09-05-17
Int. No. 199.
VIVA EL 72º ANIVERSARIO DEL
TRIUNFO SOVIÉTICO SOBRE LA ALEMANIA NAZI
El 22 de junio de 1941, Alemania hitleriana
invade la URSS, iniciando la gran cruzada anti-comunista a través de la
operación "Barbarroja", cuando
Hitler anunciaba ante sus generales que había decidido atacar a la URSS,
iniciando la agresión más inhumana de todos los tiempos.
“Cuando Barbarroja golpee, el mundo guardara silencio y
contendrá el aliento” (1), vaticinaba Hitler complacido ante sus generales antes del ataque.
Los primeros tiempos de la guerra son
pues totalmente desfavorables para la URSS y plenamente satisfactorios
para el nazismo. Hitler y Alto Mando pretendían destrozar al Ejército Rojo en
las mismas fronteras mediante su “guerra relámpago” (Blitzkrieg), sin embargo
el hecho de que en los primeros días no hubo grandes combates y al contrario
amplios repliegues soviéticos, hizo que las líneas se extendieron y el grueso
del Ejército Rojo no hubiera sido aniquilado en las mismas fronteras. Transcribimos
al respecto, el histórico discurso de Stalin que da cuenta de la infame
agresión nazi contra la URSS:
«Discurso radiado del Presidente del Comité
de Defensa del Estado, 3 de julio de 1941.
¡Camaradas! ¡Ciudadanos!
¡Hermanos y hermanas!
¡Combatientes de nuestro Ejército y nuestra
Marina!
¡A vosotros me dirijo, amigos míos!
La pérfida agresión militar de la Alemania
hitleriana contra nuestra patria, comenzada el 22 de junio, continúa. A pesar
de la heroica resistencia del Ejército Rojo, a pesar de que las mejores
divisiones del enemigo y sus mejores unidades de aviación ya están destruidas y
han encontrado su tumba en los campos de batalla, el enemigo continúa
arremetiendo, lanzando nuevas fuerzas al combate. Las tropas hitlerianas
lograron apoderarse de Lituania, de una parte considerable de Letonia, de la
parte occidental de Bielorrusia y de parte de la Ucrania occidental. La
aviación fascista ensancha su radio de acción: bombardea Múrmansk, Orsha,
Moguilev, Smolensk, Kiev, Odesa, Sebastopol. Un grave peligro se ha cernido
sobre nuestra Patria.
¿Cómo ha podido ocurrir que nuestro glorioso
Ejército Rojo haya cedido a las tropas fascistas una serie de ciudades y
regiones nuestras? ¿Serán realmente invencibles las fuerzas fascistas alemanas,
como proclaman hasta el hartazgo los jactanciosos propagandistas fascistas?
¡Claro que no! La historia demuestra que no
hay y no ha habido ejércitos invencibles.... En lo que respecta al hecho de que
parte de nuestro territorio haya resultado, no obstante, invadido por las
fuerzas fascistas alemanas, se explica, principalmente, porque la Alemania
fascista comenzó la guerra contra la U.R.S.S., en condiciones favorables para
las fuerzas alemanas y desfavorables para las soviéticas.... Pueden
preguntarnos: ¿cómo ha podido ocurrir que el Gobierno soviético se haya avenido
a concertar un pacto de no agresión con gente tan felona y tan monstruosa como
Hitler y Ribbentrop? ¿No habrá habido en esto un error por parte del Gobierno
soviético? ¡Claro que no! Un pacto de no agresión es un tratado de paz entre
dos Estados. Tal pacto, precisamente, nos propuso Alemania en 1939. ¿Podía el
Gobierno soviético rechazar esta proposición? Yo creo que ningún país pacífico
puede rechazar un tratado de paz con una potencia vecina, incluso cuando esa
potencia está encabezada por unos monstruos y caníbales como Hitler y
Ribbentrop...
¿Qué es lo que hemos ganado al concertar con
Alemania el pacto de no agresión? Hemos asegurado a nuestro país la paz durante
año y medio y le hemos dado la posibilidad de preparar sus fuerzas para
rechazar a la Alemania fascista, si, a pesar del pacto, se arriesgaba a agredir
a nuestro país. Esto ha sido una ganancia segura para nosotros y una pérdida
para ella.
"A los fines de una rápida movilización
d todas las fuerzas de los pueblos de la URSS y para oponer resistencia y
rechazar al enemigo que ha agredido pérfidamente a nuestra Patria.... ¡Todas
nuestras fuerzas en ayuda de nuestro heroico Ejército Rojo y de nuestra
gloriosa Marina Roja! ¡Todas las fuerzas pueblo para el aplastamiento del
enemigo! ¡Adelante, por nuestra victoria!...» (2)
Podemos pues apreciar la seguridad en el
triunfo que tenía Stalin incluso en los momentos más graves para la existencia
misma de la URSS y del socialismo. El discurso que transcribimos casi en su
integridad, es un documento histórico que no debe perderse ya que la intención
de reaccionarios, fascistas y revisionistas es hacer desaparecer toda la obra
teórica de Stalin para manipular la historia y presentarla a su gusto y sabor
al extremo de narrar la «historia» de la Segunda Guerra Mundial haciendo
abstracción de la persona y del aporte inmenso de Stalin.
