12-07-16
N. No. 389.
“Minas,
balas y gringos” II.
LA
BATALLA DE IRUPATA
“A mediados
de 1963, las demandas de los economistas
encajaban con la creciente militarización del programa de cooperación
más grande de Washington y con el creciente papel de la CIA como apoyo del
aparato represivo del presidente Víctor Paz. Esto culminó en una operación
encubierta financiada por EE UU, consistente en el envío de una milicia
indígena contra el campamento minero de Siglo XX, con la aprobación de la Casa
Blanca y bajo los auspicios oficiales de la Alianza para el Progreso.” (1)
“Una semana
después (de la visita del General
Barrientos a Estados Unidos en mayo de 1963), el gobierno estadounidense
aprobaría una operación encubierta para condicionar la ayuda económica a la ELIMINACION FISICA DE LOS LÍDERES
COMUNISTAS de los campamentos mineros. Para llevar a cabo esta misión,
ISAID proporcionó armamento, en julio del mismo año, con el propósito de
equipar a una milicia campesina que se enfrentara a los mineros y, en palabras
de Barrientos, “eliminar” a los dirigentes mineros de Siglo XX, FEDERICO ESCOBAR E
IRINEO PIMENTEL…” (2)
Está pues definitivamente claro que la intención
última del imperialismo y de Paz Estenssoro era la de asesinar a Escobar y a
Pimentel, su íntimo compañero de armas. La milicia campesina organizada por el
Gobierno en complicidad con USAID, recibió un equipo militar por un valor de $
110 000 y tuvo como dirigente al diputado del MNR, Wilge Nery que fortalecido
con la presencia de un contingente de la
guardia presidencial, estableció su comando a 36 kilómetros de Siglo XX, en el
pueblo de Irupata.
Nery era el
responsable de la manipulación y creación que hizo el gobierno de una supuesta
enemistad entre las comunidades campesinas de los Jukumani y los Laymes, que se
enfrentaron sangrientamente para opacar la verdadera causa que era la de
“eliminar” a los dirigentes comunistas de Siglo XX, en medio del caos ocasionado
precisamente por las rencillas artificiales entre comunarios.
“El 23 de julio,
Stephanski envió otro cable restringido a Rusk, Martin y Moscoso, solicitando
equipo militar por un valor de 110 mil dólares –que se obtendrían del fondo de
contingencia de cuatro millones— para equipar, en parte, la milicia de Nery. El embarque propuesto
incluía 4 500 granadas de gas lacrimógeno, 200 ametralladoras semiautomáticas
M-1, 200 mil cartuchos, 50 mil cartuchos de municiones calibre 38 especial y
12.500 cartuchos de escopeta. El día siguiente Stephanski recomendó que todo el
envío sea llevado en helicóptero inmediatamente para apoyar la acción de
seguridad interior prevista.” (3). Horas más tarde, el ministro Arze Murillo
enviaba un contingente de la guardia presidencial para entregar las armas
estadounidenses a la milicia de Nery.” (4)
“José
Antonio Arce Murillo, Ministro de gobierno, que desde mayo era un estrecha
contacto de la CIA, le explicó a Stephanski (embajador yanqui) que esta
operación militar “casi seguro” provocaría una huelga general de mineros” y que
el derramamiento de sangre subsiguiente crearía el pretexto para que los
militares se “trasladen a las zonas mineras a fin de restaurar el orden y eliminar a líderes comunistas e
izquierdistas de las minas…” (5)
El Sindicato minero de Siglo XX, comprendiendo que
era inminente un ataque militar en toda la regla, dispuso que sus milicias
atacaran sorpresivamente el campamento mercenario a media mañana del 29 de
julio. La milicia minera al mando de Octavio Torrico tomó posiciones alrededor
de las 4 a.m. Torrico alzó la voz e intimó a los de Nery a entregar las armas,
Nery medio ebrio, respondió que si querían armas debían venir a buscarlas, ¡carajo
comunistas!. Cuando Torrico mandó lanzar dinamitas a la vivienda de Nery,
éste anunció su rendición. Entonces
Torrico y dos de sus camaradas se acercaron a la casa, pero fueron derribados
por el fuego de ametralladoras de los paramilitares. La información no aclara
cuál fue la situación del valeroso comandante minero Torrico. El contraataque
de los mineros fue avasallador diezmando a la milicia mercenaria y capturando a
Nery que luego de un largo debate se decidió su ejecución.
La batalla, como se ve, fue sangrienta lográndose la
derrota de los mercenarios y la muerte de su jefe Wilge Nery.
Esta singular batalla de autodefensa de los mineros
de Siglo XX, frente a la agresión del Imperialismo coaligado con el Gobierno
títere de Paz Estenssoro, ha estado completamente escondida por el Gobierno y
debemos declarar hidalgamente que no la conocimos, el ocultamiento revela la
vergüenza del gobierno al propiciar un ataque militar financiado por una
potencia extranjera contra un sindicato revolucionario que defendía la
soberanía nacional y los derechos legítimos de los trabajadores mineros que se
oponían al Plan Triangular.
Notas.
Todas las notas corresponden a la obra citada y en
las mismas vienen las fuentes oficiales del gobierno norteamericano y del
gobierno boliviano.
1.
Pág. 136.
2.
Pág. 128.
3.
Pág. 142.
4.
Pág. 143.
5.
Pág. 142.
PCmlm.
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