11-04-12
11-04-02
A 10 años de la aventura golpista en Venezuela.
Y AHORA: ¿QUE DICEN?
Río Bravo
Se ha producido, como dice el presidente Hugo Chávez de Venezuela, un hecho “asombroso” en América Latina. Los pueblos de Venezuela, saliendo de la pasividad que les había pedido su propio presidente frente a las agresiones y el desarrollo de un plan golpista, inundaron las calles, las plazas, las avenidas, el Palacio Presidencial, los cuarteles, las radioemisoras, los canales televisivos y finalmente en una demostración maravillosa de soberanía directa, repusieron a su líder como Presidente de Venezuela, mientras las ratas reaccionarias desaparecían vergonzosamente después de cometer fecharías y crímenes al por mayor en apenas unas horas de dominación en Caracas.
El mayor de los regocijos se ha producido en América Latina y el Tercer Mundo, con el triunfo de nuestros hermanos llaneros. Llenos de emoción y de orgullo hemos podido observar los océanos de pueblo inundando la sagrada tierra de Bolívar y fertilizando con su sudor y su sangre el camino de la libertad, de la dignidad y el honor. Entusiasmados hasta las lágrimas hemos podido saborear un gran triunfo, un triunfo que, en estos momentos, constituye un bálsamo de justicia, una gota de dignidad entre tanta infamia, un hecho aleccionador y una lección imborrable. Las experiencias que han dejado estos acontecimientos “asombrosos” no son experiencias que andan pregonando los derrotados de abril, por el contrario, son experiencias que enseñan a los pueblos que si se unen y forman una sola y gigantesca ola revolucionaria, no hay fuerza que pueda derrotarlos.
«A determinado nivel de condensación, las nubes descargan por el rayo. La traición desató la tormenta sobre Venezuela. Y bajaron de los cerros, vivieron de los ranchitos, cartón y hojalata y penitas grandes, y de las fábricas, y de las tierras de sudor barato, anchas pero ajenas; eran negros y mulatos, blancos, mestizos inundaron las calles, codo a codo, y fueron para Miraflores, y con ellos estaban intelectuales de Simón Rodríguez y Miranda y los soldados de Carabobo. Los de las lanzas coloradas, de Bolívar y Sucre, y los indios, caramba, por su destino… eran más de un millón, preciosa joya, y se rindieron cobardes, los milicos felones, y renunció, deportivamente, el capo de los capos, el patrón de patrones, y se rajaron despavoridos, los traidores de la Central de Trabajadores, los peores…» (*)
En el caso venezolano, una fracción militar, los paracaidistas, tuvieron una actitud institucional y se enfrentaron al golpe. Y el imperialismo agazapado desde el norte, a la espera de las “buenas nuevas”, creyendo que el plan es perfecto y que no puede fallar, observa desolado el fracaso estrepitoso de su estrategia y no tiene más remedio que reconocer a la “democracia”. Otra vez será…, es la respuesta muda y resentida del Imperio frente a la derrota.
Nunca como en el actual caso venezolano se pusieron los dos bandos históricos frente a frente con tanta claridad, nunca como en Venezuela en abril se simplificó tanto la lucha milenaria de los opresores contra los oprimidos, nunca como en Venezuela de Chávez, los pobres tuvieron una victoria más límpida frente a los ricos. Y lo decimos no solamente en homenaje al valor y energía de esos pueblos hermanos, sino como un ejemplo nítido de las verdaderas capacidades de los pueblos para defender sus derechos.
Más de un enloquecido reaccionario ha debido rogar por la intervención directa de los “marines”. Esos protozoarios políticos hubieran querido ver la sangre venezolana correr a raudales siempre y cuando se hubieran resguardado sus intereses mezquinos y sobre todo los intereses de sus amos yanquis. No fue posible, sin embargo en ese caso extremo, es seguro que los marines hubieran tenido que pasar por sobre los cuerpos de miles de venezolanos militantes movilizados y dispuestos a dar la vida, sino quedaban ellos también en el campo de batalla. Y como los “valerosos marines” no quieren guerras en las que se cobran vidas de negros y latinos mercenarios y mucho menos sajones llorones, entonces la intervención resultó siendo una imposibilidad y el triunfo popular una realidad extraordinaria.
No pudo, esta vez, el “gran matón” imponer “su democracia”. No pudo la reacción cavernaria de los diminutos y ridículos reaccionarios a lo “carmona”, engañar con los canales de televisión y mentir de la manera más descarada falseando los hechos. Salieron a flote sus verdaderos intereses, sus verdaderas intenciones: convertir a Venezuela en otra colonia sumisa al diktat imperialista.
El Gobierno oligárquico de Tuto Quiroga en abril de 2002, muy junto al régimen imperialista y otros países lacayos, tuvo la desvergüenza de “reconocer” diplomáticamente al golpismo de Carmona, empero su infeliz “reconocimiento” no duró ni 24 horas.
A diez años de la conjura infame imperial-reaccionaria contra Venezuela, los marxistas-leninista y maoístas de Bolivia hacemos llegar a los pueblos venezolanos, a su dirigente el comandante Hugo Chávez Frías, nuestros saludos profundamente revolucionarios deseando que la Venezuela bolivariana, alcance nuevos triunfos sobre el Imperio mil veces maldito.
(*) Tomado de Internet.
PCBmlm.
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