09-06-18
N. No. 505
LA INVOLUCIÓN DE LA HEROICA UPEA.
III
Siguiendo
con nuestras notas sobre la profunda crisis que agobia a la Universidad Pública
de El Alto, consideraremos los aspectos históricos desde su fundación en el año
2000.
PRIMERA ETAPA.
Fundada
por Ley de 5 de septiembre del año 2000, la UPEA comenzó siendo administrada
por una camarilla corrupta designada por el gobierno derechista de Jorge Tuto
Quiroga, cuyo Ministro de Educación Tito Hoz de Vila, nombró a un subalterno de
su ministerio como Rector de la misma.
Esta
etapa no puede sino ser calificada como DELINCUENCIAL, pues el Rector Javier
Sebastián Tito Espinoza, por su propia formación o mejor deformación
intelectual, consideró a la Universidad como su hacienda y procedió a agredir a
los estudiantes, a nombrar catedráticos y docentes a sus amigos íntimos sin
título alguno, a dilapidar los fondos en compras corruptas, en fin, en medio de
una situación francamente catastrófica.
Es en
estas circunstancias que, en agosto del año 2002, una gran Asamblea General de
docentes, estudiantes y trabajadores se determinó la expulsión inmediata del
Rector y su Vicerrector, el monaguillo Edgar Chipana. Esta expulsión tuvo que
ser incluso violenta por la resistencia que hacían los guardaespaldas financiados
por el Rector.
SEGUNDA ETAPA.
Expulsada
la camarilla corrupta y sus dos representantes, la Asamblea General, por
unanimidad designó como rector interino al Dr. Jorge Echazú Alvarado, con la
misión principal, fuera de las funciones inherentes al cargo, de conseguir la
Autonomía plena.
Fue el
comienzo de una etapa heroica en el sentido más pleno de la palabra, pues el
gobierno de Quiroga y su sucesor Gonzalo Sánchez Lozada, desconocieron de
principio a la autoridad nombrada por la Asamblea General, cortaron todos los
recursos que por ley le correspondían con el propósito de derrocar a esa
autoridad y restablecer al corrupto Tito Espinoza.
Fueron
exactamente tres meses de 2002 y diez meses del año 2003, que la UPEA libró una
batalla singular contra los enemigos de su existencia como ser: el Gobierno
neoliberal, la UMSA, la Iglesia Católica con el obispo Suárez a la cabeza, la
prensa en su totalidad atacando a las autoridades en todos los tonos, los
dirigentes corruptos de las organizaciones sociales del El Alto: FEJUVE, Mauricio
Cori, La COR, Juan Meléndrez y los Gremiales Braulio Rocha, pero con el apoyo
valiente de los 7000 estudiantes y la centena de docentes que no recibían salario
alguno por sus clase que se dictaban en las noches con velas y sin el servicio
de agua potable.
Las
manifestaciones se veían agredidas aun siendo pacíficas por parte de unidades
de élite de la Policía como los “Dálmatas” que atropellaban a los estudiantes
sin ninguna consideración. Huelgas de hambre, crucifixiones, enterramientos y
otros medios desesperados de lucha, fueron implementados por los estudiantes,
trabajadores y docentes.
Los recursos
de la UPEA seguían fluyendo normalmente para el “Rector” Tito que se había refugiado
en una escuela donde funcionaba su Universidad con una docena de estudiantes
asalariados.
Cuando
concluía el año 2003, la lucha del pueblo boliviano encabezado por el pueblo
alteño, se dirigió a impedir que el gas boliviano fuera vendido a los Estados
Unidos, mediante una planta separadora de líquidos instalada en territorio
chileno. La lucha de la UPEA tuvo el acierto de coincidir en sus peticiones de
autonomía con la movilización en contra del gobierno “gonista” y es así que, en
octubre de 2003, exactamente un 17 de ese mes, se logró hacer huir al
masacrador Goni Sánchez, después de haber asesinado unos 70 ciudadanos alteños
en la conocida “masacre” del El Alto.
Será
entonces el gobierno de Carlos Mesa Q, el que dispondría por presión de El Alto
vencedor, la autonomía plena de la UPEA.
TERCERA ETAPA.
Una vez
lograda la Autonomía, las perspectivas para la UPEA eran excelentes, pues
podría emprender su actividad enarbolando las verdaderas banderas de la
autonomía revolucionaria con sus máximas del Voto Universal, la periodicidad de
la docencia, la cátedra paralela y el acercamiento a las necesidades del pueblo
alteño.
La lucha
de la comunidad universitaria alteña se había desarrollado ya en franca
oposición al propio Sistema de la Universidad Boliviana que ya había sido
invadido por el “pensamiento único” del modelo neoliberal, cuando se prohibía
la cátedra libre y la universalidad del pensamiento, así como de la expresión
libre de ese pensamiento.
Lamentablemente
esa tendencia que había sido vencida en las jornadas heroicas del octubre rojo,
se había hecho fuerte en las universidades del sistema y la UPEA,
increíblemente, abandonando sus principios originales, cayó en la trampa
desarrollando las manipulaciones conocidas de las camarillas docentes que
hicieron de la UPEA una mala copia de un mal sistema.
Hoy,
2018, la UPEA nos muestra un panorama desolador. Lo único que le interesa es
tener mayor presupuesto para aumentar los sueldos de docenes y administrativos
que, hoy por hoy, se asemejan a los del presidente y sus ministros. El último
trabajador, albañil, tiene un salario de más de cinco mil bolivianos.
Lo más
triste es que el nivel académico está por los suelos y no podemos callar el hecho
de que no se haya podido exigir que se transparente el manejo de los millones
que recibe la universidad.
En
siguientes entregas, seguiremos tratando otros problemas de la INVOLUCIÓN DE LA
HEROICA UPEA.
Dr. Jorge Echazú Alvarado.
Primer Rector Autonomista de la UPEA.
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