Siria, el imperio yanqui y el miedo
El imperio yanqui alista sus garras para dar un golpe
demoledor al pueblo sirio. La historia de esta declarada y reiterada
prepotencia tiene una cronología fundamentada en hechos históricos. Pero hablo
de la incapacidad de los “emperadores” de este planeta en renunciar a los más
viles y sanguinarios métodos para resolver los “problemas del Medio Oriente” y
de la humanidad, en el que Siria y su gobierno ocupa portadas hoy.
Hombres y mujeres, niños y niñas de Iraq, de Afganistán
y de Libia han quedado en las cunetas de la muerte como cifras sin historias y
sin nombres. Son los anónimos de un escalonado y calculado genocidio que está
aún por ser contabilizado. A fin de cuentas para los gobernantes asesinos del
“American way of life” son eso. Cifras, números inocuos, datos estadísticos,
ceros y unos de potentes servidores y poco más.
Ellos cumplen una “noble tarea”. Tomar el control de
las grandes reservas de petróleo de la región para perpetuar un modelo de
sociedad, donde el consumo es el declarado indicador de prosperidad y
desarrollo en un sistema decadente, prepotente, genocida y guerrerista. Un
modelo de sociedad excluyente, elitista y clasista que persiste aferrado al
papel moneda como el principal estatus de la felicidad.
Están dispuestos a matar y aniquilar a pueblos enteros
sin que la paz se asome a nuestras ventanas, a nuestros portales. Los que
vivimos “en el primer mundo”, seguiremos gozando de las “bondades” de estos
descerebrados de la historia ante un planeta que solloza de dolor y de
impotencia por la brutalidad de estos bárbaros vestidos con elegantes corbatas.
Pero esta “certeza” esta enflaqueciendo.
El criminal de guerra Barack Obama y sus aliados de
Occidente -en las últimas décadas- han sembrado el terror en millones de
hombres y mujeres de nuestra única casa. Obama ha continuado la labor
guerrerista de su antecesor George W. Bush. El otorgamiento infame como Premio
Nobel de la Paz ha sido una ancha puerta para continuar con su ofensiva
militarista.
Las protestas de los movimientos sociales de los
Estados Unidos en contra de las políticas económicas del norte imperial han
sido brutalmente reprimidas. En Chile los dignos estudiantes que luchan en la
calle por una educación pública, han probado la bota de la gendarmería,
heredera del espíritu del dictador Augusto Pinochet. A Sebastián Piñera no le
ha temblado la mano para amedrentar el reclamo de los jóvenes que sueñan con un
modelo educativo público y para todos.
El pueblo griego ha dado pruebas de dignidad, de lucha
y de entereza ante el robo de sus exiguos recursos financieros de mano de
políticos, bancos y empresarios carroñeros. La Unión Europea y los principales
mecanismos financieros internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional, entre otros) han sabido ahogar a millones de griegos que viven
en condiciones de penurias. Europa es hoy un rebotar de indignación ante los
poderes subordinados al gran capital. La democracia representativa está en la
mirilla de los que claman por un mundo justo y de iguales.
El pueblo español ha sido particularmente reprimido en
los últimos dos años, en medio de un escenario convulso de cambios en la
sociedad. Pero más que cambios, asistimos al reforzamiento y la aceleración del
modelo capitalista. En esta carrera el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
ha hecho su labor de zapa de manera burda, dejando clara su verdadera esencia
ideológica. Los postulados del franquismo están vigentes en un Estado Español
que vive en la incertidumbre.
El símbolo de la represión en tierras del Quijote, han
sido los más de veintes jóvenes que han perdido sus ojos por la brutalidad de
las fuerzas policiales que en nombre de la ley “hacen su trabajo”.
Asistimos por tanto a la década del miedo. Seguramente
los historiadores podrían ampliar este período, pero prefiero afirmar en base a
certezas. Obama y sus cómplices guerreristas han sabido inocularlo en tiempos
de crisis. Se habla de una crisis económica global. Yo afirmo que estamos ante
los balcones de una crisis universal de los valores.
La guerra, la manipulación y la desinformación de los
medios. La privatización de los recursos estratégicos. El posicionamiento en un
segundo plano de los valores sociales, políticos y culturales de los pueblos.
El perfeccionamiento de las herramientas de control con el uso de las redes y
los sistemas de espionaje, -entre otras de particular importancia-, son parte
de una gran estrategia que se empeña en aniquilar las más nobles causas de la
humanidad.
Vivimos en una sociedad global fragmentada. Esta llana
idea es la mejor expresión del miedo. Cada quién se ocupa de lo suyo. Cada
familia es un mundo de cascarón a puertas cerradas. Las urgencias que nos
deberían ocupar a todos son asunto de la ley, del estado capitalista y del
orden público. Pero la ley, el estado capitalista y el orden público están
-cada vez más- corroídos y apestan.
Los medios juegan un protagónico rol en inocularnos el
miedo por todas las vías posibles. No podemos olvidar el papel ejecutor de
soldadesca brutal que juegan las fuerzas policiales en acallar la voluntad
soberana de los pueblos.
Ante la muy probable intervención militar de las tropas
yanquis en territorio sirio, la humanidad ha de ser convocada para detener este
genocidio. La guerra ha de ser desterrada de nuestra casa.
¿No basta con la lección aprendida en toda la historia
de la humanidad? ¿Cien millones de hombres y mujeres muertos en la Segunda
Guerra Mundial no son hechos suficientes para hacer causa común? ¿Tendrán que
explotar otras bombas nucleares como sucedió en Hiroshima y Nagasaki
responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos para que entendamos de una
vez y por todas lo que está en juego en nuestro planeta?
Podría seguir aportando hechos históricos como la
participación activa y protagónica del gobierno de los Estados Unidos en lo que
hoy es conocido en los anales de la historia como la “Operación Cóndor”.
Cientos de miles de latinoamericanos murieron, fueron torturados o fueron
forzados al exilio ante la brutalidad de las dictaduras en una América que hoy
exhibe luz, unidad y esperanza.
Ante los hechos que se nos avecinan, debemos
despojarnos de toda flaqueza y unirnos ante una tarea gigante, noble y
necesaria. La paz definitiva entre todos los pueblos. Nos asiste el deber moral
de exigirles a los gobernantes de Occidente y los que apoyan la guerra contra
Siria, que se sienten a dialogar pues es la única acción posible en este
escenario convulso de nuestro planeta.
Blog
del autor: www.cinereverso.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario