con la lucha heroica del
los defensores de Stalingrado. De modo que se planteó, evidentemente, una
coincidencia estratégica entre el PIR y la derecha boliviana y el imperialismo yanqui.
Sin embargo, jamás existió una alianza formal, que es lo que acusa la tendencia
nacionalista, es decir, un acuerdo politico entre las dos fuerzas y la posición
revolucionaria aplicó correctamente el principio de la unidad frente al enemigo
principal de los pueblos del mundo en ese momento: el nazi-fascismo hitleriano.
Ante el
histórico triunfo de la Unión Soviética en Stalingrado, en Leningrado, en Kursk
y finalmente en Berlín, la situación cambió drásticamente. El gobierno pro-nazi
del MNR-RADEPA, cambió de posición y declaró la “guerra” a Alemania cuando ésta
ya estaba completamente vencida.
Con la
derrota final del Hitler, las cosas volvieron a su cause natural y se volvió a
las estrategias y a las anteriores contradicciones fundamentales a nivel
mundial. Rápidamente el bloque antinazi se fragmentó y comenzó la “guerra fría”
entre la Unión Soviética y el Imperialismo occidental.
En el
plano nacional, la única verdad es que el 21 de julio de 1946, se desarrolló
una insurrección popular dirigida por el PIR con el Comité Tripartito
(maestros, fabriles y universitarios) que, conduciendo a contingentes
crecientes de pueblo armado que asaltó cuarteles y arsenales del Ejército y
tomó el poder político derrotando al ejército.
La
tendencia historiográfica nacionalista pretende satanizar el 21 de julio-46,
por el hecho de que la masa popular enfurecida por la masacre de civiles que
realizaba el ejército logró conquistar el Palacio Quemado y linchar mediante
colgamiento al coronel Villarroel y dos de sus edecanes. Se sostiene que el
colgamiento fue planificado por la izquierda marxista y la oligarquía
coaligados.
Esta
interpretación es completamente falsa, pues nadie, absolutamente nadie,
planificó esa atrocidad que, es repudiable, empero tiene la explicación por el
alto nivel de las agresiones del régimen MNR-RADEPA contra el pueblo durante
tres años.
Lo
reprochable de parte del PIR y su dirigencia, fue que, una vez victoriosa la
insurrección, en lugar de hacerse cargo del poder y proclamarse como dirigentes
de esa insurrección, prefirieron entregar el poder al presidente de la Corte
Superior de Justicia, que determinó la derrota política del movimiento que fue
aprovechada por la derecha “democrática” de los partidos de derecha como el
Partido de la Unión Republicana Socialista (PURS).
De
todos modos, el 21 de julio de 1946, es recordado como el día en que el pueblo
insurreccionado logró derrotar al ejército oligárquico.
PCmlm
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