Nada de aquello es real. Por una parte, es
cierto que la invasión nazi, precisamente para esas fechas, no era esperada por
Stalin, por la enorme contradicción en los informes de inteligencia que recibía
y la desinformación organizada que realizaba la Alemania Nazi y la prensa
occidental; sin embargo, jamás perdió el equilibrio y sistemáticamente se puso
a estudiar la estrategia de la defensa de la Patria Socialista frente a la
alevosía e infamia nazi de atacar, sin declarar la guerra y desconociendo el
Pacto de no-agresión.
Llegamos en la historia a uno de los momentos
más sublimes de la acción revolucionaria del gran Stalin. Instalado en su
oficina del Kremlin, reunió a su Estado Mayor y comenzó a planificar la
resistencia y el contra-ataque.
Como anotan todos los historiadores no
enajenados, Stalin el 6 de noviembre, aniversario de la Revolución, encabezó un
grandioso desfile de las tropas del Ejército Rojo que inmediatamente después de
su paso por la tribuna de honor, se dirigían al frente de combate distante unos
cuantos kilómetros de la Plaza Roja y pronunció otro histórico discurso. En
este nuevo discurso, Stalin, cuando las tropas alemanas estaban en los
arrabales de Moscú, decía:
«Al emprender el ataque contra nuestro país,
los invasores fascistas alemanes calculaban que podrían, sin duda,
"acabar" con la Unión Soviética en mes y medio o dos meses y que en
este corto tiempo llegarían hasta los Urales. Hay que añadir que los alemanes
no ocultaban este plan de victoria relámpago, sino que, por el contrario, lo
anunciaban a bombo y platillos. Pero los hechos, sin embargo, han demostrado
toda la ligereza y falta de fundamento del plan relámpago. Hoy este plan
desquiciado hay que considerarlo completamente fracasado...» (3)
Jamás hubo pánico en Moscú ni en el Kremlin
por la cercanía de las fuerzas acorazadas de los nazis. Stalin infundió tal
confianza en el pueblo y en los combatientes que la ciudad esperó estoicamente
los embates furiosos de la bestia fascista. En torno a estos puntos tenemos la
palabra autorizada del Mariscal G. Zhukov que nos dice en sus memorias:
«Después de morir Stalin surgieron versiones
de que en la noche del 21 al 22 de junio varios comandantes jefes y sus Estados
Mayores sin sospechar nada dormían plácidamente o se divertían sin
preocupaciones. Eso no
corresponde a la realidad. La última noche de paz fue muy distinta.....
Dicen que en la primera semana de la guerra
Stalin se desconcertó tanto que no pudo ni siquiera pronunciar su famoso
discurso por radio y confió su intervención a Molotov. Esa opinión no responde a la
realidad. Es cierto que en las primeras horas Stalin se desconcertó. Pero no
tardó en rehacerse y trabajaba con gran energía....
En los últimos años se le acostumbra a acusar
a Stalin de no haber dado instrucciones para trasladar el grueso de nuestras
tropas de la profundidad del país con objeto de hacer frente y rechazar el
golpe enemigo. No me atrevo a
afirmar lo que pudo ocurrir si se hubiera hecho eso, si habría sido mejor o
peor...» (4) (Subrayados nuestros)
La maquinaria nazi, poderosamente acorazada,
con tácticas genocidas de no dejar piedra sobre piedra, acometió brutalmente
contra el suelo soviético, llegando hasta las proximidades de Moscú. Stalin
impertérrito permaneció en el Kremlin y no se produjo ninguna manifestación de
pánico, todos los soviéticos sabían que el Jefe Supremo se encontraba, como
siempre, en su despacho dirigiendo la guerra. Así lo confirman testigos de
primer valor como el Mariscal Zhukov:
«Me preguntan a menudo por el papel de Stalin
durante la batalla de Moscú. Stalin permaneció todo este tiempo en Moscú,
organizando las fuerzas y los medios para derrotar al enemigo. Hay que reconocer sus méritos. Al frente del Comité de Defensa del
Estado y apoyándose en los dirigentes de los comisariados del pueblo realizó un
trabajo colosal en la creación de las necesarias reservas estratégicas y medios
materiales y técnicos para asegurar la contraofensiva en el frente de Moscú.
