martes, 27 de enero de 2015

AUSCHWITZ, UN INFIERNO EN LA TIERRA


27-01-2015.
Int. No. 249.

AUSCHWITZ,
UN INFIERNO EN LA TIERRA

(A 70 AÑOS DE SU LIBERACIÓN POR EL EJÉRCITO ROJO DE STALIN)
.
II
           
Auschwitz-Birkenau.... Belsen-berger........ Treblinka... Buchenwald..... Maidanek.... Dachau.... Mauthaussem.....    Sobibor.....  Chelmno....   
           
Muchos hombres y mujeres que hoy todavía viven todavía dispersos en todo el mundo palidecerán de espanto al sólo mencionarse estos extraños y fatídicos nombres que corresponden a los campos de concentración y muerte instalados por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial en Polonia.
           
«Hemos de crear una técnica de la despoblación.  Si me pregunta usted o que yo entiendo por despoblación le diré a usted que preveo la liquidación de unidades raciales, y lo haré, puesto que veo en ella, a grandes rasgos, mi misión fundamental.  La naturaleza es cruel, y por este motivo, también nosotros podemos ser crueles.  Si mando la flor y nata del pueblo alemán a la guerra sin lamentar en ningún momento el derramamiento de la valiosa sangre alemana en el infierno de la guerra, TAMBIEN TENGO EL DERECHO DE DESTRUIR MILLONES DE HOMBRES DE RAZAS INFERIORES, QUE SE MULTIPLICAN COMO LOS PARASITOS.....» (Mayúsculas nuestras). (1).
           
Así hablaba Hitler a su amigo Hermann Rauschning cuando se preparaba a poner en práctica sus diabólicos planes. Los campos de concentración --obra maestra del nazismo- estaban sometidos a la jurisdicción exclusiva de la célebre Gestapo o Amter 4 y todas las personas recluidas en ellos eran de su propiedad.
           
Ante todo los comunistas, los rusos y los judíos y más aún los judíos comunistas debían ser exterminados sin dilación alguna, para ello se construyeron enormes cámaras de gas donde ingresaban los condenados ignorantes de su suerte a "tomar una ducha". Las puertas se cerraban herméticamente y simultáneamente se abrían las llaves que daban paso al gas venenoso o asfixiante.  Como es natural, en pocos minutos no quedaba nadie con vida y los cuerpos inanimados eran luego extraídos de las cámaras y trasladados en camiones a los hornos crematorios donde eran calcinados a altas temperaturas.  Cada día miles y miles de hombres, mujeres y niños recorrían esos fatídicos caminos sin retorno.
           
A continuación transcribimos algunos testimonios del proceso de Nuremberg en torno a estos espeluznantes crímenes:
           
«Mandé en Auschwitz desde el l  de diciembre de 1.943 y calculo que, por lo menos, dos millones y medio de personas fueron muertas en las cámaras de gas, otro medio millón murió de hambre y enfermedades, de lo que da un total de tres millones de muertos.  Esta cifra representa del 70 al 80 por ciento de todos aquellos que eran destinados a Auschwitz, pues el resto fue destinado a trabajar en la industria del armamento o en las industrias enclavadas en otros campos de concentración. NOSOTROS MATAMOS, EN EL VERANO DE 1.944, UNOS CUATROCIENTOS MIL JUDIOS HUNGAROS EN AUSCHWITZ..,
           
En Auschwitz trabajaban dos médicos de las SS que examinaban a todos los que llegaban al campo. Los presos habían de desfilar ante uno de los médicos que, en el acto, adoptaba una decisión. Los capacitados para el trabajo eran destinados otra vez al campo, los otros directamente a las cámaras. Los niños de corta edad siempre eran destinados a morir, ya que debido a su corta edad no podían trabajar. Con frecuencia, las mujeres querían ocultar a los niños bajo sus ropas, pero cuando los descubríamos mandábamos inmediatamente a los niños a las cámaras. Queríamos que  toda la acción fuera mantenida en secreto, pero el hedor originado por la incineración de los cadáveres inundaba toda la comarca...» (2).
           
Por causas naturales, es decir inanición, torturas, enfermedades y otras, igualmente morían millares de personas por día, las mismas que eran enterradas en enormes fosas comunes cuando los hornos no abastecían. Las fotografías nos muestran montones de cadáveres esqueléticos por la falta de alimentación, arrastrados a las fosas por tractores como si se tratara de desperdicios, tierra o piedras. Otras enormes montañas nos muestran los cabellos, los lentes, los zapatos de las infortunadas víctimas que constituyen un mudo testimonio macabro del infierno nazi-fascista.
           
Y sin embargo tanta atrocidad no era el clímax, faltaba aún lo más escalofriante, aquello en lo cual la barbarie nazi toca los linderos de la enajenación colectiva: los célebres experimentos científicos.
           
