EL CÍRCULO
ROJO
LA
REPÚBLICA PODRIDA
La oscura trama que revelaron las
extorsiones del falso abogado Marcelo D’Alessio fue analizada en el editorial
de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los
domingos de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos, 89.9.
FERNANDO
ROSSO
Hay mucha mugre dando vueltas en el
ambiente y hay que volver a hablar del escándalo de extorsiones, espías,
fiscales y jueces que crece y ya tiene las dimensiones de una crisis política.
Todo comenzó cuando salió a la luz pública que
el falso abogado Marcelo D’Alessio, supuesto agente de la DEA en la Argentina
(la agencia de investigaciones sobre el narcotráfico de EEUU) había
extorsionado al empresario Pedro Etchebest en nombre del fiscal Carlos
Stornelli. Le pidió dinero para evitar que lo detengan en la causa de los
cuadernos. Como pruebas de la denuncia había interminables audios, videos,
fotos y capturas de pantalla de celular que mostraban conversaciones entre
Stornelli y D’Alessio, entre D’Alessio y el periodista Daniel Santoro y así.
Resulta que cuando allanan la casa a
D’Alessio, en el country Saint Thomas, se encuentran con una fortuna (diez
autos de lujo, un yate), armas de última generación, placas de la DEA y pruebas
sobre las actividades de inteligencia que desarrollaba en muchos ámbitos. En
ese momento, D’Alessio declara que el pedido de plata a Etchebest fue en el
marco de una investigación que hacía por solicitud de dos agentes orgánicos de
la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), los ex comisarios Ricardo Bogoliuk y
Aníbal Degastaldi.
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pieza del rompecabezas de espías
Pero resulta que después, se conoció que
D’Alessio también había extorsionado al hijo de Ricardo Barreiro, ex secretario
de la ex presidenta Cristina Kirchner, que estuvo detenido en la causa de los
cuadernos. La extorsión era para que liberen a su padre y no detengan a su
hermano.
Para todas estas operaciones, D’Alessio
alegaba la cercanía íntima con Stornelli y los periodistas que seguían las
causas, especialmente con Santoro. Y para constatar la veracidad de estas
relaciones, mostraba pruebas que efectivamente confirmaban la su cercanía con
esos personajes.
Pero resulta que luego por una denuncia que
desempolvó otro juez (el cuestionado Luis Rodríguez), se conoció que D’Alessio
también extorsionó en 2016 a un comerciante llamado Gabriel Traficante, a quien
intentó sacarle 90.000 dólares para supuestamente aliviar su situación en el
fuero penal económico. El hombre era despachante de aduana… y se llamaba
“traficante”, sería bueno conocer al que guiona este país, ¿no?
Podés leer: Del Corro: "Qué
distinto sería si la Justicia respondiera al voto popular en vez de a los
políticos"
Pero resulta que después salta que el fiscal
de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, declaró que también facilitó información
reservada a D’Alessio a fines de 2018 para que hiciera sus operaciones. Bidone
dice que se lo presentó Rolando Barreiro, un agente de la AFI en los tiempos
del juicio por el famoso caso del triple crimen de General Rodríguez.
Pero resulta que después salta a la luz
que D’Alessio también había elaborado informes de inteligencia sobre Alejandro
Fantino y la periodista Romina Manguel del programa Animales Sueltos. Los
personajes declararon como testigos en relación a un informe de inteligencia
elaborado con data facilitada por el periodista Daniel Santoro.
Pero resulta que esta semana se conoce que
D’Alessio también se reunió con uno de los capos de la banda narco “Los Monos”
de Rosario para hacer un intercambio: una cámara oculta contra el Gobierno de
Santa Fe a cambio de aliviar su situación judicial y esto en la misma sede
judicial. Los periodistas rosarinos Agustín Lago, Roberto Caferra y Ciro Seisas
fueron sacados del aire por una empresa periodística ligada a la neoliberal
Fundación Libertad, alineada con Cambiemos, por haber dado esta primicia.
Leé también: Del Caño y el caso D’
Alessio: "¿Qué vínculo tiene Carrió con Stornelli, por qué lo
defiende?"
