Pronunciamiento político No. 146
Desde hace mucho tiempo atrás, venimos comprobando en los hechos, la existencia de una verdadera “quinta columna” en el seno del Gobierno del MAS y en la dirección del proceso de cambio.
Sabemos muy bien que, en la ciencia de la política se conoce el concepto de “quinta columna” como una referencia a la ofensiva franquista que, en la guerra civil española de 1936-39 se dirigía a tomar Madrid con cuatro columnas que amenazaban gravemente a la capital y a los gobiernos republicanos. Además existía una “quinta” columna que operaban el seno de la resistencia republicana que obstaculizaba, saboteaba la labor de resistencia sembrando la confusión y finalmente levantándose contra el propio gobierno, quinta columna que era encabezada, cuando no, por los trotskistas del POUM y otros grupos anárquicos.
Algo semejante, salvando las distancias, ocurre en nuestro proceso de cambio que, de ninguna manera fue obra de un grupo político concreto o del MAS. En realidad el proceso, como tenemos dicho en muchas oportunidades, es producto de la larga acumulación de fuerzas que vienen desde la revolución de 1952 de abril, pasando por la resistencia a las dictaduras fascistas y finalmente por la gran resistencia al neoliberalismo.
La “quinta”, entonces, en nuestro caso, está incrustada en el seno mismo de la dirección política del proceso sin haber tenido ninguna participación en su surgimiento. La quinta está infiltrada en los diversos niveles de la administración pública y principalmente en los siguientes sectores estratégicos:
1) El sector económico del gobierno. Ministerio de Hacienda.
2) El sector de hidrocarburos del Ministerio del ramo.
3) El sector de la Planificación económica y social.
4) En los sectores de Transparencia.
5) Finalmente en la propia conducción política del proceso.
Esta “columna” tiene la soberbia de exigir al resto de los ministros que representan a los sectores más comprometidos y esclarecidos, que rindan cuenta ante los tribunales constituidos por esos ministros, como si existieran ministros de primera y ministros de segunda. Por lógica, ellos también debieran rendir exámenes ante los otros ministros. Se tiene el caso de hidrocarburos en el que se han cometido errores garrafales que no son condenados ni siquiera criticados, por el contrario son premiados. Esta “columna” está constituida por tecnócratas del neoliberalismo profundamente incrustados en el gobierno y en el proceso, empero lo más peligroso es que gozan de la más completa confianza del presidente Morales.
Por ello mismo, al margen de lo expuesto, se encuentra el cúmulo de medidas de tinte neoliberal que se están aplicando sistemáticamente en detrimento del proceso y en franco desafió a los anhelos populares.
La medida que colmó el vaso y que nos obliga a denunciar públicamente el sabotaje al proceso ha sido el famoso y tristemente célebre decreto supremo No. 748 llamado del “gasolinaza” que tuvo que ser abrogado en virtud de haber provocado que un enorme contingente de población se pasara a militar políticamente en la oposición al gobierno y al proceso.
El daño inmenso que ha causado dicho decreto, ha otorgado una ventaja que jamás la hubiera conseguido la derecha con sus manipulaciones y provocaciones. Gracias al decreto la correlación de fuerzas se ha alterado sustancialmente en favor de la derecha.
Un aspecto que tiene relación con todo lo anterior, es la sistemática destitución de militantes de la izquierda revolucionaria de la administración pública, que son sustituidos por elementos desconocidos sin ninguna relación con la lucha popular y que en muchos casos proceden precisamente de la derecha que hábilmente ha infiltrado a muchos de sus cuadros en la administración del Estado.
Nuestro partido, firme defensor del proceso de cambio y de la necesidad de convertirlo en un proceso revolucionario al que aspiramos, seguirá denunciando, cueste lo que cueste, esos obstáculos que parecen inadvertidos en las altas esferas de gobierno.
PCMLM - Bolivia
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