BASE DE MANTA 2.0: LA RENOVADA PRESENCIA MILITAR
DE EEUU EN ECUADOR
2 de
septiembre de 2018 11:27
Con la
justificación de la ‘cooperación’ y el humanitarismo, fuerzas militares
estadounidenses retornan al Ecuador después de una década de haber sido expulsadas.
Esta
renovada presencia, no solo reactivará la misión de la Base de Manta
(1999-2009), sino que accionará una nueva fase de injerencia militar en el
país. La cual se materializó, el pasado 2 de agosto de 2018, con la apertura de
una Oficina de Cooperación de Seguridad (OCS) entre ambas naciones.
Según
el Departamento de Defensa, las OCS pertenecen a la Agencia de Asistencia de
Seguridad de Defensa y su rol es realizar acciones que “promuevan los intereses
de seguridad específicos de los EE.UU., incluidas todas las actividades
internacionales de cooperación de armamentos y actividades de asistencia de
seguridad”. Lo que quiere decir, satisfacer los intereses del imperialismo
norteamericano en el país.
A
través de las OCS se promueven programas formales como Ventas y Financiamiento
militar al extranjero (FMS/FMF), Educación y Capacitación Militar Internacional
(IMET), Asistencia Humanitaria (HAP), ejercicios conjuntos, Intercambios de
Expertos (SMEEs) y actividades de preparación para desastres. Siendo el mismo
modelo que se implementó en Irak (OSC-I) al reformular la estrategia militar en
2012 luego de la invasión suscitada en 2003.
En
contraste con la antigua Base de Manta, que era una Forward Operating Location
(FOL), este modelo opera desde una locación
fija. Y para esta nueva fase de injerencia, tal como lo dijo Thomas Shannon,
subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, “realmente no
creo que necesitemos una base en ese sentido”.
Al
utilizar una OCS, les permitirá ahorrar los altos gastos logísticos de personal
militar e infraestructura, además de brindarles flexibilidad y escalabilidad ya
que ‘cooperan’ con las Fuerzas Armadas locales, obteniendo los mismos o incluso
mejores beneficios. De esta manera lograron que, desde septiembre de 2018, un
avión de inteligencia de EE.UU. sobrevuele los mares y fronteras ecuatorianas
operando desde Guayaquil durante cuatro días todos los meses.
Su
objetivo será retomar todas las actividades de la Base de Manta, tal como lo
afirmó el ministro de Defensa de Ecuador, Oswaldo Jarrín. “Lo importante es
reconocer que todo lo que hacía, en su época, la base, lo puede hacer ahora un
solo avión, es por el avance de la tecnología que tiene solamente con la
capacidad de una potencia como Estados Unidos”.
Es así
que en menos de un mes de funcionamiento, a través de la OCS, reinstauraron la
capacidad operativa de una base denunciada y rechazada por los ecuatorianos,que
incluso el presidente Lenín Moreno concluyó que “violó de alguna forma nuestra
soberanía”. Pero el avión espía es solo el principio.
Luego
de 11 años de ausencia, el Ecuador volverá a participar en el Ejercicio
Multinacional de Maniobras Militares (Unitas), organizado por Estados Unidos.
Como otros ejercicios similares realizados en la región, este sirve para el
adoctrinamiento bajo el comando estadounidense, tal como lo indicó el
comandante general de la Armada ecuatoriana, Renán Ruiz.
A esta
creciente militarización extranjera de la región se suma otra estrategia de
colonialismo, bajo la bandera de las ‘labores humanitarias’. Uno de estos
mecanismos es el buque hospital, USNS Comfort, que nuevamente operará de forma
regular y periódica en las costas ecuatorianas.
Aunque
tiene denominación de embarcación no combatiente, como el resto de buques de
guerra se adhiere a la misión de la Armada de EE.UU. que profesa,
"mantener, entrenar y equipar para el combate a las fuerzas navales,
capaces de conseguir la victoria de la guerra, disuadir agresiones y mantener
la libertad en los mares".
Esto quiere
decir que en el caso de un conflicto no solo tiene capacidad bélica sino debe
brindar apoyo logístico al Ejército norteamericano, convirtiéndose en una
amenaza encubierta como ya lo alertó el presidente boliviano, Evo Morales. No
es coincidencia entonces, que en otras circunstancias, pero bajo la misma
bandera del humanitarismo, estuvieron presentes al inicio de la Guerra del
Golfo (1990-1991) y la Invasión a Irak (2002-2003).
A su
vez todos estos programas son combinados con la estrategia de focalización de
compras de armamento para alimentar la industria bélica y generar dependencia
militar. En Ecuador, el Ministerio de Defensa anunció que, a pesar de las
políticas de austeridad, con su presupuesto anual de 108 millones de dólares se
realizará la compra de armamento e implementos bélicos.
Decisión
que debería preocupar a los ecuatorianos ya que el actual ministro, durante su
periodo en la misma cartera de Estado en 2005-2006, demostró un “manejo del
presupuesto y recursos militares muy malos” en los que “mantuvo una estrategia
militar basada en un constante pedido a los Estados Unidos de recursos
militares (que no se entregaron)”, como lo demuestra César Cedeño, analista en
operaciones militares.
Es así
que a través de los Foreign Military Sales/ Ventas militares extranjeras (FMS)
dirigirán nuevamente el gasto militar ecuatoriano. Algo que no es sorpresa ya
que al ser un imperio militar basa su política externa en la industria bélica y
la promoción de conflictos nacionales e internacionales, a través de una
diplomacia bélica.
Al
2018, como lo confirmó el General Jon Dunford Jr., presidente del Estado Mayor
Conjunto de EE.UU, su país tiene presencia militar en 177 países del mundo, es
decir el 91% de Estados. Y ahora, luego de una década de ausencia, Ecuador
conformará parte de esa lista.
Un
objetivo en el que el gobierno de los Estados Unidos ya venía trabajando con
varios años de anterioridad. En agosto de 2016 durante la ceremonia de posesión
de Lenín Moreno, Michael Fitzpatrick, vicesecretario adjunto de Estado para
Asuntos de América del Sur, dirigió la comitiva estadounidense y afirmó que
“Ecuador es un país de gran interés para Estados Unidos” razón por la cual lo
visitó primero en su gira latinoamericana.
Dos
años más tarde con la apertura de la OCS, se anunció que el actual Embajador,
será reemplazado por Fitzpatrick. Un cambio importante ya que las Oficinas de
Cooperación son lideradas por el representante de la misión diplomática in
situ, y en este caso un experto en contra inteligencia que estuvo involucrado
en las estrategias contra insurgentes del Departamento de Estado en
Centroamérica desde 1986.
Sin
embargo, lo más sensible de esta “cooperación” y la que debería alertar a los
ecuatorianos es su inconstitucionalidad. Según el artículo 5 de la Constitución
de 2008, el Ecuador se declara como un territorio de paz, donde “no se
permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones
extranjeras con propósitos militares. Además de que se prohíbe ceder bases
militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”.
Pero
para el Gobierno, la Carta Magna no es importante. Todas las estrategias
implementadas en el primer mes de vigencia de la OSC son actos de guerra en los
que no solo se establecerán instalaciones extranjeras sino dispositivos a
corto, mediano y largo plazo para ceder la soberanía nacional, la
institucionalidad del Estado y la paz ecuatoriana. Parecería que el grito de
‘Gringos, go home’ se silencia en el Ecuador para dar por inaugurada con
impunidad la Base de Manta 2.0.
Escrito
por Martín Pastor
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