Miércoles, 21/10/2015
Traición!: bases secretas norteamericanas en
Perú
Por: Nil Nikandrov
Durante su postulación a la presidencia del Perú,
Ollanta Moisés Humala empleó consignas populistas. Hugo Chávez, el fallecido
presidente de Venezuela, demostró gran reticencia para referirse a él.
Obviamente, el entonces presidente de Venezuela no confiaba en él. Y quedó
demostrado cuánta razón tenía.
Se trata de un escenario de rutina en América
Latina: el político que comienza a perder el apoyo público trata de mejorar su
imagen pública en casa y en el exterior con la ayuda de Estados Unidos. El
"asistente" persigue sus propios fines y la soberanía nacional es el
precio que hay que pagar. Sin duda alguna el presidente peruano Ollanta Moisés
Humala es uno de los políticos controlados por Washington. Humala está listo
para hacer cualquier cosa con tal de conservar su posición.
Según un sondeo del GfK (Instituto Internacional
de Investigación Social y de Mercado) realizado durante el mes de septiembre, la
tasa de aceptación del presidente cayó en un 12 por ciento, el nivel más bajo
desde que llegó a la presidencia.
La tasa de rechazo al presidente alcanzó el 85
por ciento. El escándalo por corrupción involucrando a la Primera Dama, dañó la
imagen de Humala. Nadine Heredia está siendo investigada por supuesto lavado de
dinero.
Supuestamente los fondos fueron utilizados para
financiar la campaña electoral de Ollanta Humala. Este y los magnates de su
círculo íntimo quieren que Nadine sea la próxima presidenta con el objeto de
continuar con la implementación de las reformas neo-liberales iniciadas por su
marido. Estos planes estimulan aun más las llamas del descontento.
El presidente norteamericano, Barack Obama,
recientemente señaló que Lima es un aliado confiable de Estados Unidos.
También alabó al Perú diciendo que era la
"envidia" del mundo debido a su impresionante crecimiento económico.
Los funcionarios norteamericanos no escatiman halagos para el presidente
Humala. En agradecimiento, Humala a su vez coopera con Obama colaborando en el
cumplimiento de su misión geopolítica la cual incluye al Perú como una posición
segura en América Latina.
La política de Humala que traiciona los intereses
nacionales, ha provocado gran indignación en el país. Ha habido casos en que
gente ha lanzado huevos y piedras al presidente gritándole "traidor".
La intensificación de las actividades del
Pentágono y de los servicios especiales norteamericanos en el país ha
exacerbado aun más la hostilidad hacia el presidente. A comienzos del mes
pasado, miles de peruanos salieron a las calles a protestar contra la
"amistosa" visita portuaria del portaviones norteamericano
"George Washington". Los manifestantes exigían el fin de la
cooperación militar con Estados Unidos. La manifestación culminó con la quema
de la bandera norteamericana frente a la embajada de Estados Unidos en Lima.
Mucha gente recuerda que siete años atrás cuando el presidente lideraba la
oposición peruana, expresaba preocupación por la permanente presencia
norteamericana en el país y sus planes para la construcción de nuevas
instalaciones para las fuerzas armadas de Estados Unidos. En aquellos días,
fustigó las nuevas normas introducidas que permitían la presencia militar
extranjera en territorio peruano. Humala estaba indignado por los nuevos planes
norteamericanos para expandir el Plan Colombia a través de toda la región. El
plan contemplaba la toma de áreas estratégicas en la Amazonía con el objeto de
poner a países vecinos como Ecuador, Venezuela y Bolivia bajo el control de
Estados Unidos. De este modo, paso a paso, Estados Unidos estaba tratando de
transformar al Perú en su "socio estratégico".
Actualmente, el presidente peruano ha cambiado
drásticamente su política implementando las mismas ideas de su predecesor, Alan
García, a quien solía calificar de "anti-patriota". Los gobiernos de
Brasil, Venezuela, Ecuador y de otros países de la región, expresan
abiertamente su preocupación: Humala ha abierto de par en par las puertas de la
región para permitir que Estados Unidos obtenga una posición afianzada en la
Amazonía. En Perú existen bases militares norteamericanas en Iquitos, Nanay y Santa Lucía. Según el
periodista argentino, Atilio Borón, existen otras seis bases secretas militares
de Estados Unidos que se utilizarían para la lucha contra el narcotráfico y el
terrorismo. Este enfoque no incluye a tres ciudades portuarias peruanas que son
permanentemente utilizadas por la Cuarta Flota de Estados Unidos.
Los marines y los operativos de los servicios
especiales de Estados Unidos utilizan las instalaciones ubicadas en los valles
de los ríos Apurimac y Ene. La propaganda norteamericana describe esta región
como un hervidero de inestabilidad conocido por sus actividades
delincuenciales, supuestamente lideradas por los carteles de la droga,
formaciones separatistas de Sendero Luminoso (que alguna vez fue una poderosa
fuerza guerrillera) y buscadores ilegales de oro.
Según estadísticas de la DEA, centenares de kilos
de cocaína y de otros estupefacientes son exportados diariamente desde la
Amazonía hacia Estados Unidos y Europa.
El ejército peruano y la policía nacional han
sido siempre capaces de contrarrestar el narcotráfico con sus propios medios,
pero el esfuerzo propagandístico norteamericano ha sido demasiado fuerte. Perú
ha capitulado y ha aceptado que la Amazonía es la región desde donde emana la
verdadera amenaza. Es así como Estados Unidos ha logrado participar en las
operaciones contra el terrorismo y el narcotráfico en Perú.
