28-04-14
N. No. 296
LA POSICIÓN DE PARTIDO COMUNISTA MARXISTA-LENINISTA-MAOISTA
FRENTE AL CONFLICTO EN LAS FUERZAS ARMADAS
Desde el punto de vista
marxista, todos los ejércitos de los Estados Nacionales en el capitalismo,
constituyen la parte fundamental de los aparatos represivos del Estado, como consecuencia del carácter clasista de
todo el sistema y de todo Estado.
Como aparato represivo del Estado, el
ejército tiene pues un carácter de clase y únicamente un cambio profundo de contenido
revolucionario de la formación social, puede cambiar el carácter mismo del
Ejército, así como de todos los otros aparatos represivos e inclusive de los
aparatos técnico-administrativos y los aparatos ideológicos.
Sólo y únicamente en un
proceso francamente revolucionario y socialista como se dio en la revolución china jefaturizada por el
presidente Mao, se puede contar con un
ejército completamente nuevo, lejos, muy lejos del viejo aparato de represión de
los Estados capitalistas,
Incluso el Ejército Rojo
en la primera parte de la Revolución bolchevique, estuvo formado por la
oficialidad zarista “ganada” para la revolución, según los criterios de Trotsky
Después, durante la invasión hitlerista, tendríamos como consecuencia la
traición de una gran parte de esa oficialidad, como consecuencia de su
procedencia burguesa.
En el caso boliviano,
efectivamente, se ha hado un fenómeno muy particular y específico, pues se
pretende cambiar el carácter del ejército sin cambiar el carácter del Estado
que a pesar de los cambios importantes que se han producido en el país, éste
sigue siendo capitalista y dependiente. Entonces, el ejército actual boliviano,
al margen de `proclamar eslóganes supuestamente revolucionarios como por
ejemplo “Patria o Muerte”, que puede proclamar cualquier patriota de un estado
cualquiera, no ha cambiado, en absoluto
su carácter de clase.
Por ello mismo, las
características discriminatorias incluso racistas del viejo ejército boliviano
están presentes, con toda su crudeza, en el actual ejército boliviano.
Desde ese punto de vista, las actuales “reivindicaciones”
sustentadas por los grados inferiores
del ejército, la aviación y la armada, tienen carácter democrático y no pueden
sino ser apoyadas por todos en defensa de los derechos elementales de la
ciudadanía.
Sin embargo, si se tiene en cuenta que,
por todo lo dicho, nuestro ejército, no es más que la continuación orgánica del
viejo ejército oligárquico, las reivindicaciones legítimas de los grados
inferiores, debieron haber sido hechas a través de las cadenas de mando
tradicionales en un ejército tradicional.
En consecuencia,
ejerciendo derechos humanos garantizados por la Constitución Política del
Estado, esos mandos inferiores proclaman públicamente ser víctimas de discriminación
en el seno de las Fuerzas Armadas y reaccionan, a través de métodos de tipo
sindical lo cual, otra vez, violenta la Constitución que ordena la “subordinación”
y la “constancia”, fuera del principio de que “el ejército no delibera”, como deberes y reglas inalienables de las
Fuerzas Armadas. Aquellos métodos, por
lo mismo, no pueden sino ser censurados por constituir un elemento muy
peligroso que puede poner en riesgo la continuidad del proceso de cambio.
Con entera claridad
rechazamos un ejército convertido en un sindicato que muy bien puede ser
infiltrado por la derecha que bate palmas en medio de la confusión que se ha
creado.
Por otro lado no podemos
dejar de considerar la infiltración en estas demostraciones de la injerencia, ya visible del poder imperial por
medio de la CIA. (Presente siempre en los momentos de tensión política en los Gobierno enfrentados al
Imperialismo). No sería raro y más bien consideramos ya evidente dicha
injerencia en este problema.
Esta última
consideración nos pone frente al problema de la defensa del proceso de cambio,
pues fácilmente la CIA a través de sus tentáculos podrá fácilmente influir decisivamente
mediante los eternos satinadores que incrustados en las demostraciones, pueden convertir
una reivindicación legítima en una
provocación de tipo golpista la misma que debe ser resueltamente rechazada.
Deberá ser el gobierno el que busque las soluciones
adecuadas en medio de la complejidad que representa este tipo de
contradicciones en el seno mismo del aparato represivo del Estado, por
excelencia.
PCmlm.
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