EL DOMINIO DE EE.UU. SOBRE AMÉRICA LATINA: DESDE
UN MANDATO DIVINO HASTA LA DOCTRINA OBAMA
La
historia de Estados Unidos ha estado acompañada por la creencia de que son un
pueblo destinado por Dios para dominar a otros.
"Estados Unidos nunca ha renunciado a sus pretensiones
de dominar América Latina y el Caribe",
asegura el académico venezolano Mario Sanoja Obediente, miembro vitalicio de la
Academia Nacional de la Historia de Venezuela.
Únicamente,
detalla, existe "un breve período
registrado entre la salida de Barack Obama y el inicio de la presidencia de
Donald Trump", cuando la geopolítica de EE.UU. parecía reorientarse
hacia otras regiones del mundo.
Sin
embargo, la reciente visita del vicepresidente Mike Pence a Brasil y Ecuador,
en medio de la aplicación de una serie de sanciones a Caracas, reviven el
debate sobre la hegemonía estadounidense en la región.
El
escritor e intelectual Luis Britto García afirma que la clase dirigente de
Estados Unidos realmente "se cree
destinada por la providencia divina para dominar el mundo".
Una
idea de larga data y que ha inspirado la política exterior de esa nación
norteamericana, bajo tres pilares fundamentales: superioridad racial, mandato
divino y el mercado.
La
doctrina Monroe
En
1823, el entonces presidente de Estados Unidos, James Monroe, dirigió un
discurso al Congreso que luego sería conocido como la Doctrina Monroe. Allí
expresó la conocida frase: "América
para los americanos".
En su
argumentación, el político dejaba claro que cualquier intento de colonización
europea en América Latina sería considerado como una manifestación hostil hacia
EE.UU.
Según
el libro 'Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica', "desde
1823, la Doctrina Monroe ha sido la pieza central de la política estadounidense
hacia América Latina y ha servido para justificar frecuentes intervenciones
económicas y militares".
Providencia divina
A la
doctrina Monroe, le siguió un argumento de carácter religioso, y que apareció
por primera vez en 1845, cuando el columnista John O' Sullivan lo incluyó en un
artículo titulado 'Anexión',
publicado en la revista United States Magazine and Democratic Review, en medio
de un debate por la inclusión de Texas en la unión: el destino manifiesto.
Ese
destino se expresa como una filosofía estadounidense para explicar la forma que
tiene esa nación para entender su lugar en el mundo y la relación con otros
pueblos.
El
periodista O' Sullivan reclamaba que había naciones europeas que intentaban
impedir la anexión de Texas, y que lo hacían para "torcer nuestra política y obstaculizar nuestro poder, limitando
nuestra grandeza y bloqueando nuestro destino manifiesto de cubrir el
continente señalado por la Providencia para el libre desarrollo de nuestros
millones multiplicados cada año".
Ya en
el año 2012, la periodista e investigadora argentina Telma Luzzani escribe en
el libro 'Territorios Vigilados' que "el argumento del periodista [O'
Sullivan] se basaba en una convicción que llega hasta nuestros días y es la de
que Dios había elegido no simplemente a un grupo de hombres y mujeres
(anglosajones) racialmente superiores, sino a un pueblo en su conjunto (EE.UU.)
para llevar a cabo su proyecto divino en este planeta".
Religión
y militares
Varios
años después de la adopción del destino manifiesto como filosofía geopolítica,
un pastor religioso y un marino militar tendrán una enorme repercusión en las
ideas de dominación desarrolladas por la política exterior estadounidense.
En
1885, el líder religioso Josiah Strong publica el libro 'Nuestro País'. Allí, a manera de prédica religiosa, señala que por
mandato divino los norteamericanos no solo tenían la obligación de expandirse y
dominar el mundo, sino también hacer buenos negocios.
Además,
Strong escribió que Dios había legado, no solo una parte, sino todo el
continente americano a la raza anglosajona para que se entrenase en la
competencia final entre las razas.
Poco
después, el estratega militar Alfred Thayer Mahan pone a circular en 1890 el
libro 'Influencia del poder naval en la historia', que como apunta Telma
Luzzani, "revolucionó la concepción
geoestratégica de su tiempo" al introducir la noción de que "quien domine los mares, dominará el
mundo".
A Mahan
se le debe el diseño estratégico de las bases militares que Estados Unidos ha
diseminado por el mundo entero. Así, el navegante estaba convencido de que al
instalar bases militares se podía conquistar espacio y poder.