Resulta sorprendente que las intensas actividades
que Estados Unidos despliega en la Amazonía peruana no logren demostrar logros
tangibles durante los últimos diez años. La presencia de Estados Unidos está
creciendo pero los resultados son muy dudosos: La cocaína producida en Perú es
con frecuencia confiscada en Bolivia, Venezuela y Ecuador. La DEA y el
Departamento de Estado utilizan los éxitos alcanzados por los "regímenes
populistas" en la lucha contra el narcotráfico solo para tildarlos de…
¡ineficientes!
Del mismo modo, Estados Unidos no escatima elogios
para el Perú. El embajador norteamericano en Perú, Brian A. Nichols declaró
recientemente que el gobierno de Ollanta Humala encabeza la lucha contra el
narcotráfico en América Latina. Según él, "El año pasado fue un año
notable, varios records fueron superados en la erradicación del cultivo de la
hoja de coca, la interdicción de los insumos químicos y el control de la
cocaína lista para ser exportada, de tal modo que Perú es el líder en la
región", lo declaró a la Agencia Andina de noticias. El embajador indicó
que 25 mil hectáreas han sido despejadas en lo que va de año y sostiene que las
cifras del año pasado serán superadas. "Tenemos la ferviente esperanza que
superaremos el record de las 31 mil hectáreas despejadas el año pasado",
remató. Nichols dijo que Estados Unidos analiza el nuevo escenario y
posteriormente dará a conocer su opinión. Reafirmó que ambas naciones son
"aliadas y amigas" en la lucha contra al narcotráfico. "El Perú
está firmemente comprometido para actuar no solo dentro de su territorio, sino
también en la Organización de Estados Americanos, OEA y en la Organización de
Naciones Unidas, ONU", señaló. De esta manera, el embajador norteamericano
confirma que Humala incondicionalmente debería apoyar la posición internacional
de Estados Unidos sobre el problema del tráfico de estupefacientes.
Los expertos señalan que el Pentágono prioriza en
Perú las pequeñas instalaciones militares debido a que estas no podrían tomarse
como bases operativas adelantadas. Los norteamericanos las llaman "instalaciones
de seguridad cooperativa" (CSL sigla en inglés) o "instalaciones
operativas adelantadas" (FOS sigla en inglés). Estas instalaciones son a
menudo utilizadas para brindar cobertura para las actividades de la Agencia
Central de Inteligencia, la inteligencia militar y la DEA. Formalmente, estas
instalaciones construidas por unidades de ingeniería del ejército
norteamericano se encuentran bajo el control operativo de la fuerza armada
peruana. En la realidad, quien las dirige es Estados Unidos. Las instalaciones
CSL y FOS podrían ser transformadas en grandes bases operativas si fuera
necesario. Las instalaciones son pequeñas en tamaño lo cual permite a la
dirección política y militar del Perú negar el hecho obvio de la existencia de
bases militares norteamericanas en el país.
Los ministerios de relaciones exteriores de
Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia piensan que la expansión de la
presencia militar norteamericana en la Amazonía constituye una amenaza para la
seguridad nacional de sus países.
El número de instructores militares
norteamericanos está aumentando y más armamento está siendo introducido en el
país bajo el pretexto de la necesidad de luchar contra el narcotráfico.
Las actividades de recolección de inteligencia se
están intensificando. La parte brasileña de la Amazonía se ha convertido en el
blanco fundamental de los servicios especiales norteamericanos.
Luego del escándalo de espionaje que se desató
cuando se supo que el alto gobierno de Brasil estaba bajo vigilancia norteamericana,
Estados Unidos incrementó el uso de las oportunidades aportadas por el
"aliado regional" para monitorear los eventos en aquel país.
Actualmente, Brasil está soportando una grave
crisis económica y social. El gobierno de Obama ha endurecido su política hacia
el gobierno de Dilma Rousseff. Los esfuerzos norteamericanos para lograr la
renuncia de la presidenta brasileña, que son minuciosamente orquestados a
través de "protestas" por parte de la oposición y agentes de
organizaciones no gubernamentales, han fracasado. Vale la pena notar que
Estados Unidos ha tratado de reanimar los debates "sobre los problemas de
la Amazonía" con el telón de fondo de las protestas. La tesis inicial
resulta evidente: es imposible hacer frente a las "tendencias
destructivas" en la región sin contar con Estados Unidos.
El portaviones norteamericano "George
Washington" visitó el Perú a comienzos de este mes. La verdadera misión de
este grupo de ataque aéreo difícilmente será conocida en el futuro cercano.
Nadie en el Perú puede decir con certeza qué tipo
de personal y equipamiento traía el portaviones para las instalaciones
militares en la Amazonía. Este problema está siendo ampliamente discutido en
los medios peruanos. Las redes publicitarias ofrecen diferentes versiones, incluso
que el Pentágono planea la preparación de instalaciones de apoyo para dispersar
armamento nuclear en caso de una guerra mundial. Nadie entre aquellos que han
participado en las discusiones ha expresado alguna duda en torno a que el
Pentágono sería capaz de asumir semejante riesgosa aventura. Y ese es el
aspecto más preocupante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario