jueves, 3 de abril de 2014

El PC-mlm, frente al conflicto minero actual


El PC-mlm, frente al conflicto minero actual

LAS COOPERATIVAS Y SUS AMBICIONES EN PERSPECTIVA
En base a los últimos acontecimientos en relación a la aprobación del proyecto de nueva ley  minera, ha quedado al descubierto la verdadera cara neoliberal de varias “cooperativas mineras” cobijadas, aglutinadas en FENCOMIN, aclarando que no son todas las cooperativas las cuales tienen este comportamiento, pero está claro que su dirigencia apoya al proceso de cambio solamente cuando se trata de sacar provecho de su apoyo, cuando sus intereses están en riesgo no tardan en mencionar que así como “llevaron a Evo Morales a la presidencia, también pueden bajarlo”, es decir que su apoyo está condicionado y no es un apoyo por convicción, sino más bien solamente coyuntural para obtener sus  privilegios y acorde a sus intereses.
A partir del año 2004, como consecuencia de la subida de precios en la cotización internacional de minerales y gracias a la vigencia del actual código minero (ley 1777), y el DS 21060, las cooperativas mineras asumieron no solo un rol de operadores de la explotación minera, su labor también giró a la prestación de servicios (cooperativas multiactivas), incluso cooperativistas que llegaron a desarrollar actividades de concentración, comercialización y exportación de minerales, tal como sucede con las cooperativas de la ciudad de Potosí quienes explotan el milenario Cerro Rico, quienes para nuestro criterio, ya operan como mineros chicos, pero encubiertos como “cooperativistas”
En estas iniciativas, otras cooperativas también avanzaron a la firma de contratos “mixtos” con la empresa privada como COMSUR en Poopó y en algunos casos empresas transnacionales extranjeras como la Cour D’Alene a través de su subsidiaria Manquiri en el Cerro Rico o, la American Internacional Trading (Aitcobol) en Catavi, Japo, Morococala y Santa Fé y Apogee en Pulacayo, para trabajar en las concesiones otorgadas por el Estado a los cooperativistas, a través de la COMIBOL, bajo la modalidad de contratos de arrendamiento.
Esta dirigencia cooperativa, ha sido la principal impulsora de la promulgación del proyecto de  nueva ley de minería, aprovechando su alianza con el gobierno para redactar una ley minera a su medida, con todo tipo de beneficios que van desde la liberación del pago por arrendamiento a COMIBOL, pasando por un tratamiento especial en el tema impositivo, hasta la posibilidad de  firmar contratos con empresas privadas. Justamente este último punto vital para los intereses de las cooperativas por lo que no están dispuestas a la modificación de este artículo, porque toca sus verdaderos intereses.
El artículo 151 del proyecto de Ley Minera señala: “Los titulares de licencias de prospección y exploración o de contratos administrativos mineros de la industria minera privada y cooperativa, pueden suscribir en cualquier momento con otros actores productivos mineros privados o cooperativas, legalmente establecidos, para el cumplimiento en forma asociada de sus respectivas obligaciones”, ese artículo contradice el parágrafo II del artículo 351 de la Constitución, que señala que: “El Estado podrá suscribir contratos de asociación de economía mixta con personas jurídicas, bolivianas o extranjeras para el aprovechamiento de los recursos naturales, debiendo asegurarse la reinversión de las utilidades económicas en el país”.
Es decir que con este artículo las cooperativas esperaban legalizar los privilegios logrados ilegalmente hasta el momento, tal es el caso de las cooperativas mineras auríferas que operan en el norte de La Paz y los ríos de Beni y Pando, que sostienen esta relación con empresas transnacionales asentadas en estas zonas.
Actualmente ya existen algunos contratos de este tipo, el caso de Manquiri en el Cerro Rico es uno de los más vergonzosos; actualmente Manquiri tiene firmado un contrato de asociación con 5 cooperativas en el Cerro Rico para la explotación de los denominados “Pallacos”. En base a este contrato Manquiri realiza la explotación de pallacos y las cooperativas que firmaron dicho contrato sin realizar ningún tipo de actividad reciben sus beneficios de participación por este contrato, mientras el gobierno central tiene una mínima participación después de varios años de reclamos, llegando a 3,5% sobre el valor neto de la producción, en el mejor de los casos; actualmente de acuerdo a la Constitución Política del Estado, lo mínimo que debería recibir es un 55%.
