miércoles, 12 de febrero de 2014

CONMEMORANDO EL SESQUICENTENARIO DEL “MANIFIESTO”



Doc. No. 15.

CONMEMORANDO EL SESQUICENTENARIO DEL “MANIFIESTO” 
Un fantasma recorre el mundo…
Hacen algunos años atrás (1997), se celebró el sesquicentenario de la publicación del  famoso “Manifiesto del Partido Comunista” de la pluma de Karl Marx y Fredrick Engels. En conmemoración de tan importante acontecimiento que  pone el pilar filosófico y político de la transformación de la sociedad capitalista, tenemos la satisfacción de exponer sus fundamentos y nuestros puntos de vista sobre la pertinencia de ese documento más que centenario para los tiempos actuales del acontecer político del mundo.
Cuando en noviembre  diciembre de 1847, aparece el "Manifiesto del Partido Comunista", se puede decir que ha nacido definitivamente una coherente y poderosa doctrina política muy diferente a todas las anteriores. El “Manifiesto”, según Stalin, es el "Cantar de los Cantares" del marxismo y en efecto, resonó como una sentencia de muerte dictada contra un régimen basado en la explotación inmisericorde del hombre por el hombre.
Lenin escribirá lo siguiente en torno al Manifiesto:
«En esta obra se expone con una precisión y claridad la nueva concepción del mundo, el materialismo consecuente que se extiende también a los dominios de la vida social, la dialéctica presentada como la ciencia más vasta y más profunda de la evolución, la teoría de la lucha de clases y del papel histórico revolucionario del proletariado, creador de una nueva sociedad, la sociedad comunista....» (1)
Poniendo las bases del Materialismo Histórico se dice que la producción económica y la estructura de esa producción forman la base de la historia política e intelectual, que la historia universal ha sido y es la historia de la lucha de clases entre explotadores y explotados. Se demuestra que la revolución es la forma más aguda y resuelta de la lucha de clases constituyendo el motor del cambio de una formación económica y social por otra.
El "Manifiesto" pone al descubierto la esencia del Estado y en especial del Estado capitalista, como un comité administrativo de los negocios de toda la clase burguesa. El proletariado, siendo la única clase que no tiene el menor interés de preservar la propiedad privada, toma sobre sí la misión histórica de poner fin a todo régimen basado en la explotación del hombre por el hombre.
El concepto de la “misión histórica” asignada por Marx al proletariado es una de las ideas que puede ponerse en cuestionamiento actualmente dado su carácter subjetivo. El proletariado como sujeto activo del desarrollo histórico puede o no cumplir tal “misión” y dicha misión también puede ser cumplida por todos los sectores sociales oprimidos que no aparecen en las predicciones del Manifiesto, por lo mismo ese cumplimiento dependerá de la conciencia adquirida o perdida por el proletariado en la lucha de clases.
«El proletariado se valdrá de su dominación política para despojar a la burguesía progresivamente de todo capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante y para acrecentar con la mayor rapidez posible la masa de fuerzas productivas....»  (2)
El Manifiesto es el documento marxista que establece doctrinalmente el concepto de la lucha de clases que, como sabemos no es original de Marx, pues hubieron pensadores que ya hablaron del concepto de “clase social” e inclusive de la “lucha de estas clases entre sí”, como él mismo lo reconoce. (3)
 Es éste concepto el que diferencia diametralmente al marxismo de todas las otras teorías sociales y políticas porque lejos de comprender por parte de éstas que dicha ley histórica no depende de la voluntad de los hombres ni de que sea una “creación” de gentes resentidas por su rezago social y económico, sino de una determinación de las propias condiciones de la desigualdad en la distribución de la producción social, al margen de la voluntad de los hombres.
El famoso "Manifiesto del Partido Comunista", está dividido en varios capítulos que, sucesivamente van tratando los temas centrales de la naciente concepción, en este caso, dirigidos a la temática política.
El primer capítulo se denomina: "Burgueses y Proletarios". En este capítulo, Marx, expone su teoría sobre la lucha de clases con estas palabras:
«La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes....» (4).
El capítulo es también, en realidad, un recuento de los aportes hechos por la burguesía en el desarrollo de las fuerzas productivas y la destrucción de las viejas relaciones feudales, patriarcales e idílicas que ataban al hombre a sus "superiores naturales". Así, expresa:
«La burguesía, con su dominio de clase, que cuenta apenas un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas...» (5).
En este capítulo aparecen grandes alabanzas a la burguesía como clase moderna que revoluciona la producción, el conocimiento y todas las formas de la actividad humana que debían dar  fin con el pre-capitalismo. Aparece claramente aquí la concepción de Marx de la necesidad histórica del triunfo de la burguesía con carácter mundial para preparar después el asunción del nuevo agente histórico proletario.
