04-12-17
N. No. 463.
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LAS ELECCIONES
JUDICIALES
Como
teníamos señalado desde hace mucho tiempo atrás, la grave crisis que sufre en
Bolivia, la administración de justicia, no se debe a las formas o métodos que
existen para la lección de magistrados de los tribunales de justicia
superiores.
Esa
crisis tiene su fundamento en causas de tipo político. Se trata de la formación
integral de los nuevos científicos del derecho, es decir a la formación
cultural de los nuevos abogados.
Empero
este es un problema que lo hemos tratado ya sistemáticamente en otros
comentarios. Ahora se trata de otro problema, aunque relacionado con el
anterior.
Las
elecciones para la designación del Tribunal Supremo de Justicia, el Tribunal
Constitucional, el Consejo de la Magistratura y el Tribunal Agroambiental, no
tienen ningún parentesco con las elecciones políticas de gobernantes del
Estado. Son elecciones muy sectoriales que incumben preferentemente y más bien solamente
al llamado “mundo litigante”, es decir a los abogados y clientes con procesos
en curso y por lo mismo, su designación no puede alcanzar a todos los ciudadanos
con derecho al sufragio universal.
Por
esta razón ambas elecciones no PUEDEN SER COMPARADAS Y NO SE PUEDE EXTRAPOLAR
LOS RESULTADOS DE UNA CONSULTA SECTORIAL CON EL PANORAMA POLÍTICO GENERAL.
Algunos
comentaristas como el politólogo Marcelo Silva, el ex-defensor de Pueblo
Villena y el dirigente vecinal alteño De la Cruz, sostenían que estas elecciones
eran un termómetro válido para pronosticar la decadencia del apoyo a Evo
Morales y una señal muy clara del fin del “evismo”. Villena, por ejemplo, decía
que estas elecciones eran prácticamente como un “plebiscito” que presagiaba la
derrota del “proceso de cambio”.
Si
comparamos estas opiniones subjetivas con una realidad muy clara, podemos
preguntar: si la decadencia del prestigio de Morales fuera tan grande, ¿por
qué, la derecha, no admite su postulación, para derrotarlo en las urnas?
En
verdad, la oposición a la postulación de Evo Morales viene del convencimiento
de que su postulación significa que será el elegido. He ahí la razón de la
desesperada actividad de la derecha para tratar de imposibilitar esa
postulación.
Volviendo
al problema central, es lógico que los volúmenes de apoyo a los diversos
postulantes a las dignidades judiciales no pueden ser muy elevados puesto que
el propio “mundo litigante” no conoce a los postulantes en su generalidad y
tiene que votar a oscuras, lo cual deriva en el voto blanco o nulo.
Empero
los votos alcanzados por los postulantes deben ser comparados entre sí, es
decir entre los propios postulantes, debiendo ser elegido el que consiga
mayoría de votos en relación con sus contrincantes. Es ésta la resolución definitiva
del entuerto.
PCmlm.
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