sábado, 9 de mayo de 2015

VIVA EL 70º. ANIVERSARIO DEL TRIUNFO SOVIÉTICO SOBRE LA ALEMANIA NAZI


09-05-15
Int. No. 199.

VIVA EL 70º. ANIVERSARIO DEL TRIUNFO SOVIÉTICO SOBRE LA ALEMANIA NAZI


Celebramos alborozados este 9 de mayo, el 70º. Aniversario del triunfo de la URSS estalinista sobre la Alemania nazi-fascista, conflagración planetaria llamada por los soviéticos la "Gran Guerra Patria",la misma que puso el nombre de Stalin en el pedestal más alto de la consideración mundial. Efectivamente, como todos saben en septiembre de 1939, se desata la Guerra Mundial por la agresión alemana a Polonia.

El 22 de junio de 1941, Alemania hitleriana invade la URSS, iniciando la gran cruzada anti-comunista a través de la operación "Barbarroja", cuando Hitler anunciaba ante sus generales que había decidido atacar a la URSS, iniciando la agresión más inhumana de todos los tiempos.

“Cuando Barbarroja golpee, el mundo guardara silencio y contendrá el aliento” (1), vaticinaba Hitler complacido ante sus generales antes del ataque.
 Los primeros tiempos de la guerra son pues totalmente desfavorables para la URSS y  plenamente satisfactorios para el nazismo. Transcribimos al respecto, el histórico discurso de Stalin que da cuenta de la infame agresión nazi contra la URSS:

«Discurso radiado del Presidente del Comité de Defensa del Estado, 3 de julio de 1941.
¡Camaradas! ¡Ciudadanos!
¡Hermanos y hermanas!
¡Combatientes de nuestro Ejército y nuestra Marina!
¡A vosotros me dirijo, amigos míos!
La pérfida agresión militar de la Alemania hitleriana contra nuestra patria, comenzada el 22 de junio, continúa. A pesar de la heroica resistencia del Ejército Rojo, a pesar de que las mejores divisiones del enemigo y sus mejores unidades de aviación ya están destruidas y han encontrado su tumba en los campos de batalla, el enemigo continúa arremetiendo, lanzando nuevas fuerzas al combate. Las tropas hitlerianas lograron apoderarse de Lituania, de una parte considerable de Letonia, de la parte occidental de Bielorrusia y de parte de la Ucrania occidental. La aviación fascista ensancha su radio de acción: bombardea Múrmansk, Orsha, Moguilev, Smolensk, Kiev, Odesa, Sebastopol. Un grave peligro se ha cernido sobre nuestra Patria.
¿Cómo ha podido ocurrir que nuestro glorioso Ejército Rojo haya cedido a las tropas fascistas una serie de ciudades y regiones nuestras? ¿Serán realmente invencibles las fuerzas fascistas alemanas, como proclaman hasta el hartazgo los jactanciosos propagandistas fascistas?
¡Claro que no! La historia demuestra que no hay y no ha habido ejércitos invencibles.... En lo que respecta al hecho de que parte de nuestro territorio haya resultado, no obstante, invadido por las fuerzas fascistas alemanas, se explica, principalmente, porque la Alemania fascista comenzó la guerra contra la U.R.S.S., en condiciones favorables para las fuerzas alemanas y desfavorables para las soviéticas.... Pueden preguntarnos: ¿cómo ha podido ocurrir que el Gobierno soviético se haya avenido a concertar un pacto de no agresión con gente tan felona y tan monstruosa como Hitler y Ribbentrop? ¿No habrá habido en esto un error por parte del Gobierno soviético? ¡Claro que no! Un pacto de no agresión es un tratado de paz entre dos Estados. Tal pacto, precisamente, nos propuso Alemania en 1939. ¿Podía el Gobierno soviético rechazar esta proposición? Yo creo que ningún país pacífico puede rechazar un tratado de paz con una potencia vecina, incluso cuando esa potencia está encabezada por unos monstruos y caníbales como Hitler y Ribbentrop...
¿Qué es lo que hemos ganado al concertar con Alemania el pacto de no agresión? Hemos asegurado a nuestro país la paz durante año y medio y le hemos dado la posibilidad de preparar sus fuerzas para rechazar a la Alemania fascista, si, a pesar del pacto, se arriesgaba a agredir a nuestro país. Esto ha sido una ganancia segura para nosotros y una pérdida para ella. 
"A los fines de una rápida movilización d todas las fuerzas de los pueblos de la URSS y para oponer resistencia y rechazar al enemigo que ha agredido pérfidamente a nuestra Patria.... ¡Todas nuestras fuerzas en ayuda de nuestro heroico Ejército Rojo y de nuestra gloriosa Marina Roja! ¡Todas las fuerzas pueblo para el aplastamiento del enemigo!  ¡Adelante, por nuestra victoria!...» (2)

