29-04-13
No. 223
Una comparación conveniente y
necesaria.
Estos dos nombres de
dos regiones apartadas de la amazonía boliviana, constituyen dos hechos
históricos que resumen el carácter que tiene la manipulación mediática y la reversión
de la verdad histórica hasta el extremo del absurdo.
Efectivamente, el
Porvenir es una pequeña localidad muy cercana a la capital pandina, Cobija y
fue el escenario de una verdadera masacre protagonizada por los funcionarios de
la entonces Prefectura del Departamento de Pando a las órdenes de Leopoldo
Fernández, el 11 de septiembre de 2008.
Una marcha campesina
que pretendía llegar a la capital Cobija para rescatar las oficinas del Servicio
que había sido asaltado por las hordas fascistas como parte
del gran complot reaccionario que pretendía derrocar al Gobierno del MAS, se vio
súbitamente detenida en El Porvenir por una gran zanja cavada por ordenes prefecturales
a fin de evitar la continuidad de la marcha.
El saldo macabro de la
agresión de los funcionarios prefecturales armados con carabinas, fusiles y
otras armas de fuego letales, fue una quincena de muertos y varias decenas de
heridos campesinos y otros tantos desaparecidos, además de un funcionario
prefectural que fue alcanzado por disparos de sus propios cómplices.
Hoy, a cinco años de la
Masacre del Porvenir, el señor Leopoldo Fernández, en los medios de
comunicación que tienen los reaccionarios a su servicio a toda hora y todo el
tiempo, anuncia que los hechos de El Porvenir, fueron un “montaje” realizado por el ministro
Quintana. Sin el menor rubor, Fernández intenta tapar el sol con un dedo, pues el
señor Quintana no estuvo en el lugar, no organizó la marcha campesina, no tiene
nada que ver con esos hechos. Pero la prensa reaccionaria ha convertido una
verdadera masacre en un “montaje” y sostiene que no hubo tal masacre, ni
muertos, ni heridos, ni balacera, sino únicamente una simulación montada por el
gobierno.
Por otro lado,
tenemos Chaparina, una localidad situada en el occidente beniano y muy
cercano a la localidad de Rurrenabaque. Igualmente una marcha indígena y
campesina, pretendía llegar a La Paz, para exigir al Gobierno que el Parque
Nacional y Territorio Indígena Isiboro Sécure (TIPNIS), no fuera dividido por
una carretera que el Gobierno pretendía construir desde Villa Tunari en
Cochabamba hasta San Ignacio de Moxos en el Beni.
Un contingente
policial destacado por el Gobierno intentó convencer primero a los marchistas
de no proseguir su marcha porque de lo contrario podría chocar con otra
movilización de los campesinos colonizadores (actualmente interculturales) que pretendían
lo contrario, es decir, apoyar la construcción de la carretera y detener la
marcha.
La acción policial
fue brutal, efectivamente, se procedió con la violencia propia de las policías
del mundo, a maniatar, golpear, y maltratar a los campesinos e indígenas.
Escenas como las que vimos en Chaparina, las vemos todos los días en la
televisión en Chile contra los estudiantes, en España contra los desocupados,
en Italia, en Grecia, en Chipre, en Francia, en fin en todas partes, todos los
días y a toda hora y nadie en el mundo está hablando de las “masacres”
chilenas, españolas o griegas aunque algunas de ellas se han llevado más de un
muerto.
En Chaparina no hubo
muerto alguno, a pesar de la declaración de la señora Yolanda Herrera,
“Presidente” de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos que muy suelta
del cuerpo, anunciaba que ella había presenciado el “velorio” de dos niños y un
anciano como producto de la acción policial. Jamás la susodicha funcionaria a
sueldo del MSM, desmintió su falsa declaración. Hubieron muchos contusos, eso es
evidente y el Gobierno que actualmente está imposibilitado de usar la fuerza
pública como lo hacen los gobiernos de todo el mundo (algo en lo que no estamos
de acuerdo), no atina a una defensa de su accionar que perfectamente encaja en
las órdenes legítimas de evitar un enfrentamiento
entre campesinos.
Como podemos
apreciar, la mass-media reaccionaria ha volcado totalmente los papeles y llama
masacre a una acción policial ciertamente arbitraria y un montaje a una
verdadera y auténtica masacre.
Como esta nueva
versión de “El Porvenir y Chaparina” que está siendo introducida con fórceps permanentemente en la
conciencia del pueblo, es muy difícil de ser desmontada por la completa hegemonía
que tiene la reacción cavernaria en esos medios, solo resta confiar en que el
peso de la verdad prevalezca sobre la mentira y la calumnia más groseras de la
historia nacional.
PCmlm
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