Con sus duras exigencias conseguía,
puede decirse, casi lo imposible....» (5) (Subrayado nuestro.)
El Ejército Rojo al mando de Stalin derrotó
la ofensiva nazi contra Moscú en la primera gran victoria soviética. La segunda
arremetida de los nazis en 1942, se dirigió contra la ciudad de Stalin
(Stalingrado), pues sacando todas las fuerzas disponibles y realizando el más
grande esfuerzo estratégico, Hitler pretendió romper el flanco sur y envolver
por detrás a Moscú.
La batalla de Stalingrado constituye la
afirmación más contundente de la fuerza, la resolución, la tenacidad, el
heroísmo y la entrega de todo un pueblo contra una bestial agresión. En
Stalingrado aparecieron los heroicos francotiradores Vasili Zaitzev y Ludmila
Pablichenko que hacían estragos entre la oficialidad nazi.
Stalin, al mando del Ejército y el pueblo, con
mariscales de la talla de Zhukov,
Timoshenko, Rokossovski y otros, logró lo que parecía imposible: infligir la
derrota más decisiva y sensacional de la guerra, dando comienzo a la debacle
definitiva del nazi-fascismo alemán. Se había desplegado aquel aforismo de
Stalin:
“Los comunistas somos hombres de un temple
especial” (6)
De este modo inmensamente heroico, el
Ejército Rojo del gran Stalin, hizo morder el polvo de la derrota destrozando
materialmente toda la maquinaria bélica genocida del demente dictador alemán
venciendo en las homéricas batallas de Leningrado liberado después de tres años
de cerco implacable y Kursk, la batalla de tanques más grande la historia.
Los primeros días de mayo 45, la vanguardia
rodeaba Berlín y se acercaba raudamente al bunker de Hitler en la Cancillería
del Tercer Reich y en instantes en que el despreciable sargento de segunda se
suicidaba cobardemente para no enfrentar el juicio de la historia. Finalmente
llegaría la gran ofensiva soviética sobre Berlín para dar término a la Gran
Guerra Patria. La toma de Berlín, por las tropas del Ejército Rojo, constituye
otro de los actos heroicos más trascendentales de la historia de la humanidad.
El nazi-fascismo hitleriano aplastado por las
fuerzas del Ejército Rojo, sin embargo no murió definitivamente sobreviviendo
en los substratos de la “conciencia” de las clases dominantes europeas. Vivió
clandestinamente durante medio siglo agazapado pretendiendo volver a sus
“hazañas”.
Sería muy largo referirse con más detalle a
la interpretación científica del papel de Stalin, del Partido Comunista, del
Ejército Rojo y de los pueblos soviéticos en la guerra.
Hacemos este recuento histórico ahora en 2017,
cuando la bestia parda de la mano del imperialismo yanqui, una “unión
europea racista” y su brazo armado la OTAN, tratan de revivir el cadáver
insepulto del nazi-fascismo para agredir a los pueblos pacíficos del mundo como
ocurre en la actualidad en Ucrania.
“El ejemplo alemán ya se esfuma, ahora en los
cuatro extremos del mundo, los supervivientes y los nostálgicos del nazismo
lanzan otra vez, sus gérmenes mortales…Si a los hombres les falta la memoria,
si esas circunstancias propicias, unos tiempos agitados o la ausencia de diques
suficientemente sólidos lo permiten, la marejada podría desbordarse de
nuevo…Entonces… ¿quiénes serán las próximas víctimas? (7)
Y si observamos lo que ha ocurrido hace un
año en Odessa, podemos repetir:
“Los crímenes del nazismo no son los de un
pueblo… En período normal, sus malos instintos permanecen arrinconados… Pero si
viene un régimen que no sólo libera esos impulsos sino que los hace pasar como
verdaderas virtudes, entonces, del fondo insondable del tiempo, asoman las
fauces de la fiera bajo la máscara frágil del ser civilizado, desgarra esa
débil corteza y lanza el
aullido de muerte de los tiempos olvidados…” (8)
“El nazi-fascismo no pasará”, como proclamaban nuestros camaradas de las Brigadas
Internacionales de España.
El nazi-fascismo será nuevamente derrotado
por el comunismo y el coraje de los “hombres de un temple especial”.
Notas bibliográficas
1.
Confesión de Hitler a sus
generales de su intención de atacar a la URSS,
2. Discurso de Stalin el 3 de julio de
1941.
3. Informe de Stalin en la sesión solemne
de Soviet Supremo el 6 de noviembre de 1941.
4. Zhukov, Gueorgui. “Memorias y
Reflexiones”. Segundo Tomo.
5. Zhukov. Citada,
6. Juramento de Stalin en el entierro de
Lenin.
7. Delarue, Jacques. “Historia de la
Gestapo”. Pág. 422.
8. Idem. Pág. 28 y 29.
PCmlm.
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