Son estas formulaciones teóricas las que efectivamente, no coincidieron con el desarrollo histórico, y social. Por lo general, el capitalismo en los continentes asiático, africano y latinoamericano, lejos de acabar y destruir definitivamente las formas productivas pre-capitalistas como la servidumbre, el esclavismo y la comuna autosuficiente, los utilizó en su beneficio para obtener nuevas y mayores beneficios desarrollando el fenómeno del imperialismo y su forma más aguda, el colonialismo.
Finalizando el capítulo, Marx, expresa que la burguesía, además, ha creado y forjado también su contrario, es decir los hombres que deben darle muerte, los hombres que empuñarán las armas para derrocarla: los proletarios.
El capítulo segundo del Manifiesto, titula: "Proletarios y Comunistas". Explica que los comunistas tienen los mismos intereses que todo el proletariado y que son el sector más resuelto para la conquista del poder político. Marx, pone de relieve que las tesis de los comunistas no se basan en ideas o principios "inventados" por tal o cual reformador, sino que son la expresión de las condiciones reales de la lucha de clases existente.
Marx explica que los comunistas no luchan contra toda forma de propiedad, sino contra una forma precisa: la propiedad privada burguesa; “que se acusa a los comunistas de querer abolir la familia”, pero la familia, en realidad ya ha sido abolida al destruir la sociedad burguesa las familias de los trabajadores con la explotación de las mujeres y los niños; “que los comunistas quieren establecer la comunidad de las mujeres", cuando para la burguesía la mujer no es otra cosa que un instrumento de producción; finalmente se acusa a los comunistas de “querer abolir la patria y la nacionalidad”, pero Marx dice que los obreros no tienen Patria y no puede arrebatárseles lo que no tienen y que solamente cuando los obreros se levanten y se constituyan en clase nacional podrán gozar de una verdadera Patria.
Cuando Marx afirma que los obreros no tienen Patria, quiere decir que la burguesía se ha  apoderado de la Patria y la utiliza en su beneficio, los proletarios rescatarán la Patria que, entonces tendrá una nueva estructura más amplia. El tercer capítulo se refiere a la literatura comunista y socialista. Comienza criticando el llamado "socialismo reaccionario", cuya primera forma es el socialismo feudal. Explica que a las aristocracias inglesa y francesa en su lucha contra la revolución burguesa, no les queda otro recurso que la lucha literaria. Así es como nació el socialismo feudal, dice Marx, que es una mezcla de jeremiadas y pasquines, de ecos del pasado y de amenazas sobre el porvenir. Sus representantes son los legitimistas franceses y la "Joven Inglaterra", un movimiento aristocrático que recurría a la demagogia con miras a poner a la clase trabajadora bajo su influencia y usarla para combatir a los burgueses.
La segunda forma es el "Socialismo pequeño-burgués" de Sismondi que analizó con sagacidad las contradicciones de las modernas relaciones de producción, demostrando los efectos destructivos del maquinismo y de la división del trabajo, las superproducciones y las crisis y, como solución, planteaba el restablecimiento de los antiguos medios de producción. Decían: para sustituir la manufactura, el sistema gremial, para sustituir la agricultura, el régimen patriarcal. En realidad el "socialismo" pequeño-burgués, era un lamento para volver al modo de producción mercantil simple que supone el pre-capitalismo.
La tercera forma del socialismo reaccionario es el llamado socialismo alemán o "verdadero". Marx lo caracteriza de la siguiente forma:
«Filósofos, semi-filósofos e ingenios de salón alemanes se lanzaron ávidamente sobre la literatura francesa, pero olvidaron que con la importación de dicha literatura no habían sido importadas a Alemania las condiciones sociales de Francia....»   (6)
El socialismo alemán, entonces, es la vieja filosofía idealista alemana con ecos del socialismo francés. A esta interpolación de su fraseología filosófica le dieron los alemanes el apelativo de "Filosofía de la acción", "Ciencia alemana del socialismo", "Fundamentación filosófica del socialismo", etc., etc. Su exponente más notorio es Karl Grún.
El segundo tipo de "socialismo" es el conservador o burgués que tiene a Proudhon como su representante más conspicuo. Marx refiriéndose a éste tipo de socialismo, dice:
«Una parte de la burguesía desea remediar los males sociales con el fin de consolidar la sociedad burguesa.....»   (7).
Ese es, en dos palabras, el contenido de este "socialismo" que únicamente busca paliar los males sociales, ponerle parches a los grandes problemas, con el nombre del socialismo.
Finalmente, tenemos el tercer tipo, llamado socialismo utópico o critico-utópico, que produjo una cantidad impresionante de literatura fantástica e idealista. Los sistemas creados por Saint-Simon, Fourier, Owen y Cabet, son acá el blanco de la crítica de Marx como sistemas que no emergen de las necesidades sociales sino de las cabezas de estos utópicos.
