27-07-12
P. N. 200
EL DERECHO DE ASILO
Y LA DERECHA BOLIVIANA
Cuando observamos y escuchamos la intensa campaña de toda la derecha boliviana y sus órganos de prensa televisivos y escritos, no sentimos sino un profundo desprecio hacia la manipulación que se viene haciendo con el caso del senador pandino asilado en la embajada del Brasil.
En todos los tonos, la falsimedia reaccionaria y sus actuales voceros, así como los politiqueros tránsfugas de la calaña de Juan “el miedoso”, se llenan la boca acusando al gobierno de violentar las leyes internacionales sobre el derecho de asilo.
Sin necesidad de recurrir a la cita de leyes expresas y simplemente de conformidad con la lógica jurídica más elemental, podemos afirmar que el Gobierno tiene toda la razón de negar el salvoconducto al senador que mucho tiempo antes de solicitar el asilo al Brasil, tenía sobre sí, una larga serie de juicios y procesos penales y administrativos a los cuales tenía y tiene la obligación de responder en el país.
Por lo mismo preexistiendo estos procesos a la solicitud de asilo, el salvoconducto no puede ser concedido por el Gobierno boliviano, a pesar del asilo ya otorgada por el Brasil, por el simple hecho que resultaría siendo una forma muy cómoda de eludir a la justicia boliviana. Con este antecedente cualquier otro delincuente de marca mayor como son los que en el pasado reciente usufructuaron de los recursos nacionales como propios en toda la época neoliberal, podría introducirse en una embajada y así burlarse de la justicia boliviana.
¡Qué enorme diferencia entre los asilados, exiliados, perseguidos, encarcelados y torturados durante las dictaduras de la Seguridad Nacional y los actuales “perseguidos políticos” de la derecha reaccionaria! La distancia entre ambas situaciones tiene carácter sideral y desenmascara toda la infamia de la prédica actual por la concesión del salvoconducto.
La derecha reaccionaria tiene el desparpajo de sostener hasta el cansancio que los asilados y exilados actuales que han huido de Bolivia al Brasil, al Paraguay y a los Estados Unidos, son “perseguidos políticos” y por lo tanto el Gobierno boliviano de Evo Morales sería “dictatorial”. Y quiénes sostienen este despropósito son precisamente aquellos politiqueros que respaldaron y mucho más, fueron cómplices de las brutales dictaduras de los 18 años (1964-1982), que tienen el cinismo de perorar sobre autoritarismos y dictaduras.
En el caso concreto del senador pandino, con toda la razón del mundo, el Gobierno boliviano debe negar, en absoluto, un salvoconducto que libere al delincuente de todos los procesos que debe responder en el país. No hay Ley internacional alguna que obligue al Estado boliviana a pasar por encima de sus propias leyes para dar gusto a un delincuente común que al solicitar asilo pretende eludir su obligación de responder por sus actos en Bolivia.
Nuestro apoyo pleno al Gobierno que rechaza la parafernalia que está digitando la derecha política y la derecha mediática a favor del delincuente común.
Por otra parte es necesario observar con preocupación, la conducta de la cancillería brasileña que sin ningún estudio profundo concedió un asilo político al senador boliviano, derecho que solamente debe favorecer a las víctimas de la persecución fascista que conoce de sobra la Presidenta brasileña doña Dilma Rouseff.
PCBmlm
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