21-11-13
N. No. 263
EL
CANDIDATO DE LA VERGÜENZA
Tenemos ya un
candidato a la presidencia que pregona simplemente ser un pre-candidato para
embaucar a la derecha burguesa y fascista para alinearla a su servicio.
Ese precandidato
puede ser catalogado como el “candidato de la vergüenza” porque no concebimos
cómo una parte de la ciudadanía pueda apoyar a un empresario que ha probado
ampliamente su corrupción en casos tan conocidos como la quiebra del Banco del
Estado en el Gobierno de Paz Zamora, por un préstamo del 28 millones de dólares
que nunca los pagó y originó la quiebra del mismo.
Por otra parte como
el “barón del cemento” se apoderó
fraudulentamente de la cementera de Calorko cerca de Sucre mediante chantajes
infames contra la Universidad chuquisaqueña.
Iguales malas artes
empleó el “empresario” para apoderarse delictuosamente de la fábrica de Cemento
del Puente en Tarija, por lo cual está siendo juzgado en los tribunales
ordinarios.
En el supuesto
inconcebible de una victoria del empresario para la presidencia del Estado
Plurinacional, nos encontraríamos con una flagrante dualidad y contraposición
de intereses perjudiciales para Bolivia en su conjunto pues los intereses
empresariales del cemento encontrarían incongruencia con los intereses del Estado.
Por ese lado la propia candidatura o pre-candidatura de la vergüenza se
convierte en una pretensión fraudulenta, un delito y una ofensa para el país.
Insólitamente, este
politiquero de la vergüenza ha conseguido alinear en las filas de la infamia a
dirigentes que, como él, simularon alguna vez posiciones incluso radicales de
izquierda y que sin una pizca de vergüenza están sirviendo esos intereses
mezquinos, tales los casos de Loyola
Guzmán (La “guerrillera de bolsillo”) y
de la “analista” que por fin develó su verdadera posición política reaccionaria
disimulada en el falso “análisis” político.
Las andanzas del
“empresario” digno del capitalismo que utiliza la política para incrementar sus
fortunas mal habidas desde las posiciones del poder estatal, no cesan y ahora
pretende apoderarse de una nueva “empresa”: ¡Bolivia!
Sin embargo, por más
dinero y recursos que emplee, la conciencia nacional ya conoce de sobra a los
“empresarios” de la política como el cervecero Fernández, el minero Sánchez
Lozada, los narcotraficantes del MIR y los nuevos ricos del MNR y con seguridad
los rechazará airadamente como
corresponde.
El “cementero” es un
campeón de la demagogia simulando una preocupación por los sectores populares,
empero por su desconocimiento total del mundo campesino no tiene ni la más
mínima posibilidad de engatusar a los sectores campesinos que nunca más
elegirán presidente al estilo movimientista y barrientista con el voto negro.
Públicamente, el
candidato de la vergüenza ya ha puesto su fortuna mal habida a disposición de
la candidatura unificada de la derecha reaccionaria que confía va a ser
encabezada por el mismo.
Es el pueblo
boliviano quién se encargara de impedir los planes nefastos del “cementero”.
PCmlm
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