La esterilización de los comunistas y de los judíos se llevó a cabo masivamente bajo la dirección del "doctor" Joseph Mengele y consistía en cercenar testículos y extraer ovarios en las condiciones higiénico-quirúrgicas más espantosas. Los "médicos" nazis se vanagloriaban de hacer muchísimas de estas operaciones en una hora, lo hacían naturalmente sin lavarse las manos para pasar de un "paciente" a otro, sin esterilizar los instrumentos, sin coser capa por capa los tejidos seccionados, en fin, haciendo lo imposible para provocar infecciones y gangrenas. Es increíble que muchas de estas víctimas pudieran sobrevivir y en algunos casos pudieran llegar a testificar ante los tribunales que juzgaron los crímenes horrendos al terminar la guerra.
           
«Los prisioneros eran objeto de espantosos experimentos: en personas vivas se probaban diversas substancias químicas, nuevos gases, balas envenenadas y reacciones de nuevas drogas. A los prisioneros se les obligaba a trabajar de 12 a 14 horas diarias en la industria de guerra sin recibir siquiera un mínimo de alimentación.. En las fábricas de muerte, los hitlerianos hacían pantallas con la piel de personas asesinadas: con las cabezas humanas disecadas hacían figurillas y rellenaban colchones con los cabellos de las mujeres.» (3).

«Antes de la llegada del Ejército Soviético, llegaban diariamente al campo varios trenes con presos. En las cámaras de gas y en los crematorios del campo morían diariamente 10-12 mil personas inocentes. En total, en los años de la guerra los hitlerianos exterminaron allí a más de 4 millones de personas…. (4)

«La primera patrulla rusa vio el campo al mediodía del 27 de enero de 1945»

El 27 de enero de 1945, las unidades de avanzada del glorioso Ejército Rojo con el comando del 60ª Ejército a cargo del Mariscal Kurochkin como parte del frente central a cargo del Mariscal Ivan Koniev y bajo el Mando Supremo del Mariscal José Stalin, liberaron el campo de la muerte. De este modo, estos cuadros dantescos tuvieron su final con la ocupación de esas instalaciones macabras, cumpliéndose así una de las hazañas más grandes de la humanidad: al liberarla del oprobio más degradante que sufrió el género humano, liberación lograda  por la obra del gran Stalin.

“…El ejemplo alemán ya se esfuma, ahora, en los cuatro extremos del mundo, los sobrevivientes y los nostálgicos del nazismo lanzan al viento, otra vez sus gérmenes mortales… Si a los hombres les falta la memoria, si unas circunstancias propicias, unos tiempos agitados o la ausencia de diques suficientemente sólidos lo permiten, la marejada sangrienta podría desbordarse de nuevo… Entonces… ¿Quiénes serán las próximas víctimas? (5)

Hoy, enero de 2015, a los 70 años de una fecha única en la historia de los sufrimientos y atrocidades  humanas, se levanta, como de ultratumba, nuevamente, como diría Delarue, el  aullido de muerte de los tiempos olvidados de las cavernas. 

Hoy, los sobreviviente y nostálgicos han logrado con el apoyo directo del Imperialismo Yanqui, instalar un régimen nazi-fascista declarado en las tierras ex-soviéticas de Ukrania.

Hoy son los Poroshenko, los Yatsenuk, y otras bestias jurásicas que vienen a sustituir a los Hitler, a los Goebels, a los Himmler y a los Mengele, los que gobiernan esas tierras antes liberadas por el Ejército Rojo. Por su parte es el gobierno lacayo y sirviente del nazismo de Polonia, el que se atreve a negar la historia y tratar infructuosamente de tergiversar los hechos, manifestando del modo más ridículo que fueron los “ucranianos” los que liberaron el campo de Auschwitz. Hubieron, efectivamente, junto a la inmensa mayoría de rusos, contingentes ucranios, bielorusos, chechenos, siberianos y de otras nacionalidades soviéticas bajo el mando de los mariscales soviéticos del Ejército Rojo con el Mando Supremo del Gran Mariscal Stalin, los que un 27 de enero de 1945,  alcanzaron a tomar el campo encontrando únicamente esqueletos con vida y las instalaciones de muerte de los hornos crematorios y las cámaras de gas intactas. Días antes la mayoría de los prisioneros habían sido evacuados más al oeste de Polonia para ocultar el crimen.

Es efectivamente, es inaudito que estos engendros nuevos del nazi-fascismo que circunstancialmente gobiernan Polonia y Ucrania, pretendan del modo más canallesco cambiar la historia  y más que eso ahora estén preparando una ceremonia ridícula de conmemoración de la liberación del campo. Resulta grotesco observar a los nazis conmemorando ese acontecimiento histórico. Putín no puede, ni debe asistir en nombre de Rusia a tan infame pantomima.

Lo que falta para el colmo es que se diga que los soviéticos construyeron el campo y los nazis lo liberaron. Hasta esos extremos de falacia puede llegar el dominio de los medios de comunicación que pretenden alterar la historia,

Notas.

1. Rauschning, Hermann. “Hitler me dijo”. Pág. 307.                         
2. “El proceso de Nuremberg”.  Edit. Bruguera. España. Págs. 435-436.
3. Nikolaev e Israelian. “La Segunda Guerra Mundial”. Editorial Cartago. Pág.  78.
4. Koniev, Ivan. “La gran campaña liberadora”. Editorial Progreso. URSS.  1975.  Págs. 66 y 67.
5. Delarue, Jacques. “La historia de la Gestapo”. Pág. 422.

              PCmlm-Bolivia.







         




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