19 de Diciembre de 1996.
16-12-16
N. No. 413.
A 30 AÑOS DEL
GENOCIDIO DE AMAYAPAMPA Y CAPACIRCA
Hacen 30 años, durante el desgobierno del dúo
de la traición: Gonzalo Sánchez Lozada-Víctor Hugo Cárdenas, se produjo una de
las innumerables masacres cometidas por los gobiernos oligárquicos del pasado y
uno de los que nunca tuvieron el castigo que merecían.
Efectivamente, para servir lacayunamente los
intereses transnacionales. El régimen movimientista no dudó un solo instante en
recurrir al crimen, el asalto, el latrocinio “legal” y todas las formas del
saqueo.
Por entonces se ensañó con los trabajadores
mineros de Amayapampa y Capacirca destacando fuerzas policiales y militares
para aplastar sangrientamente la resistencia pacífica de los pobladores de la
región.
Incluso la gran prensa reaccionaria ha tenido
que mostrar el carácter genocida de la acción gubernamental. Así el diario de
la época PRESENCIA, decía:
“La
violenta incursión de policías y militares a la mina Amayapampa dejó ayer (19
de diciembre), cuatro muertos y 19 heridos tras un violento enfrentamiento con
mineros y comunarios que controlaban el centro aurífero, adquirido por empresas
de Canadá y los Estados Unidos a empresarios bolivianos”.
Los mineros reivindicando con toda justicia la
propiedad de la mina ya que sus antiguos propietarios debían mucho dinero a los
trabajadores por varios conceptos, sin embargo, para hacer “honor” a su
política antinacional, el gobierno prefirió entregarla a las transnacionales.
El conflicto se extendió a toda la región y lo
más importante para el desarrollo de las luchas populares fue que los
campesinos comunarios de toda la región
apoyaron valientemente a los mineros exigiendo el pago de regalías justas
para una de las regiones más pobres del país.
La reivindicación popular y regional, no pudo
ser más justa, pues se planteó una “privatización” en los términos de la
entrega de la mina a los trabajadores (aunque la mina era ya una concesión privada), empero para el
gobierno corrupto, solamente vale la privatización cuando esta favorece los
intereses transnacionales.
La población de toda la zona y los campesinos
comunarios apoyando a los mineros ocuparon la mina rechazando la intervención
policial; esta situación se prolongó por varias semanas. Sin embargo, el día 19
de diciembre, cumpliendo disposiciones
del delincuente y criminal de Lesa Patria Sánchez Lozada ordenó a su cómplice Víctor Hugo Cárdenas que determinara
la intervención del ejército y la policía protagonizando la masacre más vil y
sañuda.
Parece que esta infame masacre ha quedado en
el olvido y sus causantes Sánchez Lozada y Víctor Hugo Cárdenas no han sido
llevados ante los tribunales de justicia. Es una deuda que queda pendiente y
que bien pudiera ser aplicada al indígena traidor Cárdenas que se pasea impune
por todo el país, charloteando sobre la democracia.
PCmlm
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