RESERVAS INTERNACIONALES
Y EL
"DESPILFARRO" DE EVO MORALES
Luis Alberto Echazú Alvarado
Se
ha conocido públicamente que hasta el 31 de marzo de 2020 las reservas
internacionales del Banco Central de Bolivia son de 5.900 millones de dólares.
Efectivamente, las reservas internacionales estaban en algo más de 6.400
millones de dólares al 31 de diciembre de 2019, se utilizaron 500 millones de
dólares para la compra de los bonos del tesoro que estaban en poder de las
AFPs, por ello si restamos este monto de los 6.400 millones, tenemos
evidentemente un nuevo saldo de 5.900 millones de dólares. Se utilizaron 1.000
millones de dólares para la adquisición de equipamiento médico y de
bioseguridad, insumos, reactivos para los análisis y medicinas, presumiblemente
también para incrementar el presupuesto de salud, destinado a un mayor número
de itemes para médicos, biólogos, enfermeras, auxiliares y personal de apoyo
logístico y administrativo.
¿De
dónde salieron estos 1.000 millones de dólares?
Si
no son de las reservas, ¿de dónde salieron?
¿Del
presupuesto general de la nación?
Si
esto es cierto, ¿de qué instituciones y de qué partidas?
También
se conoce la adquisición de equipamiento para la Policía para tareas
represivas, de modo que sería contradictorio utilizar este presupuesto para
salud.
Entonces,
¿de donde se obtuvo este monto tan elevado?
El
gobierno está obligado a esclarecer el origen de este dinero.
Si
este enorme monto, unos 7.000 millones de bolivianos, proviene del tesoro, se
debe informar con precisión de qué instituciones y de qué partidas.
Si
es el caso, el presupuesto de estas instituciones tuvo de disminuir en el mismo
monto. Pero, si no proviene del TGN, entonces, ¿de las reservas internacionales?
Si
esto es cierto, tal como lo señalamos en un artículo anterior, las reservas se
habrían reducido a menos de 5.000 millones de dólares o más exactamente a 4.900
millones de dólares. Si en los próximos meses la balanza comercial sigue un
curso deficitario, que es lo más probable por la brusca caída de los productos
de exportación como el gas y los minerales, que esperemos se pueda neutralizar en parte por la disminución de
las importaciones, las reservas caerán aún más, erosionando la estabilidad
cambiaria, que se mantuvo por más de una década, e impulsando de esta manera un
proceso inflacionario.
Sin
embargo, a pesar de todo ello, las actuales reservas internacionales así
disminuidas, son suficientes para asegurar importaciones de 6 a 7 meses, un nivel envidiable para cualquier gobierno del
pasado, que en el mejor de los casos registraba reservas para dos o tres meses
como máximo. El gobierno de Evo Morales dejó reservas en un monto de 1.500
millones superior al nivel actual.
Las
actuales reservas internacionales así disminuidas, representan un monto tres
veces mayor que el que recibió Evo Morales de los gobiernos neoliberales, cada
uno de los cuales dejaba a su sucesor reservas insignificantes.
Aun
así, persiste de manera insistente y hasta de una morbosa falsedad la
calumniosa versión del despilfarro de 14 años de gobierno de Evo Morales.
Pero,
el monto de las reservas internacionales es sólo un indicador que da al traste
con esas acusaciones, y si eso fuera insuficiente podemos nombrar de forma
sintética y resumida algunos datos que demuestran al amable lector la falacia
de esta insana prédica.
Decenas
de hospitales de primer, segundo y tercer nivel, dos institutos de medicina
nuclear (uno en La Paz concluido y otro en Santa Cruz en avanzada
construcción), miles de ambulancias, miles de unidades educativas, computadoras
para maestros y estudiantes, se logró erradicar el analfabetismo, decenas de
institutos técnicos, centros de investigación, universidades indígenas,
infraestructuras del sistema público de universidades, centros de convención,
campos feriales, sedes sociales y sindicales, decenas de mercados y centros de
abasto, miles de kilómetros de carreteras asfaltadas, una media docena de ellas
de doble vía, puentes que cruzan los ríos amazónicos y que por primera vez
permiten una verdadera integración entre oriente y occidente, agua potable, y
electrificación rural, tren eléctrico de Cochabamba, represas y atajados,
centrales hidroeléctricas, centrales termoeléctricas, parques fotovoltaicos y
eólicos, el teleférico más extenso del mundo en La Paz y El Alto y que
transporta al mayor número de pasajeros, el satélite Túpac Katari, complejos
deportivos, stadiums reglamentarios para el futbol profesional, villas
olímpicas, piscinas olímpicas y semi-olímpicas,
fábricas de papel, cartón y vidrio, plantas de cemento en Oruro y Potosí, plantas
separadoras de líquidos, plantas industriales de azúcar, alcohol, leche,
plantas beneficiadoras de quinua y castaña, baterías de silos de considerable
tamaño y volumen plantas de fertilizantes, urea y amoniaco, plantas
metalúrgicas de Estaño, Cobre y Bismuto, ingenios mineros estatales y para
cooperativas mineras, plantas químicas de Cloruro de Potasio y Carbonato de
Litio, plantas de alta tecnología como las plantas piloto de materiales
catódicos y de baterías, plantas de tuberías y
cañerías, etc., etc..
Esto
permitió a Bolivia aumentar su producto interno bruto de 9.000 millones de
dólares a 41.000 millones de dólares, sus exportaciones de 2.500 millones de
dólares hasta un máximo de 12.000 millones de dólares.
Estas
inversiones permitieron aumentar el salario mínimo en 5 veces y el aumento
salarial anual siempre superior a la inflación, asegurando el aumento del poder
adquisitivo de la población, reducir la pobreza y la pobreza extrema, la
mortalidad materno infantil, la desnutrición y el abandono , erradicar el
analfabetismo y aumentar la esperanza de
vida.
Aunque
todo esto sea de conocimiento de todo el pueblo, la derecha fascista
entronizada en el gobierno y sus aliados neoliberales tienen el descaro y la
desfachatez de hablar de despilfarro.
¡¡¡SI ESTO
ES DESPILFARRO, EL PUEBLO YA SENTENCIÓ: QUE VUELVA EL DESPILFARRO!!!
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