07-01-14
N. No. 272
EL
RECONOCIMIENTO DE LOS ERRORES
Hace poco el señor Vicepresidente Álvaro García Linera ha hecho una
declaración sorprendente en la Argentina con motivo de una conferencia
magistral.
García Linera dijo que reconoce que su gobierno, a la cabeza del
Presidente Morales, cometió un error en el propósito de construir una carretera
por el corazón del TIPNIS.
Todos sabemos que reconocer un error y enmendarlo es una virtud poco
practicada. En el presente, aquel reconocimiento es pronunciado en el
extranjero y de parte del segundo mandatario nacional cuando debió hacerse en
la patria y a cargo del mismo Presidente de la República.
Empero, ¿en qué consistió realmente el error desde nuestro punto de
vista? La construcción de una carretera que vincule los departamentos de
Cochabamba y el Beni, no es un error de ningún modo, por el contrario es una
necesidad nacional ineludible; el error se encontró pues en no haberse
realizado una consulta previa y honesta preguntando a los tres pueblos originarios:
mosetenes, chimanes y yuracarés, si realmente deseaban o no, la construcción de
esa carretera.
La verdad es que ahora, después de haberse detenido dicha construcción,
parece que los hechos están dando la razón a aquellos llamados dirigentes del
TIPNIS que tienen innegables y evidentes vínculos con las fuerzas más
reaccionarias del país: la oligarquía radicada en Santa Cruz y peor aún, con
vínculos inoculables con la ingerencia del imperialismo yanqui a través de sus
organismos especializados de espionaje e intervención incrustados en la vida de
todos y cada uno de los pueblos de la tierra y particularmente de aquellos que,
como Bolivia, están mostrando por primera vez en la historia, una posición
digna soberana y anti-imperialista (1).
El reconocimiento del error cometido no entrega, entonces, la razón al
maderero Fernando Vargas, al agente confeso de la embajada yanqui, Rafael
Quispe, al dueño de establecimientos de juego Adolfo Chávez y a toda esa fauna
de falsos indígenas que hace mucho tiempo han dejado su condición de tales y se
han entregado en cuerpo y alma, mediante jugosos estipendios, a la política pro-imperialista
de sabotear cualquier intento del Gobierno para favorecer verdaderamente a los
pueblos indígenas en sus necesidades elementales, que es una de sus
obligaciones primordiales.
Actualmente en 2014, es un acierto el hecho de dejarse en suspenso la
construcción de la carretera y que sean los propios pueblos indígenas que,
basándose en sus propias necesidades y en su autodeterminación efectiva,
determinen la construcción o no de la misma. Los comunistas pensamos que con el
tiempo serán ellos mismos, los pueblos indígenas ya liberados de los “emisarios
del mal”, los que reclamen su incorporación a la vida nacional mediante
carreteras, comunicación telefónica, postas sanitarias, servicios de agua
potable y luz eléctrica y respetando sus costumbres, sus idiomas, sus culturas
y sus costumbres ancestrales.
Nota.
(1). Los conocidos defensores abiertos y encubiertos del
imperialismo, los analistas listos al ocultamiento de los crímenes de lesa
humanidad que comete el imperialismo en todo el mundo, en América Latina y en nuestra
región más próxima, se empeñan en exculpar al imperio de sus injerencias
abusivas en Bolivia. Esos áulicos muy bien financiados por la “embajada”,
utilizan el recurso del silencio en primer lugar, pues se niegan a referirse
siquiera a esas intervenciones flagrantes y visibles, pero también en segundo
lugar incluso recurren a la burla cuando se señala, con toda razón, la injerencia
imperialista. Es tiempo de exigir a los “opinadores” introducir el elemento
imperialismo en sus análisis, sin el cual no es posible una correcta
interpretación política de nuestra vida nacional.
Uno de los últimos “opinadotes” Tuto Quiroga, pretende
fraudulentamente introducir a Venezuela en los afanes injerencistas en Bolivia,
olvidando que es el monstruo imperialista, aquel que aplasta a pueblos enteros
el único que mete sus narices inmundas en nuestros asuntos internos.
PCmlm.
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