04-11-14
4 de noviembre de 1964
DERROCAMIENTO DE PAZ.
LA ASONADA DE BARRIENTOS
Y LA INSURRECCION PACEÑA
(A
medio siglo del comienzo dramático del ciclo militar fascista dependiente y de
la vigencia de la Doctrina de la “Seguridad Nacional”.)
Desde el mismo día de su ascenso a la vicepresidencia, el General René Barrientos Ortuño mostró su total
independencia respecto de Paz Estenssoro. Quería demostrar el caudillo militar
que él no debía nada a Paz y que, por el contrario, incluso se oponía al
"jefe". Consciente de su propia fuerza y de la debilidad del gobierno
del viejo demagogo, el ejército pasa a la acción clásica del militarismo de
todos los tiempos, preparando meticulosamente un nuevo golpe de Estado a
principios de noviembre de 1964.
Es importante detenernos en el análisis de esta fecha fatídica porque
constituye la iniciación de un tenebroso ciclo de dictaduras militares
pro-imperialistas y de carácter francamente fascistas. El 4 de noviembre, tiene
significación, tanto desde el punto de vista histórico, cuanto desde el
materialista histórico, para desentrañar el contenido mismo de los cambios que
se dieron a partir de entonces.
En 1964 a los pocos meses de la reelección de Paz Estenssoro y su vice
el general Barrientos, el descontento popular fue creciendo y las angurrias
militares de regresar al poder perdido determinaron la aparición de proyectos
golpistas del militarismo renaciente.
Las masas populares, en La Paz, se encontraban movilizadas frente a la
creciente crisis política que no se podía ocultar, y en consecuencia, toman la
iniciativa y se lanzan a la lucha para derrocar a Paz, defendido en la
circunstancia por algunos "milicianos" movimientistas atrincherados
en el cerro de Laikakota, la sede del Control Político en la calle Potosí y en
el Panóptico Nacional.
La situación de noviembre-64, era la siguiente: habían tres bandos en
pugna, 1. Las fuerzas
movimientistas de mercenarios pagados que, en desbandada, procuraban alguna
resistencia más para salvar el pellejo una vez que su propio jefe ya había
tomado el camino de la huida; 2.
Las fuerzas populares que ganaban las calles paceñas espontáneamente y se iban
armando con pertrechos tomados en los sitios capturados y 3. Finalmente, el ejército “nacional” totalmente
reorganizado que había constituido su base en Cochabamba donde Barrientos, el
vicepresidente y mandamás de las Fuerza Aérea,
hizo conocer su desconocimiento del presidente ofreciendo su propia
renuncia como vicepresidente, para precipitar la crisis.
Las jornadas del 4 de noviembre
de 1964, son, en nuestro concepto, una repetición disminuida del 21 de
julio de 1946 y del 9 de abril de 1952. Son las masas populares armadas las que
derrotan, después de prolongadas batallas a la milicia movimientista mercenaria
que se había parapetado en la serranía de Laikakota.
La batalla central, sin embargo, se produce frente a la sede del
tenebroso Control Político de San Román, ubicado en la Calle Potosí esquina
Socabaya. Varias horas resisten las milicias movimientistas la embestida
popular lanzada desde todos los ángulos. Las bajas son altas sobre todo entre
los defensores que están completamente sitiados.
Los hechos de ese 4 de noviembre deben ser
esclarecidos para la memoria histórica del pueblo boliviano, pues al margen de
la falsa modestia debemos señalar que participamos personal y directamente en
los combates frente al Control Político durante tres horas de la mañana del 4
de noviembre logrando después de una balacera intensa derrotar a los milicianos
y liberar a los prisioneros entre ellos destacadamente a Guido “Inti” Peredo, Zenón
Barrientos Mamani, el periodista Cueto
y otros prisioneros de las mazmorras del esbirro Claudio San Román, Menacho y
los “izquierdistas nacionales”, poniendo en fuga a los defensores.
El camarada Inti
instruyó a los asaltantes revolucionarios que se destruyeran todos los
archivos del Control Político ubicados en el tercer piso en los que se
encontraban consignadas las listas de todos los comunistas y los
revolucionarios, cosa que se cumplió bajo su mando en tanto que nosotros, los
“asaltantes” nos ocupábamos de secuestrar y apoderarnos de la inmensa cantidad
de libros y revistas del campo socialista que eran confiscados por los
“izquierdistas” nacionales de San Román y sus claque.
