GAZA: MASACRE DE COLOSALES DIMENSIONES
Raúl Peñaranda
U. Miércoles, Julio 30, 2014 - 13:48
Sigue la masacre de palestinos en la Franja de Gaza. Las muertes ya no
se cuentan por decenas, ni siquiera por centenas, sino por miles. Al ritmo
actual de esta matanza habrá muerto una persona en el tiempo que usted,
estimado lector, tome en leer esta columna. Puede ser un niño, quienes
representan un tercio de los fallecidos. Y con casi toda certeza será un
civil inocente, una madre que lleva a su niño a un campo de refugiados, un
anciano que no puede correr, un médico que atienda a heridos, un profesor que
trata de calmar a los alumnos de primer grado. Las bombas israelíes han
destruido centros de refugiados, colegios, mezquitas, hospitales, generadores
eléctricos, carreteras, supermercados, barrios enteros…
La saña y la ceguera del Estado de Israel en esta última asonada
contra la Franja del Gaza no tienen parangón. Israel ha cometido en el pasado
crímenes de guerra pero lo que experimentan, en estos precisos momentos, los
habitantes de Gaza es inédito aún para los bárbaros estándares de la
ocupación de Palestina.
Las autoridades israelíes piden a los habitantes de la zona que
desocupen sus casas antes de cada ataque aéreo, en una atroz muestra de
crueldad: ellas saben que esas personas no tienen donde ir porque Gaza es una
gran cárcel, de 41 kilómetros de largo, cercada por el Gobierno israelí
incluso en el mar, donde su Armada impide también la circulación de barcos.
Gaza es la cárcel más grande del mundo y, peor, es bombardeada durante la
noche por misiles de última generación.
Pero es doblemente cruel la demanda israelí de que los civiles
abandonen sus casas porque sus bombas también han hecho volar por los aires
los lugares de refugio que están bajo control de las NNUU. Ni la playa
es un lugar seguro: allí murieron por la llegada de un misil cuatro niños que
corrían por la arena.
El Estado israelí ejerce una política en la que no hay ninguna
posibilidad de salida que no sea la destrucción del pueblo palestino: por un
lado cerca a Gaza, impidiendo el comercio y la circulación de personas,
imponiéndose el derecho de ser la única entidad con capacidad de llevar las
donaciones que obtiene NNUU.
Pero al mismo tiempo de cercar y bloquear a Gaza, le exige a su población
que no proteste, que acepte la ocupación, que se mantenga pacífica. Si algo
ayuda a que Hamas, el grupo político que gobierna Gaza, sea cada vez más
radical y promueva actos de terrorismo es justamente la ocupación israelí.
Desde 1948, cuando se creó el Estado de Israel, los palestinos han perdido
más o menos el 90% de la tierra que solían tener. Hoy, además de Gaza, están
en Cisjordania, una zona también cercada por un muro (pero que tiene salida
hacia Jordania) y rodeada de asentamientos judíos considerados ilegales por
NNUU.
Israel califica a Hamas como una entidad terrorista. Lo es, porque
ataca a objetivos civiles. Sin embargo, el Estado de Israel hace exactamente
eso, pero en proporciones mucho mayores: en el caso actual han muerto unos
1.300 palestinos contra 50 israelíes. Un muerto israelí por 24 palestinos. En
el caso de los civiles es todavía peor: es un muerto de Israel por cien de
Gaza.
Esta ha sido la constante desde 1948. En cada enfrentamiento, en cada
sublevación, en cada ataque a Gaza o Cisjordania, los muertos palestinos son
diez o cien veces mayores en número que los de su adversario. Por eso no se
puede hablar de “guerra”, sino de ocupación y ataque.
Se dice que Hamas es responsable de esta situación. Yo lo pongo en
duda. Al Fatah, que gobierna Cisjordania, es una entidad política pacifista,
que ha desechado totalmente la vía violenta. Pero el régimen al que es
sometida por Israel es casi igualmente criticable. Así que aceptar la vía del
diálogo y la paz tampoco le sirve a los palestinos para lograr su objetivo
último: tener un Estado. Israel lo impedirá siempre porque, en el fondo, sus
gobernantes no creen que ese sea un derecho palestino. Ese es el tema
central. Israel cree que esa tierra debe ser solo judía.
Si usted llegó hasta aquí, en lo que le tomó la lectura de esta
columna, es posible que una persona inocente haya muerto por una bomba
israelí.
Raúl Peñaranda U. es periodista, tomado de ERBOL
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Nota de MB:
Si un periodista claramente identificado con
la derecha bolviana tiene estos conceptos correctos, resulta pues que el
genocidio de Gaza a colmado los límites de la tolerancia internacional.
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