Un caso similar es el que pretenden realizar en los desmontes de Catavi, donde las cooperativas han conseguido que la COMIBOL traspase los derechos de explotación; sin embargo, es difícil que los cooperativistas puedan realizar este tipo de explotación o aprovechamiento  considerando que las leyes son muy bajas y que para su recuperación son necesarios procesos metalúrgicos de última generación, los cuales están fuera del alcance de estas cooperativas, por lo cual la dirigencia cooperativa manifestó su intención de buscar “socios” para explotar dichas colas y continuar engañando al Estado a costa de privilegios a los cuales están acostumbrados. También sucede lo mismo en el caso de Pulacayo donde las cooperativas firmaron un contrato de asociación con la transnacional Apogee, estos “cooperativistas” sin realizar ningún tipo de actividad minera recibirán dividendos sentados desde la sede de su cooperativa.
Las cooperativas hasta el momento gozan de muchos beneficios gracias a su alianza con el gobierno, como parte de su cupo tienen participación en la Asamblea Legislativa, Embajadas, viceministerios (uno en el Ministerio de Minería y otro en el Ministerio de trabajo), también tienen injerencia en otras instituciones tales como COMIBOL, SERGEOTECMIN, FOFIM, COMERMIN, etc. También han gozado de algunas contemplaciones como en el caso de la mina Himalaya, donde las cooperativas que avasallaron el año 2007 este yacimiento se quedaron con el mismo, cuando lo correcto hubiera sido que pase a COMIBOL en beneficio del Estado.
Tampoco se debe olvidar lo sucedido en Colquiri, donde la solución supuestamente “equitativa”  determinó dividir la veta Rosario (la veta más rica del yacimiento) en 50-50, sin considerar que los  cooperativistas son pocos en relación a los asalariados. Acá se debe tomar en cuenta que los recursos generados por el primer grupo (asalariados) son para el Estado (regalías – IUE), lo cual no sucede con el segundo grupo donde los beneficios son solamente para ellos.
Pareciera que el gobierno se quitó la venda al fin, y quiere rectificar su posición ante una alianza que le ha salido muy costosa. Es hora de que se re-encauce el lineamiento político en lo referido al sector minero.
Si bien no todos las cooperativistas tienen ingresos altos, existe un grupo encaramado en la dirigencia que vive de la sobreexplotación de empleados a su cargo, los cuales son utilizados para bloquear al país con marchas y protestas, esta gran masa de supuestos “cooperativistas” son empleados eventuales, no gozan de seguro, ni están amparados por las leyes laborales, ni siquiera figuran en planillas, por lo cual no pueden ser considerados socios de estas cooperativas, son solamente empleados; este es el argumento del gobierno para su alianza con este sector mencionando que el sector cooperativista es un sector generador masivo de empleos, pero la realidad es diferente, difícilmente puede llamarse empleo a esta relación circunstancial.
Acotando a este mar de irregularidades, también se puede señalar que de igual forma, las empresas privadas en concomitancia con las cooperativas mineras incurrieron en la ilegalidad al subarrendar sus concesiones que la COMIBOL les entregó, claro ejemplo es lo que sucedió con  COMSUR bajo la modalidad de contratos de arrendamientos y parte de estas fueron subarrendadas a las cooperativas creadas en esas zonas. Acá las empresas ávidamente pactaron que la entrega del mineral explotado se les venda a ellas mismas (en este caso COMSUR), desligándose así de la carga laboral, responsabilidad social (sueldos, AFP, caja y otros). Transcurrido el tiempo este tipo de contratos se dio la vuelta con el avasallamiento de mejores áreas por parte de las cooperativas como sucedió en Colquiri.
Otro punto que se debe analizar es que de acuerdo a lo dispuesto en la ley 3787 que indica que: los productores mineros a partir de 50 millones de Bs de producción anual, son considerados como empresa, es decir pagarían Impuesto a las Utilidades Específicas + Alícuota Adicional anual (IUE+AA); si los productores mineros tienen una producción menor a 50 millones de Bs al año no pagan IUE y son considerados como cooperativas. Esto dará lugar a que las empresas privadas firmen contratos de asociación por separado con diferentes cooperativas en un mismo yacimiento, evitando de esta forma alcanzar los valores de producción anual estipulados, evitando así el pago del IUE.
En resumen con la actual ley en vigencia (1777) diseñada a medida por Gonzalo Sanchez de Lozada y sus asesores entreguistas, las cooperativas mineras salieron bastante beneficiadas al igual que las transnacionales y empresas privadas. Ahora en ese mismo afán, las cooperativas mineras se movilizan por mantener sus privilegios.

¡ABAJO LOS PRIVILEGIOS DE LOS EMPRESARIOS COBIJADOS BAJO EL MANTO DE LAS COOPERATIVAS!

¡ARRIBA LA RECUPERACION DE LOS RECURSOS NATURALES EN BENEFICIO DE TODOS LOS BOLIVIANOS!

¡MUERA LA FALSA MINERIA COOPERATIVISTA!

¡VIVA LA MINERIA ESTATAL!
PC MLM

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