20-09-13
Int.
No. 185
PROSIGUE LA ARROGANCIA IMPERIAL YANQUI
Las informaciones del día nos traen la noticia de que el
Gobierno de los Estados Unidos ha prohibido el sobrevuelo de la nave
presidencial venezolana de Rafael Maduro Moros por los cielos de su colonia
Puerto Rico en su viaje a la China Popular en uso legítimo de la libertad de
navegación aérea mucho más de una aeronave de rango presidencial.
La arrogancia imperial está tocando todos los límites con la
complacencia de la famosa y tristemente célebre “comunidad internacional”
que se ha reducido ahora a la voluntad de los gobiernos fascistas de los
Estados Unidos.
La guerra abierta declarada por los Estados Unidos a los
gobiernos que no son de su agrado, tiene su expresión en la consideración de
todo el planeta como de su exclusiva propiedad. Esta situación internacional no
puede ser tolerada por la mayoría absoluta de los países y Estados del mundo
que rechazan estas actitudes típicamente imperiales.
La decepción imperialista de no poder arrasar completamente
Siria, como lo hizo con Irak y Libia, con sus misiles lanzados contra la
población civil y sobre todo sobre las instalaciones nucleares y de gases que
posee legítimamente Siria, como lo tienen todos los Estados como ser Israel,
Francia, Reino unido, Rusia, etc. etc.; está desembocando en una paranoia
peligrosísima que tiende de todos modos a la agresión abierta para provocar la
guerra contra los pueblos.
Pero no solamente ahora se “prohíbe” utilizar los cielos
abiertos del planeta a determinados Estados y países, sino que se niega visas
para el ingreso de las delegaciones que asisten a las reuniones mundiales que
convoca la Organización de las Naciones Unidas.
Resulta que ahora los gobiernos tienen que solicitar permiso, que puede ser
negado, a los imperialistas para poder asistir a reuniones internacionales que
les asiste con todo derecho a los gobiernos soberanos e independientes.
Nuestro gobierno debe iniciar una gran campaña, como aquella
que ya inició Indonesia cuando era agredida para trasladar la sede de las
Naciones Unidas a un país democrático que otorgue plenas garantías a TODAS las delegaciones nacionales que asisten a sus
reuniones.
En estos momentos se vienen realizando los períodos anuales
ordinarios de la Asamblea General que debiera ser verdaderamente el organismo
máximo de autoridad supranacional y no el famoso y tristemente célebre “Consejo
de Seguridad” que se ha convertido en el instrumento directo de agresión
a los pueblos.
La sede de la ONU debe ser trasladada a otra nación o en su
defecto se debe iniciar un movimiento internacional para sabotear
definitivamente a esa ONU que se ha convertido en un dócil instrumento del
poder imperial.
PCmlm
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