Otro tanto ocurrió cuando grupos revolucionarios al
mando de nuestro camarada Ignacio
Miashiro Ovale, asaltaron el Panóptico Nacional liberando particularmente
al camarada Federico Escóbar Zapata a
Irineo Pimentel y otros prisioneros de los “izquierdistas nacionales”.
A esta altura de los acontecimientos y en vista del triunfo de los combatientes populares en algunos
sitios, se dibuja difusamente todavía la posibilidad de una nueva insurrección
popular que impida la captura del poder por el militarismo renaciente. Sin
embargo, las direcciones de la izquierda
s tradicional (PCB), siempre a contra pelo, no comprendieron el carácter de los
combates y prefirieron aclamar a los "salvadores" de la dictadura
movimientista, reconociendo el triunfo del ejército y su representante, el Gral.
René Barrientos.
La izquierda revolucionaria que tiene efectivamente tradición de lucha
y combate de la que carecen en absoluto los “izquierdistas” nacionales
pro-fascistas, sí tuvo una respuesta el 4 de noviembre, lamentablemente la
insurrección fue decayendo conforme transcurría el día y llegaban las noticias
del levantamiento militar de Barrientos en Cochabamba que finalmente ahogaría la
insurrección revolucionaria urbana de La Paz
Ahora bien,
expresaremos nuestro punto de vista en torno al 4 de noviembre.
En primer lugar recordemos nuestra definición del carácter de clase de
los gobiernos del MNR. Son representantes de una débil burguesía nacional que
adhiere al aparato del Estado y se burocratiza.
Pretende fortalecerse por todos los medios pero no lo logra sino
mínimamente a pesar de disponer, por orden presidencial, de todos los recursos del Estado. La fracción
burguesa burocrática movimientista se esfuerza en crear un órgano represivo a
su servicio: el ejército de la Revolución Nacional y no hace sino estructurar
las Fuerzas Armadas de la Seguridad Nacional con amos extranjeros.
«Entre 1949 y 1964 más de 16
mil estudiantes de los países latinoamericanos fueron entrenados en la Escuela
Militar Norteamericana en Fort Gulick situada en la zona del Canal de Panamá,
generalmente conocida como la “West Point” latinoamericana… Sus alumnos asimilan y absorben la doctrina
militar norteamericana. La Fuerza aérea de los países latinoamericanos, entrena
asimismo a sus oficiales en la base Aérea Albrook… La Junta Interamericana de
Defensa con base en Washington, opera el Colegio Interamericano de Defensa.» (1)
Si la defensa nacional que debe corresponder a las Fuerzas Armadas de
la Nación, está subordinada a un poder extranjero, ¿de cuál independencia y
soberanía podía hablar? Como se ve, la necesidad de cambiar radicalmente el
poder político en Bolivia era urgente en 1964, es por ello que lejos muy lejos
de ser un quiebre entre la revolución y la contrarrevolución lo que se produjo
en noviembre de 1964, según la versión movimientista, fue una continuación
profundizada de la dependencia estructural de Bolivia respecto al imperialismo
norteamericano.
Sin embargo, el 4 de noviembre, como ya tenemos dicho, no es solamente
esto. Además significa la iniciación real y verdadera de la tercera parte de la
vida del ejército "boliviano", una tercera vida que hemos llamado ya,
como se sabe, el período de las "Fuerzas Armadas de la Seguridad
Nacional".
La gran guerra anti-popular que lleva a cabo el ejército contra el
pueblo, se declara abiertamente a partir del 4 de noviembre-64 y los militares
comprenden que para salir airosos de este enfrentamiento no pueden prescindir
del domino de todos los resortes del aparato del Estado. El ejército no se
replegará a sus cuarteles más durante 18 años y considerará al país como un
inmenso cuartel en una guerra decisiva y total en consonancia con todos los
elementos que ya conocemos en torno a la doctrina de la "Seguridad
Nacional".
En resumen, las jornadas revolucionarias del 4 de noviembre de 1964, aunque derrotadas, constituyen otra de las
fechas importantes de la actividad histórica, revolucionaria e insurreccional
del pueblo boliviano.
NOTA
BIBLIOGRÁFICA.
- BEDREGAL Gutiérrez, Guillermo. “Los militares en Bolivia”. Ediciones Los Amigos del Libro. La Paz-Bolivia. 1971. Pág. 110.
PCmlm.
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