Y también resulta que el tío de Marcelo
D’Alessio es Carlos D’Alessio, escribano general de la Nación bajo el Gobierno
de Macri y administrador de su fideicomiso ciego. En realidad, le recomendó la
administradora en la que él trabajaba para que ponga sus bienes en custodia, y
ese día renunció. Quizá el dato no signifique nada, o quizá revele demasiado.
Pero resulta que el juez de Dolores, Alejo
Ramos Padilla, que está a cargo de la causa, declaró en el Congreso y también
develó comunicaciones entre D’Alessio y Paula Oliveto, diputada de la Coalición
Cívica. Y también hubo múltiples contactos entre D’Alessio y el coronel
retirado Jorge Eduardo Lenard Vives. Un especialista en inteligencia del
Ejército que Carrió colocó al frente de la Dirección de Investigaciones de la
Dirección General de Aduana (DGA).
Y resulta una cosa
más, según Ramos Padilla, hasta ahora sólo se procesó un 25% de toda el
material secuestrado a D’Alessio.
Más información: Aval a la impunidad:
el Gobierno denunció a Ramos Padilla ante el Consejo de la Magistratura
Por supuesto, desde el principio todos los
involucrados negaron su vínculo con D’Alessio: la Embajada de EEUU dice que no
lo conoce, la DEA asegura que nunca trabajó para ellos, la AFI (exSIDE) que
jamás revistó en sus filas, Stornelli asegura que se lo presentó Santoro,
Santoro dice que se lo presentó un periodista de policiales de Clarín, Patricia
Bullrich dice que es un loquito y así.
Conclusión parcial: D’Alessio apretaba a una
banda de gente; entraba como pancho por su casa en ministerios, juzgados y
fiscalías; llegó a reunirse -en sede judicial- con el capo de "Los
Monos", daba cátedra en todos los medios (tiene 14 notas publicadas en
Clarín) y se whatsappeaba con medio mundo. Dos opciones: o en el sistema de
inteligencia nacional son todos inútiles o todos cómplices. Supongo que está
más que clara la opción correcta.
Ramos Padilla dijo en el Congreso que esta
relación promiscua entre el Poder Judicial y los servicios de inteligencia para
hacer espionaje ilegal viene desde hace tiempo y nombró un caso caro a la
administración anterior: el testigo desaparecido Jorge Julio López.
Pero no es sólo Jorge Julio Lopez, Myriam
Bregman publicó dos artículos en estos días en La Izquierda Diario donde
recuerda casos como el “Proyecto X” de Gendarmería, Américo Balbuena que se
infiltró en una agencia de noticias alternativa o el de Gerardo Martínez, capo
de la UOCRA que revistó en el Batallón de Inteligencia 601.
Podés ver: Ramos Padilla investiga una
enorme red de espionaje ilegal
Antonio Stiuso y su banda fueron utilizados
ampliamente hasta que se rompió la relación con el kirchnerismo. A tal punto
que lo pusieron a trabajar junto con Nisman.
Pero este Gobierno era el de la promesa
honestista, la transparencia republicana, la regeneración institucional y la
intachable moral cívica. Y sin embargo, la última medida desesperada que tomó
el macrismo fue impulsar el juicio político a Ramos Padilla.
Ni el juez, ni el empresario Etchebest son
“héroes nacionales” (de hecho, el empresario tenía vínculos con uno de los
espías de la AFI, incluso de amistad, según sus palabras). Pero el intento del
Gobierno de bajar al juez parece una confesión de parte, un sincericidio, casi
una revelación de culpabilidad.
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Stornelli y el escándalo que echa luz sobre los sótanos del Estado.
Porque los que sale a la luz es el
funcionamiento muy aceitado y determinante para la política tradicional del
“cripto-Estado”, los sótanos de la democracia, las cloacas de la república. Y
la alianza con las empresas periodísticas y los partidos judiciales. En el
mismo lodo, todos manoseados.
Mientras rompían toda la economía (sobre todo
la economía de las mayorías populares), prometían, por lo menos, la película de
la honestidad y la transparencia.
Pero con los “republicanos” al mando,
asistimos al rodaje a cielo abierto de una trama que tiene un responsable
máximo y se llama Mauricio Macri, y
podría tener un título: “La república
podrida”.
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