Corolario Roosevelt
Cada
doctrina estadounidense aplicada a su geopolítica ha debido adaptarse a
situaciones no previstas. El más famoso acomodo histórico es el que se conoce
como el Corolario Roosevelt.
En
1902, relata en un artículo para El Telégrafo el historiador ecuatoriano Jorge
Núñez Sánchez, los puertos de Venezuela, que era gobernada por Cipriano Castro
(1899-1908), fueron bloqueados por barcos de guerra ingleses, alemanes e
italianos, en reclamo del pago de una deuda del gobierno con empresarios
europeos.
Ese
episodio demostró que la consigna "América
para los americanos" era más bien "América
para los norteamericanos", como se menciona popularmente en la región,
ya que Estados Unidos no apoyó a Venezuela y justificó la agresión europea.
Con el
llamado corolario, el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) argumentó que
EE.UU se oponía a que potencias extracontinentales tomaran territorios
americanos, pero respaldaba intervenciones militares para cobrar deudas.
"Un mal proceder brutal o la impotencia que resulta de
un quebranto general de las condiciones de la sociedad civilizada, pueden
requerir, en último término, la intervención de una nación civilizada en esos
países. En el hemisferio occidental, los Estados Unidos no pueden ignorar este
deber", dijo el entonces presidente Roosevelt.
Durante
el mandato de Roosevelt también fue dada a conocer otra iniciativa con poca
popularidad en la región como: La política del gran garrote.
"Diplomacia del dólar"
William
Howard Taft, sucesor de Roosevelt, aplicó la llamada "diplomacia del
dólar". Una política exterior que estaba dirigida a fomentar y defender
los intereses norteamericanos en la región, sustituyendo las balas y el garrote
por inversiones económicas.
No
obstante, Taft tampoco renunció al dominio estadounidense de la región.
"No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen
en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo
Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el
hemisferio será nuestro, de hecho como, en virtud de nuestra superioridad racial,
ya es nuestro moralmente", dijo Taft citado por Eduardo Galeano en el
libro 'Las venas abiertas de América
Latina'.
Los
años 60 y Kennedy
Entre
los años 1961 y 1970, el presidente John F. Kennedy desarrolló la 'Alianza para
el Progreso', un programa de ayuda económica, política y social de Estados
Unidos para la región.
La
Alianza para el Progreso duraría 10 años en los que se invertirían unos 20.000
millones de dólares en ayudas de agencias financieras multilaterales.
La idea
base de ese programa "era la de
buscar, a través del desarrollo económico, el freno a movimientos
revolucionarios y la consolidación de la democracia", indica el sitio
EcuRed.
La Doctrina Obama
El 3 de
enero de 2012 apareció la Doctrina Obama, rubricada por el primer presidente afroamericano
de ese país: Barack Obama.
Telma
Luzzani explica en su libro que EE.UU. se propuso mantener la presencia militar
en América Latina mediante "formas
innovadoras", como el relacionamiento entre las fuerzas armadas, los
ejercicios militares conjuntos y la "presencia
de un número reducido de tropas en forma rotativa".
El
historiador dominicano Alberto Quezada observa que desde principios del siglo
XX y hasta nuestros días "los
pueblos de América y el mundo han tenido que acoger, de manera forzada"
todas las imposiciones de Estados Unidos.
Quezada
apunta en un artículo para El Nacional que esas "teorías, doctrinas y conceptos, no han sido más que instrumentos
de intromisión en la política interna de los Estados".
Momento
histórico
El
historiador Mario Sanoja precisa que la reunión entre Trump y Kim Jong-un "produjo una reversión de la estrategia
estadounidense", lo que también impactará en sus procedimientos en
Latinoamérica.
"Ahora, Washington debe pasar la mirada por China y
Rusia antes de tomar decisiones sobre nuestra región, porque EE.UU. compite
económicamente con China y políticamente con Rusia",
dijo Sanoja.
Luis
Britto García agrega que el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (Project for
the New American Century), ha chocado con una realidad
incuestionable.
"China aparece
en el tablero como la primera potencia económica mundial, mientras Estados
Unidos vive una crisis económica devastadora", detalla Britto García.
Refiriéndose a la amenaza militar que
Trump hizo a Caracas, el intelectual asevera que "si en Venezuela no están lloviendo bombas, es porque aún contamos
con un paraguas diplomático que sostienen China y Rusia, países con poder de
veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas".
Ernesto
J. Navarro
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