27-03-18
N. No. 492.
REMEMBRANZAS DE OSCAR G. ALFARO,
POETA REVOLUCIONARIO
Oscar Gonzáles Alfaro, es conocido nacional e
internacionalmente como el poeta de los niños, es evidentemente una de las
temáticas preferidas de Oscar. Sin embargo, no se puede dejar de lado el
carácter profundamente revolucionario de su acervo poético. Sus poemas
vigorosos y altamente revolucionarios son: “Camarada Cristo”, “El pájaro
revolucionario” y “El Siringuero”. Además, la enorme cantidad de versos políticos
que se publicaron en el semanario UNIDAD, con el pseudónimo de Pedro Choque y
el nombre de “Barricada Lírica”.
El Fondo Editorial de “Liberación”, editará
esos versos en un cuaderno especial.
TARIJA. Viajamos a Tarija (1955) cuna de mi señor padre Don Alberto
Echazú Donoso y de mis abuelos; coincidió nuestra visita con una Conferencia
que dictaba don Jesús Lara, el novelista cochabambino, sobre su reciente viaje
a la Unión Soviética. Lara fue uno de los primeros militantes comunistas que
viajó a la URSS de Stalin.
Súbitamente
llegó la policía del MNR y procedió a la detención y apresamiento de toda la
concurrencia incluyendo al conferenciante. En las celdas frías policiales, Nilo
Soruco, el cantautor tarijeño hizo aparecer, no sabemos cómo, una guitarra y
canta una cueca: “Verde es el Romero”.
(Lindo es el andar ausente, ojos que no
ven, corazón no siente, verde es el romero, cuando no florece, lindo es el amor
cuando permanece, etc., etc).
Oscar le
pide a Nilo que repita una y otra vez la canción y comienza a ponerle la letra
al “Moto Méndez”. (Soy de aquel, pueblo de las flores. Del
Valle andaluz. bañado de luz, ebrio de colores. Por el Moto Méndez que nació en
mi tierra, canto con el alma la cueca chapaca, ¡Viva San Lorenzo!
Este es
el origen de la célebre y renombrada cueca tarijeña dedicada al guerrillero
independentista nacido en San Lorenzo, don Eustaquio “el Moto” Méndez, por
parte de vate revolucionario.
SUCRE. En una noche de parranda por el morro de Surapata, una
de las siete patas chuquisaqueñas y de chichería en chichería, nos reunimos
casualmente tres personalidades destacadas e históricas de Bolivia: Oscar G.
Alfaro, Lorgio Vaca Durán (uno de los más grandes muralistas de Bolivia), Nilo
Soruco, el cantautor tarijeño y un acompañante amigo de los tres artistas,
Jorge Echazú. Aparece, no nos dimos cuenta, un quinto componente de la banda,
el venezolano casual y metiche, Magdaleno
Bastardo que hacía las delicias del grupo con sus ocurrencias caribeñas.
¿De dónde salió Magdaleno? no tuvimos idea.
LA PAZ. Volvemos a encontrar a Oscar Alfaro, como invitado
especial en casa y domicilio del Dr. José María Alvarado que se deleita con la
poesía el gran vate tarijeño. Oscar, en un paréntesis y confidencialmente,
declara a Coco Echazú que una de sus más grandes aspiraciones de vida era la de
conocer la gran Unión Soviética del camarada Stalin, pero que los dirigentes
del Partido Comunista, que viajaban al país del socialismo cada fin de semana,
nunca permitieron que Oscar cumpliera un deseo tan humano y sincero haciendo
realidad ese viaje, talvez el último de la vida de Oscar, para después utilizar
su figura y su prestigio en las propagandas de baja calidad de ese partido
revisionista.
Finalmente,
y en medio del entusiasmo general de la reunión por la música que se entonaba y
los versos que declamaban en la reunión, Oscar le dice a Coco: “Coquito, por favor, cantámelo la
“Volvedora”, zamba argentina”.
Nunca
más volvimos a ver ni saber de Oscar que había abandonado la vida muy joven
dejando una estela de luz, de poesía, de amor, de rebeldía sana, de inocencia,
de solidaridad, de humildad y de grandeza.
¡Paz en
su tumba!
Jorge Echazú Alvarado
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