04-11-13
4 de noviembre de 1964
DERROCAMIENTO DE PAZ ,
LA ASONADA DE BARRIENTOS
Y LA INSURRECCION PACEÑA
Desde el mismo día de su ascenso a la vicepresidencia, el General René Barrientos Ortuño mostró su total
independencia respecto de Paz Estenssoro. Quería demostrar el caudillo militar
que él no debía nada a Paz y que, por el contrario, incluso se oponía al
"jefe". Consciente de su propia fuerza y de la debilidad del gobierno
del viejo demagogo, el ejército pasa a la acción clásica del militarismo de
todos los tiempos, consumando un nuevo golpe de Estado a principios de
noviembre de 1964.
Es importante detenernos en el análisis del 4 de noviembre, no tanto
desde el punto de vista histórico, sino desde el materialista histórico, para
desentrañar el contenido mismo de los cambios que se dieron entonces.
Ante los proyectos golpistas del militarismo renaciente, las masas
populares, en La Paz, toman la iniciativa y se lanzan a la lucha para derrocar
a Paz, defendido en la circunstancia por algunos "milicianos"
movimientistas atrincherados en el cerro de Laikakota, la sede del Control
Político en la calle Potosí y en el Panóptico Nacional.
La situación de noviembre-64, era la siguiente: habían tres bandos en
pugna. Las fuerzas movimientistas de mercenarios pagados que, en desbandada,
procuraban alguna resistencia más para salvar el pellejo una vez que su propio
jefe ya había tomado el camino de la huida; las fuerzas populares que ganaron
las calles paceñas espontáneamente y se iban armando con pertrechos tomados en
los sitios capturados y finalmente, el ejército “nacional” totalmente
reorganizado que había constituido su base en Cochabamba donde Barrientos hizo
conocer su desconocimiento a Paz ofreciendo su propia renuncia como
vicepresidente.
Las jornadas del 4 de noviembre
de 1964, son, en nuestro concepto, una repetición disminuida del 21 de
julio de 1946 y del 9 de abril de 1952. Son las masas populares armadas las que
derrotan, después de prolongadas batallas a la milicia movimientista
mercenaria.
La batalla central se produce frente a la sede del tenebroso Control
Político de San Román en la Calle Potosí esquina Socabaya. Varias horas
resisten los movimientistas la embestida popular lanzada desde todos los
ángulos. Las bajas son altas sobre todo entre los defensores que están
completamente sitiados.
Leámos lo que dice Sergio Almaráz en nombre de los
“izquierdistas nacionales” desvirtuando el carácter mismo del 4 de noviembre:
«El desatino se repitió el 4 de
noviembre de 1964, cuando el Pentágono norteamericano impulsó el golpe del
general René Barrientos Ortuño contra el claudicante Paz Estensoro, con el
respaldo de la derechista Falange Socialista Boliviana (FSB), el vetusto
Partido Liberal y una fracción del MNR, integrada por Hernán Siles Zuazo, Juan
Lechín y Walter Guevara Arce. La “izquierda tradicional” estuvo otra vez
coadyuvando en semejante entuerto, en su reiterado propósito de encontrar
“Kerenskys” a diestra y siniestra, en tanto sus dirigentes se sentían los
inminentes “Lenines” de procesos contrarrevolucionarios que acaban, de manera
inexorable, por devolver la globalidad del poder al Imperio y sus acólitos
nativos». (1)
En cuanto a estas jornadas históricas, es hora de
poner los puntos sobre las íes. La impopularidad del régimen prorroguista de
Paz Estensoro era ostensible, su reaccionarismo y capitulacionismo frente al
imperialismo eran evidentes e intolerables. Pero en realidad fue la ambición
personal de Barrientos y su convencimiento de que podía servir mejor que el MNR
los intereses del imperialismo, (siempre existe la posibilidad de que el
imperialismo consiga mejores sirvientes desplazando a sus actuales), los que
precipitaron el golpe militar de Barrientos. Empero, para que se enteren de
todo el panorama, los “izquierdistas nacionales” que jamás estuvieron ni por
asomo en las trincheras revolucionarias y populares de La Paz, deben conocer
que se desató una verdadera insurrección popular que asaltó en primer lugar la
sede del tenebroso Control Político, en la calle Potosí esquina Ayacucho,
después el Panóptico Nacional y finalmente la serranía de Laikakota, derrotando
militarmente a las milicias corruptas del MNR y su Control Político.
Los hechos de ese histórico 4 de noviembre deben
ser esclarecidos para la historia, pues al margen de la falsa modestia debemos
señalar que participamos personal y directamente en los combates frente al
Control Político durante tres horas de la mañana del 4 de noviembre logrando
después de una balacera intensa derrotar a los milicianos y liberar a los
prisioneros entre ellos destacadamente a Guido
“Inti” Peredo, Zenón Barrientos
Mamani, el periodista Cueto y otros prisioneros de las mazmorras del
esbirro Claudio San Román, Menacho y los “izquierdistas nacionales”, poniendo
en fuga a los defensores.
