28-02-13
LA REVOLUCION
CULTURAL Y LA NECESIDAD DE LA CONTINUIDAD REVOLUCIONARIA.
La experiencia histórica de todos o la mayor parte de los procesos
revolucionarios que se han dado en la historia moderna y contemporánea, nos
enseña que ninguno de ellos puede sostenerse en el tiempo, dando lugar a la
restauración capitalista, si no se consigue revolucionar no solamente las
estructuras económicas de la formación social, sino necesariamente los niveles
super-estructurales.
Todo proceso revolucionario lleva en sus entrañas los vicios y los
defectos de la sociedad anterior capitalista que ha creado lo que llamamos el
“hombre del capitalismo”. Ese hombre que no es el hombre esencial hegeliano,
sino el hombre histórico producto en gran medida del medio social que lo rodea.
El hombre del capitalismo es egoísta, es individualista, es falso, es
hipócrita, es deshonesto, es desleal, en suma es….el hombre del capitalismo.
Entonces, con el hombre del capitalismo no se puede, es imposible
construir la sociedad nueva del socialismo porque por más que se finja
solidaridad, camaradería, desprendimiento y todas las virtudes del hombre
nuevo, saldrán siempre a flote de todos modos, los viejos vicios como la
corrupción y la deshonestidad.
La Revolución Cultural en su versión maoísta representa pues un paso
gigantesco en los terrenos de la cultura, la conciencia social y la mentalidad
nueva que debe irse forjando en el alma misma de la gente. El Che Guevara no habló del “hombre nuevo”,
pero individual, Mao nos habló de la sociedad nueva con “hombres nuevos”.
Por ello mismo, el Presidente Mao, concibió la urgente necesidad de la
Revolución Cultural Proletaria que significa dar una batalla en la conciencia y
en la mentalidad de los hombres. La Revolución Cultural significa que son las
amplias masas las que deciden por encima de las burocracias, que son las masas
en movimiento las que determinan el curso de los acontecimientos y que los
dirigentes deben subordinarse incondicionalmente a ellas.
La revolución cultural no puede ser un slogan, no puede ser una
pancarta, tiene que ser un supremo esfuerzo de lucha por transformar el modo de
pensar, la manera de ver la vida y sobre todo desterrar la corrupción que viene
a ser la mayor y más peligrosa arma de las restauraciones oligárquicas o
francamente capitalistas y neoliberales.
La corrupción es la principal arma que tiene la reacción, la derecha y
el imperialismo para degenerar y corromper movimientos revolucionarios. La
sacralización del dólar que, como sabemos, cada día vale menos, el llamado “sueño americano” que ha hecho
creer a millones de hombres del Tercer Mundo que en Estados Unidos se vive en
el paraíso, son armas poderosas que deben ser combatidas por una Gran Revolución
Cultural.
Hoy mismo cuando todos sabemos y conocemos que en la Europa
capitalista, en los Estados Unidos y principalmente en los países capitalistas
del Mediterráneo como Grecia, Italia, España y Portugal, los trabajadores y el
pueblo en general están viviendo horas trágicas frente a la crisis terminal del
sistema que está destruyendo esas sociedades y está llevándolas a la
desesperación, mucha gente en América Latina y en Bolivia, sigue creyendo en las
bondades del capitalismo que ya es desde hace mucho tiempo un capitalismo
salvaje y genocida.
Entonces, el gran problema de la continuidad de los procesos
revolucionarios es uno de los problemas que todavía no ha sido solucionado, ni
mucho menos.
Los grandes procesos revolucionarios del Siglo XX, que avanzaron tan
victoriosamente durante décadas construyendo el socialismo, fueron revertidos
cuando las dirigencias originales revolucionarias dejaron el escenario
histórico por razones naturales. Los continuadores, en realidad, fueron, casi
siempre los principales restauradores. Esto significa que ni siquiera esos “continuadores”
lograron revolucionar su propia mentalidad y prefirieron, frente a los
problemas, dar marcha atrás y volver al capitalismo que tanto sacrificio costó
derrotarlo. (Jruschov, Gorbachov, Teng Siao-ping, Brejnev, Gomulka, Nagy, etc).
El Siglo XXI es el siglo del final histórico del Sistema Capitalista y
su Modo de Producción. Existe solamente
una alternativa frente a la debacle del sistema, esa alternativa no es otra que
el Socialismo, es decir la transición a la autentica DEMOCRACIA, que es el
COMUNISMO.
PCmlm.
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