Sobre el final del explosivo Manifiesto, se da una definición muy clara del concepto de poder político que:
«...Hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para la opresión de otra....»  (8)
La desmitificación del Estado, propia de la Teoría Política Marxista, se inicia con la constatación de que es un producto histórico de la lucha de clases y que, como apareció por las contradicciones de clase, también desaparecerá como producto de la desaparición de éstas en el curso de la historia.
Las relaciones jurídicas de propiedad son también atacadas por el Manifiesto como simples categorías históricas que obedecen a la estructura de aquella base que se encuentra en las relaciones de producción.
No existe, en el Manifiesto Comunista, como se puede demostrar fácilmente, ninguna referencia concreta todavía el concepto de la famosa “dictadura del proletariado” que tanto escozor causa entre los “demócratas” que contraponen agresivamente el concepto con el de la democracia burguesa", siendo las expresiones "dominación política del proletariado" o "constitución del proletariado en la clase dominante", muestras del desarrollo en Marx de sus teorías políticas en ese sentido.
Desde entonces, se ha entablado un gran debate que continúa sin pausa por el cual según el sentido “común” y las teorías políticas funcionalistas, contraponen drásticamente los conceptos de dictadura y democracia, cuando para Marx y el marxismo, la única verdadera democracia es el comunismo y su preparación es el sistema socialista que constituye la transición entre el capitalismo y el comunismo. Por esta razón en el capitalismo no puede existir, de ninguna manera, una verdadera democracia.
Y, ¿Por qué Marx sostiene que la dictadura del proletariado es democrática? Comenzando decimos que Lenin también nos señala la “dictadura democrática del proletariado”. Marx, entonces sostiene que siendo la dictadura del proletariado y sus aliados la mayoría absoluta de la población de una formación social, representa el interés de esas mayorías y por ello es democrática, en cambio, la democracia burguesa siempre presenta los intereses minoritarios de las clases poseedoras y por ello esa “democracia” es anti-democrática.
Ahí radica el desprecio de los marxistas de las elecciones fraudulentas que alienta la burguesía para simular democracia cuando en realidad se trata de brutales dictaduras burguesas inclusive fascistas que se presentan “legitimadas” por consultas manipuladas a los pueblos que siguen en gran parte engañado por la falsedad de las “democracias”.
El último párrafo del Manifiesto es ya clásico porque constituye un rotundo mentís al relativismo oportunista de todos cuantos se llaman marxistas y pretenden olvidarse que:
«Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante la revolución comunista… (9)
El Manifiesto constituye el documento político más claro y preciso en cuanto al carácter violento de la revolución proletaria. Sin embargo, será preciso explicar que la necesidad de la violencia en la revolución no depende de los deseos ni menos los caprichos de quienes pretenden llevarla a cabo, sino de la estructura misma de la sociedad dividida en clases que han transformado el Estado y sus órganos especializados en dóciles instrumentos de la defensa de sus intereses mezquinos y anti-populares.
Conociendo el contenido de tan famoso documento podemos preguntarnos en pleno siglo XXI si las ideas revolucionarias de Marx y Engels tienen pertinencia en los tiempos actuales.
Cuando caía el “Muro de Berlín”, se predecía la muerte del marxismo y la defunción del “Manifiesto” como una reliquia del pasado y como consecuencia del dominio ideológico del “pensamiento único”, el “fin de la historia” y el triunfo definitivo del capitalismo. Sin embargo, como la historia no tiene fin, vuelve Marx y vuelve también el Manifiesto con más vigor que nunca cuando se anuncia ya sin tapujos el derrumbe del capitalismo según los lineamientos del célebre Manifiesto.
Hoy en la segunda década del siglo XXI, podemos constatar que esas ideas están señalando sin duda alguna que la emancipación de la humanidad del modo de producción más nefasto de la historia humana, está cercana por la acción revolucionaria de los pueblos del mundo vaticinada por Marx.
Los proletarios no tienen nada que perder en ella (la revolución) más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.

 ¡Proletarios de todos los países, uníos!...»  (10)

Notas.

1.   Kechekian y Fedkin.  "Historia de las ideas políticas." Editorial Cartago. Academia de Ciencias de la URSS. 1958. Pág. 497.
2. Marx y Engels.  "El Manifiesto del Partido Comunista". Obras. Tomo I. Editorial                  Progreso. Pág. 129
3. Marx, Karl. “Carta a Weydemeyer”. 5 de marzo de 1952.
4. Edición china del Manifiesto. Ediciones en lenguas extrajeras. 1973. Págs. 32 y 33.
5. Idem. Pág. 39.
6. Idem. Pág. 66.
7. Idem. Pág. 69.
8. Idem. Pág. 61.
9. Idem. Pág. 77.
10. Idem. Pág. 77.

La Paz-Bolivia, 25 de noviembre de 2013.

Jorge Echazú Alvarado.
Primer Secretario del Comité Central
Partido Comunista (MLM)-Bolivia.


























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