El camarada Inti instruyó a los asaltantes
revolucionarios que se destruyeran todos los archivos del Control Político ubicados
en el tercer piso en los que se encontraban consignadas las listas de todos los
comunistas y los revolucionarios, cosa que se cumplió bajo su mando en tanto
que nosotros, los “asaltantes” nos ocupábamos de secuestrar y apoderarnos de la
inmensa cantidad de libros y revistas del campo socialista que eran confiscados
por los “izquierdistas” nacionales de San Román y sus claque.
Otro tanto ocurrió cuando grupos revolucionarios
entre los que se encontraba nuestro camarada Ignacio Miashiro Ovale, asaltaron el Panóptico Nacional liberando
particularmente al camarada Federico
Escóbar Zapata prisionero de los “izquierdistas nacionales”, Irineo
Pimentel y otros.
A esta altura de los acontecimientos y en vista del triunfo de los combatientes populares en algunos
sitios, se dibuja difusamente todavía la posibilidad de una nueva insurrección
popular que impida la captura del poder por el militarismo renaciente. Sin
embargo, la izquierda nacional siempre a contra pelo, no comprendió el carácter
de los combates y prefirió aclamar a los "salvadores" de la dictadura
movimientista, reconociendo el triunfo del ejército y su representante, el Gral.
René Barrientos.
La izquierda revolucionaria que tiene efectivamente
tradición de lucha y combate de la que carecen en absoluto los “izquierdistas”
nacionales pro-fascistas, sí tuvo una respuesta el 4 de noviembre,
lamentablemente la insurrección fue decayendo conforme transcurría el día y
llegaban las noticias del levantamiento militar de Barrientos en Cochabamba.
Otra cosa diferente fue el golpe militar de Barrientos
desde Cochabamba que ahogó la insurrección urbana de La Paz.
Sergio Almaráz sigue con sus interpretaciones
“izquierdistas”
“El 4 de noviembre (la izquierda tradicional)
tuvo la última postura aberrante; pensaba estar haciendo la “verdadera”
revolución; en realidad era un acoplado más en el carro de la reacción”… Al
hablar de la “izquierda tradicional” nos referimos al Partido de la Izquierda
Revolucionaria (PIR), Partido Obrero Revolucionario (POR) y a los dos
partidos comunistas ( pro ruso y pro chino ASR), descendientes ambos del viejo PIR.
La muerte de Villarroel es el estigma de esta izquierda…” (Réquiem… .).(Paréntesis, subrayados y
negrillas nuestras) (2)
Almaraz y los “izquierdistas
nacionales”, pretenden burlarse de la actividad de la izquierda “tradicional”
el 4 de noviembre y en ella incluyen a nuestro Partido (marxista-leninista-maoísta),
lo cual es otra falacia, pues como explicábamos líneas arriba, los marxistas-leninistas luchamos con las
armas en la mano contra Paz Estenssoro y contra Barrientos, lamentablemente
nuestra acción fue insuficiente para detener el golpe de la célula militar del
MNR (Barrientos y Ovando) contra el Gobierno del MNR.
La historiografía nacionalista y los “izquierdistas nacionales” a la “Solíz”, sostienen que en noviembre
de 1964 se produce la contrarrevolución, es decir la interrupción del proceso
revolucionario y la apertura de una restauración, oligárquica. En este sentido
se expresan la mayor parte de los escritores nacionalistas, como pasamos a ver:
«Cuando los hechos precipitan la crisis y el poder popular es abatido,
el papel de las fuerzas armadas, como unidad institucional y como poder
coercitivo militar monopólico, determina que esa conducta pendular de los
oficiales se petrifique en una forma de dominación política que arranca de la
motivación circunstancial que motoriza el golpe de Estado. Los generales
Barrientos y Ovando, militantes del MNR hasta el día antes del pronunciamiento
militar, dirigentes de la Célula Militar del MNR en las Fuerzas Armadas, deben
dotarse de una imagen distinta: el reforzamiento del aparato represivo, la
liquidación de las libertades democráticas, la imposición del régimen
dictatorial y terrorista conduce a un fortalecimiento de los grupos militares
golpistas y reaccionarios. Desde el Alto Mando y desde la Junta Militar que
presiden los dos generales se llevan a la práctica medidas draconianas
tendientes a liquidar toda resistencia en el ejército, a eliminar o reducir a
la impotencia a los oficiales democráticos y nacionalistas, a elevar a las
posiciones dominantes a quienes destacan por su incondicional servilismo. El
carácter pretoriano y militarista es estimulado vigorosamente, el odio
anticomunista adquiere nuevamente un rango inusitado….» (3).
«La línea revolucionaria del gobierno del MNR triunfa en 1952, iniciándose un año después
la desviación ideológica que iba a culminar en 1964...
Almaraz nos relata la intrahistoria de los militares bolivianos
(Barrientos, Sanjinés, Ovando, etc.) y norteamericanos..., los cuales tuvieron
un papel fundamental en la contrarrevolución de 1964….». (4).