Podemos pues apreciar la seguridad en el triunfo que tenía Stalin incluso en los momentos más graves para la existencia misma de la URSS y del socialismo. El discurso que transcribimos casi en su integridad, es un documento histórico que no debe perderse ya que la intención de reaccionarios, fascistas y revisionistas es hacer desaparecer toda la obra teórica de Stalin para manipular la historia y presentarla a su gusto y sabor al extremo de narrar la «historia» de la Segunda Guerra Mundial haciendo abstracción de la persona y del aporte inmenso de Stalin.

Nada de aquello es real. Por una parte, es cierto que la invasión nazi, precisamente para esas fechas, no era esperada por Stalin, por la enorme contradicción en los informes de inteligencia que recibía y la desinformación organizada que realizaba la Alemania Nazi y la prensa occidental; sin embargo, jamás perdió el equilibrio y sistemáticamente se puso a estudiar la estrategia de la defensa de la Patria Socialista frente a la alevosía e infamia nazi de atacar, sin declarar la guerra y desconociendo el Pacto de no-agresión.
Llegamos en la historia a uno de los momentos más sublimes de la acción revolucionaria del gran Stalin. Instalado en su oficina del Kremlin, reunió a su Estado Mayor y comenzó a planificar la resistencia y el contra-ataque.
Como anotan todos los historiadores no enajenados, Stalin el 6 de noviembre, aniversario de la Revolución, encabezó un grandioso desfile de las tropas del Ejército Rojo que inmediatamente después de su paso por la tribuna de honor, se dirigían al frente de combate distante unos cuantos kilómetros de la Plaza Roja y pronunció otro histórico discurso. En este nuevo discurso, Stalin, cuando las tropas alemanas estaban en los arrabales de Moscú, decía:

«Al emprender el ataque contra nuestro país, los invasores fascistas alemanes calculaban que podrían, sin duda, "acabar" con la Unión Soviética en mes y medio o dos meses y que en este corto tiempo llegarían hasta los Urales. Hay que añadir que los alemanes no ocultaban este plan de victoria relámpago, sino que, por el contrario, lo anunciaban a bombo y platillos. Pero los hechos, sin embargo, han demostrado toda la ligereza y falta de fundamento del plan relámpago. Hoy este plan desquiciado hay que considerarlo completamente fracasado...» (3)

Jamás hubo pánico en Moscú ni en el Kremlin por la cercanía de las fuerzas acorazadas de los nazis. Stalin infundió tal confianza en el pueblo y en los combatientes que la ciudad esperó estoicamente los embates furiosos de la bestia fascista. En torno a estos puntos tenemos la palabra autorizada del Mariscal G. Zhukov que nos dice en sus memorias:

«Después de morir Stalin surgieron versiones de que en la noche del 21 al 22 de junio varios comandantes jefes y sus Estados Mayores sin sospechar nada dormían plácidamente o se divertían sin preocupaciones. Eso no corresponde a la realidad. La última noche de paz fue muy distinta.....
Dicen que en la primera semana de la guerra Stalin se desconcertó tanto que no pudo ni siquiera pronunciar su famoso discurso por radio y confió su intervención a Molotov. Esa opinión no responde a la realidad. Es cierto que en las primeras horas Stalin se desconcertó. Pero no tardó en rehacerse y trabajaba con gran energía....
En los últimos años se le acostumbra a acusar a Stalin de no haber dado instrucciones para trasladar el grueso de nuestras tropas de la profundidad del país con objeto de hacer frente y rechazar el golpe enemigo. No me atrevo a afirmar lo que pudo ocurrir si se hubiera hecho eso, si habría sido mejor o peor...» (4) (Subrayados nuestros)

La maquinaria nazi, poderosamente acorazada, con tácticas genocidas de no dejar piedra sobre piedra, acometió brutalmente contra el suelo soviético, llegando hasta las proximidades de Moscú. Stalin impertérrito permaneció en el Kremlin y no se produjo ninguna manifestación de pánico, todos los soviéticos sabían que el Jefe Supremo se encontraba, como siempre, en su despacho dirigiendo la guerra. Así lo confirman testigos de primer valor como el Mariscal Zhukov:

«Me preguntan a menudo por el papel de Stalin durante la batalla de Moscú. Stalin permaneció todo este tiempo en Moscú, organizando las fuerzas y los medios para derrotar al enemigo. Hay que reconocer sus méritos. Al frente del Comité de Defensa del Estado y apoyándose en los dirigentes de los comisariados del pueblo realizó un trabajo colosal en la creación de las necesarias reservas estratégicas y medios materiales y técnicos para asegurar la contraofensiva en el frente de Moscú. Con sus duras exigencias conseguía, puede decirse, casi lo imposible....» (5)   (Subrayado nuestro.)

