26-10-13
Int.
No. 172.
Los
últimos y trágicos acontecimientos de la mafiosa emboscada del narcotráfico en
la zona de Apolo norte del departamento de La Paz, han puesto una vez más y
como si fuera poco, a la luz la catastrófica derrota de una estrategia mundial
concebida por el Imperialismo para su guerra falsa antinarcóticos. Lo más
peligroso en el caso boliviano es que la “defensa” armada no solamente de los
cultivos excedentarios, sino de la propia producción de droga, se incremente en
zonas como Apolo donde evidentemente campea la pobreza extrema que induce a los
campesinos a dedicarse a las operaciones de cooperación con el narcotráfico e
incluso a comprometerse con aquella “defensa” armada del negocio.
Como todos sabemos muy bien, en
el sistema y el modo de producción capitalistas cualquier actividad comercial e
industrial que origine grandes ganancias y beneficios, surgirá y crecerá hasta
adquirir proporciones enormes. Pues, el narcotráfico genera astronómicas y por
decir lo menos, grandes ganancias a las empresas (cárteles) que se dedican a
las operaciones, a la producción, exportación y comercialización de drogas en
todo el mundo al amparo de un sistema económico social que constituye la base de
esos negocios. En una palabra mientras vivamos “en el capitalismo”, no podremos librarnos jamás completamente del
narcotráfico, como no podremos librarnos del armamentismo criminal, del negocio
de personas, del negocio de órganos humanos, de la trata de blancas y de todo
negocio ilícito que “florece” precisamente en y por el capitalismo.
Ahora
bien, desde hace un medio siglo o poco más, la estrategia de la “guerra contra las drogas” que tuvo su
origen en los Estados Unidos, ha sufrido serios y continuados reveses y lejos,
muy lejos, de lograr por lo menos una disminución apreciable del negocio
ilícito -pero ligado estrechamente a la lógica capitalista-, ha sufrido
derrotas que adquieren proporciones muy elevadas.
La
actual estrategia mundial, entonces, constituye como lo hemos afirmado muchas
veces, una verdadera “guerra falsa”
que lo único que consigue es la propagación creciente del negocio y de la
verdadera conversión de los países donde logra imponerse, en auténticos narco-estados
como los casos patéticos de México y Colombia.
¿Por
qué decimos que la actual estrategia antinarcóticos es una “guerra falsa”?,
pues simplemente porque lo único que ocurre es que las bandas fuertemente
armadas, las mafias y cárteles de la droga no hacen sino aumentar su potencia en
lugar de disminuir y por otra parte el hecho probado de que la famosa DEA no es
más que un organismo que combate sola y únicamente a los competidores de sus
propios negocios, aumenta drásticamente la peligrosidad de esa empresa ilícita
pero orgánicamente ligada al capitalismo.
En
una oportunidad, nuestro Partido propició un principio general que no fue del
agrado, naturalmente, de la política norteamericana de su guerra falsa que le
proporciona triples ganancias, por una parte los beneficios mismos del narco-comercio,
el lavado bancario de los dólares y los recursos destinados por los Estados para
implementar esa política que da “trabajo” a su famosa y tristemente célebre
DEA.
En
este sentido, la propuesta de nuestro Partido consistió en comenzar una
concientización a nivel planetario de la LEGALIZACIÓN del negocio de las drogas a fin de lograr la
desaparición de las mafias, de los cárteles y de toda actividad ilícita,
naturalmente con un control necesario de la comercialización legal de esos
productos.
Ya
podemos apreciar que, por ejemplo, en muchos países ya se ha legalizado el
comercio de la marihuana con resultados positivos, pues sin reportar un aumento
de la drogadicción ha hecho imposible el negocio ilegal y sus consecuencias
criminales conocidas.
Una
cosa es innegable: no se puede continuar con una política “guerrerista” que de perpetuarse en el tiempo ocasionará muchísimas
víctimas inocentes precisamente en los sectores más empobrecidos de Bolivia.
PCmlm
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