René Zavaleta Mercado, Augusto Céspedes, José Fellman Velarde, Andrés
Solíz Rada y todos los demás escritores movimientistas sostienen a grandes
rasgos lo mismo: la época revolucionaria se corta con el 4 de noviembre cuando
se instala la contrarrevolución.
Amado Canelas, el contradictorio cronista independiente, tiene una opinión un tanto
diferente que no obstante su superficialidad, se aproxima más a la verdad y al
auténtico contenido de los cambios de noviembre de 1964.
«Frecuentemente, se ha tipificado el 4 de noviembre de 1964 como un
movimiento retrógrado respecto de la Revolución Nacional que hasta ese entonces
vanguardizaba el MNR. Ni tanto ni tan poco. Para que lo fuera, el proceso del 9
de abril habría requerido poseer naturaleza y desarrollo distintos a los que
tuvo, es decir, ser anti y no pro-imperialista…….
En efecto, el 4 de noviembre,
tanto por sus protagonistas como por su contenido, no fue otra cosa que un
cambio de guardia dentro del mismo sistema iniciado el 9 de abril de 1952.
Después de diez anos en que representó uno de los pilares más firmes del
régimen pero sin tener verdadero acceso a sus granjerías, el llamado Ejército
de la Revolución Nacional o también Célula Militar del MNR, resolvió que era tiempo
de pasar su factura y de asumir el control absoluto del poder político,
teniendo al +civilismo en la calidad de simple comparsa...» (5).
Ahora bien,
expresaremos nuestro punto de vista en torno al 4 de noviembre.
En primer lugar recordemos nuestra definición del carácter de clase de
los gobiernos del MNR. Son representantes de una débil burguesía nacional que
adhiere al aparato del Estado y se burocratiza.
Pretende fortalecerse por todos los medios pero no lo logra sino
mínimamente a pesar de disponer, por orden presidencial, de lodos los recursos del Estado. La fracción
burguesa burocrática movimientista se esfuerza en crear un órgano represivo a
su servicio: el ejército de la Revolución Nacional y no hace sino estructurar
las Fuerzas Armadas de la Seguridad Nacional con amos extranjeros.
Como se ve, la debilidad de la clase hegemónica es grande y como es
natural, otras fracciones ponen en tela de juicio su hegemonía produciéndose la
crisis que se hace evidente a fines de 1964. Sin embargo, en el campo de la
burguesía no existen grupos suficientemente fuertes que puedan reemplazar a la
capa burocrática en ejercicio del poder. Tiene que ser el ejército que
cumpliendo supletoriamente la función de clase hegemónica se haga cargo del
gobierno y de todos los órganos reguladores de la estructura social.
En síntesis, la burocracia militar se alía a la burocracia civil y
juntas tratan de estabilizar la dominación de clase en beneficio de sí mismas y
de los poderes económicos imperialistas. Los militares, con Barrientos a la
cabeza, acceden al control de las empresas del Estado: Comibol, Corporación
Boliviana de Fomento, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Banco
Minero, Banco Agrícola, Banco Central, Banco del Estado y otras entidades
fiscales. De este modo, formando parte de una más amplia burocracia burguesa,
el militarismo juega su papel de parte o componente de la clase hegemónica que
desde 1964 al presente tiene dominado el bloque en el poder.
Sin embargo, el 4 de noviembre no es solamente esto. Además significa
la iniciación real y verdadera de la tercera parte de la vida del ejército
"boliviano", una tercera vida que hemos llamado ya, como se sabe, el
período de las "Fuerzas Armadas de la Seguridad Nacional".
La gran guerra antipopular que lleva a cabo el ejército contra el
pueblo, se declara abiertamente a partir del 4 de noviembre y los militares
comprenden que para salir airosos de este enfrentamiento no pueden prescindir
del domino de todos los resortes del aparato del Estado. El ejército no se
replegará a sus cuarteles más y considerará al país como un inmenso cuartel en
una guerra decisiva y total en consonancia con todos los elementos que ya
conocemos en torno a la doctrina de la "Seguridad Nacional".
Barrientos, el general de aviación, que ha tenido la virtud de saber
engañar a uno de los politiqueros más empedernidos de la historia del país: Paz
Estenssoro, logra también confundir a vastas masas populares que, en el primer
momento, le brindan su apoyo. Son sobre todo los campesinos del valle central
de Cochabamba los que creen en Barrientos y su profusa propaganda demagógica haciendo posible su gobierno más estable.
En resumen, las jornadas revolucionarias del 4 de noviembre de 1964, aunque derrotadas, constituyen otra de las
fechas importantes de la actividad histórica, revolucionaria e insurreccional
del pueblo boliviano.
Jorge Echazu Alvarado
PCmlm
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.
1.
ALMARÁZ, Sergio. Citado por Andrés Solíz Rada.
“Almaráz en la construcción del Estado
Nacional”. Internet.
2. Almaráz. Idem.
3. Almaráz. Idem.
4. Almaráz. Idem.
5. CANELAS, Amado. «Bolivia: subasta en ritmo de
samba». Síntesis Dos Mil. Pág. 45.
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