El Ejército Rojo al mando de Stalin derrotó la ofensiva nazi contra Moscú en la primera gran victoria soviética. La segunda arremetida de los nazis en 1942, se centro contra la ciudad de Stalin (Stalingrado), pues sacando todas las fuerzas disponibles y realizando el más grande esfuerzo estratégico, Hitler pretendió romper el flanco sur y envolver por detrás a Moscú.

La batalla de Stalingrado constituye la afirmación más contundente de la fuerza, la resolución, la tenacidad, el heroísmo y la entrega de todo un pueblo contra una bestial agresión. Otra vez, Stalin, al mando del Ejército y el pueblo, logró lo que parecía imposible: infligir la derrota más decisiva y sensacional de la guerra, dando comienzo a la debacle definitiva del nazi-fascismo alemán. Se había desplegado aquel aforismo de Stalin:

“Los comunistas somos hombres de un temple especial” (6)

De este modo inmensamente heroico, el Ejército Rojo del gran Stalin, hizo morder el polvo de la derrota destrozando materialmente toda la maquinaria bélica genocida del demente dictador alemán venciendo en las homéricas batallas de Leningrado liberado después de tres años de cerco implacable y Kursk, la batalla de tanques más grande la historia.

Los primeros días de mayo 45, la vanguardia rodeaba Berlín y se acercaba raudamente al bunker de Hitler en la Cancillería del Tercer Reich y en instantes en que el despreciable sargento de segunda se suicidaba cobardemente para no enfrentar el juicio de la historia. Finalmente llegaría la gran ofensiva soviética sobre Berlín para dar término a la Gran Guerra Patria. La toma de Berlín, por las tropas del Ejército Rojo, constituye otro de los actos heroicos más trascendentales de la historia de la humanidad.

El nazi-fascismo hitleriano aplastado por las fuerzas del Ejército Rojo, sin embargo no murió definitivamente sobreviviendo en los substratos de la “conciencia” de las clases dominantes europeas. Vivió clandestinamente durante medio siglo agazapado pretendiendo volver a sus “hazañas”.

Sería muy largo referirse con más detalle a la interpretación científica del papel de Stalin, del Partido Comunista, del Ejército Rojo y de los pueblos soviéticos en la guerra.

Hacemos este recuento histórico ahora en 2015, cuando la bestia parda de la mano del imperialismo yanqui, una “unión europea  racista” y su brazo armado la OTAN, tratan de revivir el cadáver insepulto del nazi-fascismo para agredir a los pueblos pacíficos del mundo como ocurre en la actualidad en Ucrania.

“El ejemplo alemán ya se esfuma, ahora en los cuatro extremos del mundo, los supervivientes y los nostálgicos del nazismo lanzan otra vez, sus gérmenes mortales…Si a los hombres les falta la memoria, si esas circunstancias propicias, unos tiempos agitados o la ausencia de diques suficientemente sólidos lo permiten, la marejada podría desbordarse de nuevo…Entonces… ¿quiénes serán las próximas víctimas? (7)

Y si observamos lo que ha ocurrido hace un año en Odessa, podemos repetir:

“Los crímenes del nazismo no son los de un pueblo… En período normal, sus malos instintos permanecen arrinconados… Pero si viene un régimen que no sólo libera esos impulsos sino que los hace pasar como verdaderas virtudes, entonces, del fondo insondable del tiempo, asoman las fauces de la fiera bajo la máscara frágil del ser civilizado, desgarra esa débil corteza y lanza el aullido de muerte de los tiempos olvidados…” (8)

“El nazi-fascismo no pasará”,  como proclamaban nuestros camaradas de las Brigadas Internacionales de España.

El nazi-fascismo será nuevamente derrotado por el comunismo y el coraje de los “hombres de un temple especial”.

Notas bibliográficas
1.        
Confesión de Hitler a sus generales de su intención de atacar a la URSS,
2.        Discurso de Stalin el 3 de julio de 1941.
3.        Informe de Stalin en la sesión solemne de Soviet Supremo el 6 de noviembre        de 1941.
4.        Zhukov, Gueorgui. “Memorias y Reflexiones”. Segundo Tomo.
5.        Zhukov. Citada,
6.        Juramento de Stalin en el entierro de Lenin.
7.        Delarue, Jacques. “Historia de la Gestapo”. Pág. 422.
8.        Idem. Pág. 28 y 29.


PCmlm.

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