15-12-16.
Int. No. 348
ISRAEL, SIONISMO Y
ANTISEMITISMO
LOS MITOS
FUNDACIONALES DE LA POLITICA ISRAELI
(Roger Garaudy)
Es tiempo de poner los puntos sobre las íes en torno al álgido problema
del sionismo, el Estado Israelí y el llamado antisemitismo.
Comenzaremos con el antisemitismo que es precisamente el que determina
una confusión muy grande en cuanto a dilucidar la esencia del racismo, y, en
general el mito del "Pueblo elegido de Dios". En nombre de la lucha legítima
contra el racismo antisemita de carácter hitleriano, se ha desarrollado toda
una ideología que sataniza, condena y criminaliza toda crítica y toda condena
al Estado Judío (Israel) y sus fechorías contra todos los países árabes, contra
los musulmanes de todo el mundo y últimamente contra la soberanía de el Líbano
y Palestina en la Franja de Gaza y en Cisjordania.
Es hora de deslindar con toda precisión la diferencia que existe entre
el pueblo judío, la religión judía de la política israelí. Los judíos o hebreos
constituyen o mejor constituyeron un pueblo que sufrió a lo largo de su
historia una verdadera "Diáspora" es decir una desasimilación
nacional que diluyó completamente a dicho pueblo en el seno de las naciones y
pueblos que recibieron su inmigración.
El actual "Estado Israelí" es simplemente el gendarme
imperial en el corazón del mundo árabe y ha sido creado artificialmente por el
maquiavelismo occidental que pretendía crear un quiste propio en la zona para
controlar las enormes riquezas hidrocarburíferas del Golfo Arabo-Persa. El
principal pretexto para la "creación" de ese estado artificial fue el
llamado Holocausto hitlerista del pueblo hebreo, empero, ¿qué culpa tienen o
tenían los palestinos de los crímenes precisamente de la cultura occidental?
(el nazismo es parte de la cultura occidental, es decir el racismo).
Israel no es una nación y por ello mismo tampoco puede ser un Estado.
Citamos al gran judío Albert Einstein, el más grande físico-matemático
de la historia que decía en 1938:
«Sería más razonable, en mi
opinión, llegar a un acuerdo con los árabes sobre la base de una vida común y
pacífica que crear un Estado Judío. La conciencia que poseo de la naturaleza
esencial del judaísmo se resiste a la idea de un Estado Judío dotado de
fronteras, de un ejército y de un proyecto de poder temporal, por muy modesto
que sea. Temo las heridas internas que
el judaísmo pueda padecer si se desarrolla entre nosotros un nacionalismo
cerrado. Ya no somos los judíos del período de los Macabeos. Volver a ser una
nación, en el sentido político de la palabra, equivaldría a alejarse de la
espiritualidad de nuestra comunidad que debemos al genio de nuestros profeta...» (1)
Ratificamos, Israel no es una
nación. La teoría de la
nación más robusta y coherente, quiérase o no, sostiene que son varios los
elementos constitutivos de la misma, entre ellos tenemos la formación
histórica, una comunidad de territorio, de lengua y de psicología que se resume
en una comunidad de cultura y finalmente una estructura económica común que
permite su supervivencia determinada en el tiempo y siempre tendiendo hacia la
autodeterminación. (2)
El antisemitismo ha cobrado actualmente una fuerza inusitada y una
legitimidad indudable que tiende a aumentar en la medida que el Estado Israelí
sigue cometiendo crímenes de Lesa Humanidad ante la indiferencia de Occidente,
de las Naciones Unidas, de una espuria "comunidad internacional" y la
complicidad o mejor co-autoría del Imperio yanqui con los crímenes inauditos.
Ya no podemos, si somos sinceros, distinguir y separar, entonces el
semitismo judaico legítimo como expresión religiosa plenamente válida y el
genocida sionismo israelí antihumano y de características nazi-fascistas. Es
posible y muy legítimo hablar de un fascismo israelí. La comparación hecha por
José Saramago (3), que parangona
Ramala, Deir Yashin, Sabra y Shatila con Auschwitz, Treblinka o Belsec-Belsen
no deja de ser pertinente aunque hay que señalar, para ser enteramente justos,
que los primeros carecen todavía de cámaras de gas y hornos crematorios.
