LA
CHISPA QUE INCENDIO TODA LA PRADERA
(A
13 años de la Victoria Popular del 17 de Octubre-2003.
“Fue,
efectivamente la lucha revolucionaria y autonomista de la UPEA, la que encendió
la chispa que incendió la pradera seca de la ciudad de El Alto”
La historia verdadera y auténtica de la UPEA, está sumida en la más
completa confusión por el carácter complejo que tuvieron las jornadas heroicas
de noviembre y octubre de 2003. Por entonces, la juventud alteña dispuesta a
conseguir por todos los medios la autonomía universitaria que le correspondía
por Ley Constitucional y que era negada sistemáticamente por los gobiernos
neoliberales reaccionarios y filo-fascistas de Tuto Quiroga y Gonzalo Sánchez
Lozada, se dispuso a combatir sin tregua para conseguir sus propósitos mediante
la movilización de toda una ciudad que apoyaba resueltamente todas esas aspiraciones.
Las heroicas jornadas del Octubre Rojo de 2003, por el triunfo rotundo y el
derrocamiento del genocida y Negro
para la reacción y por la pérdida de tantas vidas humanas, tuvieron como
vanguardia rebelde a la juventud universitaria que junto a sus reivindicaciones
específicas, planteaba una oposición franca a los gobiernos neoliberales. Los
acontecimientos se fueron profundizando y radicalizando en medio de una bárbara
represión de parte del gobierno gonista que pretendía ahogar en sangre la
rebeldía estudiantil y popular.
La calificación de la “chispa
que incendió la pradera” no es artificial, porque efectivamente, los
sistemáticos movimientos, manifestaciones, caravanas, marchas de larga
distancia, huelgas “blandas”, huelgas duras, crucificciones, enterramientos,
lapidaciones y toda tipo de protestas que adquirían paulatinamente un carácter
francamente revolucionario, fueron mostrando a toda la población la posibilidad
de derrocar una política anti-nacional y un gobierno entregado de pies a cabeza
al interés transnacional de entrega del gas a los Estados Unidos, vía Chile.
Finalmente un 17 de octubre,
hacen trece años, una gigantesca movilización alteña que tenía francos
propósitos revolucionarios de derrocar al Gobierno, consiguió la huida
vergonzosa y apresurada del oligarca Sánchez Lozada a su cueva conocida: los
Estados Unidos.
Estas gloriosas jornadas que han quedado grabadas en letras de molde
en la historia nacional, y al margen de cualquier falsa modestia, fueron encendidas por la chispa
universitaria de la UPEA, que consiguió incendiar toda la pradera seca de las
necesidades de un pueblo olvidado como el alteño. Al frente de las mismas
se encontraba una juventud cuya cabeza dirigente era claramente la conducción
universitaria que sobrepasando los estrechos límites autonomistas
universitarios, planteaba un cambio radical de la política nacional en general.
Sin embargo, a trece años de tan inolvidables acontecimientos, surgen
de las sombras de la mediocridad y la mezquindad, voces que pretenden enlodar
el prestigio de los actores directos de esas jornadas, méritos que fueron
ampliamente reconocidos por la comunidad universitaria alteña en distinciones,
diplomas, títulos, como los de “Rector Honorario Vitalicio”, “Doctor Honoris
Causa”, “Docente emérito”, y otros.
Aquellas jornadas heroicas forman ya parte de la gloriosa condición
revolucionaria del pueblo alteño como vanguardia de los pueblos y naciones
bolivianas que superando procesos de cambio debe enrumbarse decididamente hacia
el socialismo.
Jorge Echazú Alvarado
Primer Rector Autonomista de la UPEA.
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