martes, 2 de abril de 2013

LA IGLESIA CATÓLICA Y SU NUEVO PAPA

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02.04.13

LA IGLESIA CATÓLICA Y SU NUEVO PAPA


La Iglesia Católica es una institución político-religiosa que ha trazado hacen muchos años una línea política que no va a ser cambiada nunca. Representa a la alta jerarquía religiosa que se ha constuido en un verdadero poder mundial que influye, siempre a favor de los intereses de los poderosos del mundo contemporáneo.

De ahí que sea quién sea, el Papa de América Latina, del África, de los países europeos orientales o del Asia, la situación será exactamente la misma. La Iglesia a lado de las potencias mundiales en medio de una demagogia desbordante que solamente llega a los desamparados que no ven solución alguna y ponen sus últimas esperanzas en la buena voluntad de sacerdotes elevados a la dignidad del Papa, pero que siempre harán un desborde escandaloso de hipocresía.

Si existe una institución de carácter universal que practica la hipocresía en alto grado es precisamente la Iglesia Católica.

Sin embargo, debe quedar muy claro que nuestra crítica dura y sincera se refiere a las jerarquías eclesiásticas y no así a los creyentes que con verdadera y auténtica fe en las enseñanzas cristianas abrazan con fervor el catolicismo.

Un verdadero revolucionario, un marxista-leninista, puede tener una honrada y sincera fe en el “más allá” y las promesas de una viva eterna a lado del Dios cristiano. Esto ha ocurrido recientemente cuando el Presidente Hugo Chávez, proclamó su cristianismo, su catolicismo, pero al mismo tiempo demostró en los hechos, en su acción y en sus pensamientos una adhesión completa a la causa de los humildes.

Otro tanto podemos encontrar en sacerdotes como el cura salvadoreño Arnulfo Romero, como el recordado Luís Espinal, como el padre Mauricio  Lefébvre y los curas de la “Teología de la Liberación”, expulsados de la Iglesia por su amor a los pobres por  el papa hitleriano que acaba de renunciar.

En fin, si la máxima de Karl Marx: “La religión es el opio de los Pueblos” tiene una plena vigencia, debemos comprobar que una cosa es el influjo negativo de la sumisión incondicional a la voluntad divina siempre perjudicial a los desamparados, y otra muy diferente, la fe sincera de los que pueden conjugar su fe profunda con la causa inmortal de la revolución socialista.

Finalmente, como hemos podido comprobar en el libro de Horacio Verbitsky (*), el nuevo Papa Bergoglio (Francisco I), ha tenido comprobadas relaciones de complicidad con las dictaduras fascistas argentinas.


(*)  VERBITSKY, Horacio. “La Argentina Católica y Militar”. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2006. Capítulo: “Juan de la Cruz.


PCmlm.

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