Empero no se trata solamente de ese verdadero monstruo apocalíptico que
se ha creado en tierras palestinas, sino del apoyo irrestricto, cooperación y complicidad
de la potencia número uno del mundo: Los Estados Unidos que tienen en sus más altos niveles la presencia de un
Lobby israelí poderoso que incluso llega a cuestionar y privilegiar sus
intereses sobre los de las clases dominantes yanquis no judías. El escritor
James Petras en un artículo muy importante no explica y dice:
«La investigación del FBI sobre
agentes del espionaje israelí en el Pentágono forma parte de una lucha
importante entre sionistas prominentes del pentágono y el aparato de seguridad
estadounidense. Desde que el régimen de Bush llegó al poder ha habido una
violenta guerra política y de organización entre los sionistas del Pentágono y
sus colaboradores militaristas, por una parte, y los militares profesionales y
el aparato de inteligencia, por la otra» (4)
Para demostrar con pruebas irrefutables la íntima conexión entre el
imperio y su cabeza de playa israelí en el mundo árabe tomamos la siguiente
cita del libro de Roger Garaudy:
«En 1973, el Almirante americano
Thomas Moorer, Jefe de Estado Mayor de los tres ejércitos, declaro que el
agregado militar israelí en Washington, Mordecai Gur futuro comandante en Jefe
del ejército israelí, solicitó a los Estados Unidos aviones armados de un misil
muy sofisticado llamado Maverick. El Almirante Moorer dijo a Gur: "No
puedo darle esos aviones. No tenemos más que una escuadrilla y juramos ante el
Congreso que la necesitamos". Gur me contestó: "Demos esos aviones,
del Congreso ya me encargo yo". Así fue cómo la única escuadrilla equipada
de Mavericks fue a Israel…» (5)
Se puede pues apreciar hasta qué punto Israel no es más que una
extensión extraterritorial de los Estados Unidos imperial.
«El poder de la máquina de
propaganda israelí-sionista estadounidense es tan agobiante que el FBI tuvo que
investigar durante dos años, realizar interminables escuchas telefónicas,
videos y fotos, entrevistar a docenas de funcionarios de gobierno y no del
gobierno antes de que pudieran preparase para presentar los cargos. A pesar de
ser grabados y fotografiados en el acto de tomar documentos de alto secreto,
los funcionarios de AIPAC lo niegan todo y después contratan una ringlera de
abogados poderosos….» (6)
(AIPAC. Organización política judía de Estados Unidos)
Ya no cabe duda alguna sobre el verdadero carácter del llamado
"Estado de Israel" que constituye un gigantesco portaaviones y base
de agresión y lanzamiento de cohetes intercontinentales de la potencia nuclear
norteamericana amenazando a sus vecinos y que están situados en el corazón
mismo del mundo árabe.
Notas bibliográficas
1.
Garaudy, Roger. "Los
mitos fundacionales de la política israelí". Cita a Rabbin
Moshe Menuhin, "The decadence of Judaism in our time". 1969. p.
324, que a su vez cita a Albert Einstein.
2. Echazú, Jorge. "Israel y la teoría de la nación". Revista
boliviana "Crítica". Segunda semana de junio de 1990.
3.
Ibsen Martínez. "Revista
Pulso". Del 25 al 31 de agosto de 2006... "Del nuevo
antisemitismo", cita a Saramago,
José. "De las piedras de David
a los tanques de Goliat”.
4. Petras, James.
"Traición en las alturas: sionistas del Pentágono, AIPAC e Israel".
Rebelión. Org.
5.
Garaudy, Roger.
"Los mitos fundacionales de la política israelí”. Citada.
6.
Petras, James.
Citada.
PCmlm.
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