¿EN
QUÉ ESTÁN DE ACUERDO LOS GOBERNANTES CHILENOS CON LA DERECHA BOLIVIANA?
Tradicionalmente
ha gustado a la oligarquía chilena menospreciar a Bolivia y presentarse ellos como parte de una comunidad
internacional civilizada, moderna y democrática a diferencia de nosotros, los
bolivianos, que, a su juicio seríamos un poco bárbaros, autoritarios, atrasados
y obviamente en su prejuiciosa concepción, detentadores de una democracia
subdesarrollada. No le fue posible al periodista de la Televisión Chilena
disimular estos prejuicios en su entrevista a Carlos Mesa, cuando -fuera de
todo contexto- le preguntó si consideraba que la Democracia boliviana era una democracia plena. ¿Cuál era la
intensión detrás de esta pregunta? Obviamente había la pretensión de continuar
elaborando la imagen de un contraste entre una sociedad moderna y democrática,
como la chilena, frente a una Bolivia que todavía no alcanza a desarrollarse
plenamente en el ámbito democrático y sigue ciegamente a un caudillo que, con pretensiones
exclusivamente personalistas, ha logrado entusiasmar a la población boliviana
con reivindicaciones “ancladas en el pasado”. Esa imagen prejuiciosa,
pretensiosa, interesada y distorsionada buscan promocionarla para que una
comunidad internacional tome partido por “la civilización, con democracia
plena” frente a una sociedad “poco civilizada, sin democracia plena”. A eso
apunta toda su argumentación del respeto a las instituciones y convenios
internacionales que ha alcanzado la comunidad Internacional, como si esa
institucionalidad y otras convenciones no hubieran sido producto de una
determinada correlación de fuerzas en un determinado momento histórico, una
correlación de fuerzas que, entre otras cosas, también incluía la fuerza de las
armas, es decir, procedimientos nada democráticos, como el que usó la
oligarquía chilena para arrebatarnos nuestro territorio en el Litoral.
Ahí está
entonces la coincidencia entre los gobernantes chilenos y la derecha boliviana,
vale decir, en presentar a la democracia boliviana como una democracia
imperfecta (no plena) que sigue a un caudillo que busca “eternizarse” en el
poder. El periodista Chileno incluso llegó a decirlo explícitamente, sin contar
con la sinceridad de Mesa que pudo explicarle las veces que Evo Morales ha
obtenido la mayoría absoluta de la votación del pueblo boliviano, sin necesidad
de recurrir a nuestra reivindicación marítima.
Deben saberlo
entonces, los opositores que cacarean sobre la “afrenta” a la democracia
boliviana cuando se plantea la reelección de Evo Morales que lo único que
pueden lograr es hacerle juego a los gobernantes chilenos en sus intentos de
mostrarse como la “democracia perfecta” frente a nuestra “democracia carente de
plenitud”.
Esto, sin
embargo, no debe extrañar. La oligarquía boliviana siempre ha sido furgón de
cola de la oligarquía Chilena. Lo fue en la misma Guerra del Pacífico cuando
Aniceto Arce realizaba intentos por hacernos romper la Alianza con el Perú para
entrar en acuerdos con la oligarquía Chilena. Los ofrecimientos que Chile hacía
a Bolivia datan de aquél entonces. Llegaron incluso hasta promover el golpe
contra el presidente Daza que se reusó a llegar a un acuerdo con el gobierno
Chileno.
Por eso, la
derecha y la oligarquía boliviana, como ninguna otra oligarquía, no tiene
patria, sólo le interesan los intereses económicos o políticos inmediatos. Para
eso puede llegar a vender su alma al diablo.
PCMLM
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