lunes, 21 de julio de 2014

CANDIDATOS


17-07-14
N. No. 298.
CANDIDATOS
(Por Mario Javier Astorga M.) Tarija.
A propósito de los trajines y avatares que estarán atravesando los responsables de elaborar las listas para candidatos que vayan a representar a los diferentes partidos políticos que terciarán en las elecciones del próximo octubre.
Nos imaginamos que recurrirán a los métodos científicos (estadísticas, censos, encuestas y otros), a la experiencia o en último caso al mínimo sentido común para llegar a feliz término en las tan preciadas listas de candidatos (cada uno de estos a su vez propondrá y prometerá salvar a Bolivia y dejar sus mejores esfuerzos al servicio de su querida Patria).
Para nosotros los que estamos afiliados al Proceso de Cambio desde sus inicios, o sea por lo menos desde la resistencia a las dictaduras que asolaron nuestra Abya Yala, estos procesos eleccionarios los conocemos muy bien, podemos recordar sin ir muy lejos, la época del fin de la septenio banzerista en donde después de muchos años de proscripción la ciudadanía tuvo oportunidad  de votar por su presidente pero también por  asambleístas nacionales.
No nos olvidamos de aquellos militantes de un partido de izquierda que proponían aliarse con la derecha con el objetivo de asimilarlos, el resultado fue al revés. Luego en la época de la recuperación de la democracia asistimos a varios de estos procesos eleccionarios. No nos olvidamos de los ríos de sangre que tan entusiastamente cruzaron los militantes de una tienda política al momento afortunadamente desaparecida. Nuestra ilusión al votar por una alternativa de izquierda pasaba siempre por elegir a representantes revolucionarios comprometidos con el Proceso de cambio. De esta manera que vimos en el Parlamento  a brillantes diputados como es el caso del compañero Marcelo Quiroga Santa Cruz entre otros de similar talla.
Pero también tuvimos dentro de los partidos de izquierda de esa época otros que no vale la pena nombrarlos ya que sólo llegaron por alguna clase de prebenda y por la corrupción de los dirigentes encargados de elegir a estos nuestros representantes. Fue la época también de buscar alternativas de representación indígena y de las mujeres fue así que ya en esos parlamentos se vio el poncho, la ojota, los vestidos y las polleras.
Pero fue a partir de la llegada del presidente Evo que este proceso eleccionario se consolidó a partir de una democracia casi total en cuanto a participación de los excluidos. Entonces nosotros (los afiliados al Proceso de Cambio) nos empezamos a ilusionar (nuevamente) creyendo que a través de procesos eleccionarios se podría llegar poco a poco a transformar revolucionariamente la sociedad actual. Aunque no en su totalidad, los representantes a parlamentarios en un principio eran genuinos representantes del bloque revolucionario que se conformó para combatir y derrotar al neoliberalismo, es decir de obreros, indígenas, campesinos, afro bolivianos, intelectuales de clase media, todos impregnados por el nuevo aire, anti-neoliberal, anti-imperialista, anti-colonial y por la recuperación de nuestra patria.
Por todo ello nosotros (los afiliados al Proceso de Cambio) estamos seguros de que los que tienen en sus espaldas la difícil labor de elaborar listas de candidatos respetarán la lucha de los mártires por la democracia, por los mártires de la guerra del agua, de la guerra del gas y otras luchas del pueblo a la hora de elegir a nuestros candidatos y seguros estamos de que el criterio revolucionario primará en la elección final.
De lo contrario estaríamos atravesando el triste camino de todos los partidos de izquierda que renunciaron al Cambio y se apegaron a la corriente que los sociólogos llaman populismo que en nuestra América empezaron en la izquierda y terminaron en los brazos de la derecha y el imperialismo. Estos responsables de elaborar tales listas deben entender que las elecciones son parte del camino  a la revolución, no es la revolución misma, por lo tanto una victoria electoral políticamente puede ser simplemente circunstancial si no elegimos representantes  capaces de llevar a buen puerto nuestras premisas revolucionarias, y en un futuro cercano puede conducirnos a una derrota catastrófica del propio Proceso de Cambio que importa mucho más que un acto eleccionario.
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