20-05-19
N. No. 548
OTRA VEZ EL MISERABLE “PENTÁGONO”
Nunca
como en esta oportunidad, el programa “El Pentágono” del canal universitario,
conducido por el periodista improvisado Mario Espinoza, tocó los límites de la
vergüenza comunicacional.
Cuatro
fueron los “académicos”, “catedráticos” que participaron en el aquelarre. Una
supuesta internacionalista de nombre Longaric, una ex-zarina anti-droga de
apellido Cajías, un analista desequilibrado de apellido Ilich y finalmente el
reaccionario Zarati, deudor de los gastos reservados del neoliberalismo.
Las
confusiones, las contradicciones, las falsedades y las interpretaciones fraudulentas,
se hicieron presentes en esta increíblemente cínica presentación televisiva.
La
Longaric, dándosela de especialista y demostrando un desprecio total a Bolivia,
comenzó diciendo que es tan pequeña, que su lugar en el debate internacional
sobre Venezuela, no tiene importancia; empero, a renglón seguido, planteó que
la visita de Almagro a Bolivia tenía el propósito de crear una brecha en el
frente que defiende a Maduro en Venezuela. Se nota la total incongruencia de la
“especialista” en derecho internacional.
La Cajías
fue mucho más allá e introdujo el tema del narcotráfico como el fundamental de
la visita de Almagro, en virtud de ser Bolivia el núcleo de ese criminal
negocio, olvidándose que, por el contrario, es Colombia dicho punto neurálgico.
Sugirió, en medio de una larga introducción que, por momentos se hacía
incomprensible, que la visita de Almagro al Chapare tenía el sentido de
estimular el problema del narcotráfico.
Sin
embargo, quién se llevó la mejor parte del desaguisado, fue el sujeto
desequilibrado de apellido Ilich que, moviéndose en la mesa como un sujeto
fuera de sus cabales, pidió a gritos la cárcel para Maduro como si su exabrupto
pudiera ser de cumplimiento inmediato, en vista de ser “el mayor dictador de
todos los tiempos”. Empero lo peor del caso es que manifestó la estupidez de
que, ninguno de los candidatos a la presidencia, quiere ser presidente.
Esta
declaración desconcertó al pobre conductor Espinoza que, todo desorientado,
pidió una explicación al proponente que no supo salir de confusión. Espinoza
pidió coherencia a su invitado.
En la
conversación que duró más de una hora, ninguno de los “académicos” hizo
referencia a la brutal agresión que sufre cada día Venezuela y que es la razón
fundamental de la crisis que sufre el pueblo.
La
conclusión que se puede extraer de tan calamitosa presentación. es que se viene
expandiendo la sensación de que es imposible derrocar a Maduro y que quiénes,
sirviendo a las órdenes del imperialismo de Trump, intentan ya inútilmente
descargar sus complejos de lacayos impenitentes del imperialismo, están arando
en el mar.
Ese
canal “universitario” que debiera ser un conductor de opinión equilibrada,
dirigido por el tránsfuga Albarracín, se ha constituido ya, en estos momentos,
en punta de lanza de los afanes imperiales de agredir a Venezuela y volver a
los tiempos de los miserables “patios traseros”.
PCmlm.
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