09-05-14
Int. No. 199.
VIVA EL 69º. ANIVERSARIO DEL TRIUNFO SOVIÉTICO SOBRE
LA ALEMANIA NAZI
Celebramos alborozados este 9
de mayo, el 69º. Aniversario del triunfo de la URSS estalinista sobre la
Alemania nazi-fascista, conflagración planetaria llamada por los soviéticos la "Gran
Guerra Patria", la misma que puso el nombre de Stalin en el pedestal
más alto de la consideración mundial. Efectivamente, como todos saben en
septiembre de 1939, se desata la Guerra Mundial por la agresión alemana a Polonia.
El 22 de junio de 1941,
Alemania hitleriana invade la URSS, iniciando la gran cruzada anti-comunista a
través de la operación "Barbarroja", cuando Hitler anunciaba ante sus generales que había decidido atacar a la
URSS, iniciando la agresión más inhumana de todos los tiempos.
“Cuando Barbarroja golpee, el mundo guardara silencio y contendrá el
aliento” (1),
vaticinaba Hitler complacido ante sus generales antes del ataque.
Los primeros tiempos de la guerra son pues
totalmente desfavorables para la URSS y plenamente
satisfactorios para el nazismo. Transcribimos al respecto, el histórico
discurso de Stalin que da cuenta de la infame agresión nazi contra la URSS:
«Discurso radiado
del Presidente del Comité de Defensa del Estado, 3 de julio de 1941.
¡Camaradas!
¡Ciudadanos!
¡Hermanos y
hermanas!
¡Combatientes de
nuestro Ejército y nuestra Marina!
¡A vosotros me
dirijo, amigos míos!
La pérfida agresión
militar de la Alemania hitleriana contra nuestra patria, comenzada el 22 de
junio, continúa. A pesar de la heroica resistencia del Ejército Rojo, a pesar
de que las mejores divisiones del enemigo y sus mejores unidades de aviación ya
están destruidas y han encontrado su tumba en los campos de batalla, el enemigo
continúa arremetiendo, lanzando nuevas fuerzas al combate. Las tropas
hitlerianas lograron apoderarse de Lituania, de una parte considerable de
Letonia, de la parte occidental de Bielorrusia y de parte de la Ucrania
occidental. La aviación fascista ensancha su radio de acción: bombardea Múrmansk,
Orsha, Moguilev, Smolensk, Kiev, Odesa, Sebastopol. Un grave peligro se ha
cernido sobre nuestra Patria.
¿Cómo ha podido
ocurrir que nuestro glorioso Ejército Rojo haya cedido a las tropas fascistas
una serie de ciudades y regiones nuestras? ¿Serán realmente invencibles las
fuerzas fascistas alemanas, como proclaman hasta el hartazgo los jactanciosos
propagandístas fascistas?
¡Claro que no! La
historia demuestra que no hay y no ha habido ejércitos invencibles.... En lo
que respecta al hecho de que parte de nuestro territorio haya resultado, no
obstante, invadido por las fuerzas fascistas alemanas, se explica,
principalmente, porque la Alemania fascista comenzó la guerra contra la
U.R.S.S., en condiciones favorables para las fuerzas alemanas y desfavorables
para las soviéticas.... Pueden preguntarnos: ¿cómo ha podido ocurrir que el
Gobierno soviético se haya avenido a concertar un pacto de no agresión con
gente tan felona y tan monstruosa como Hitler y Ribbentrop? ¿No habrá habido en
esto un error por parte del Gobierno soviético? ¡Claro que no! Un pacto de no
agresión es un tratado de paz entre dos Estados. Tal pacto, precisamente, nos
propuso Alemania en 1939. ¿Podía el Gobierno soviético rechazar esta
proposición? Yo creo que ningún país pacífico puede rechazar un tratado de paz
con una potencia vecina, incluso cuando esa potencia está encabezada por unos
monstruos y caníbales como Hitler y Ribbentrop...
¿Qué es lo que hemos
ganado al concertar con Alemania el pacto de no agresión? Hemos asegurado a
nuestro país la paz durante año y medio y le hemos dado la posibilidad de
preparar sus fuerzas para rechazar a la Alemania fascista, si, a pesar del
pacto, se arriesgaba a agredir a nuestro país. Esto ha sido una ganancia segura
para nosotros y una pérdida para ella.
"A los fines de
una rápida movilización d todas las fuerzas de los pueblos de la URSS y para
oponer resistencia y rechazar al enemigo que ha agredido pérfidamente a nuestra
Patria.... ¡Todas nuestras fuerzas en ayuda de nuestro heroico Ejército Rojo y
de nuestra gloriosa Marina Roja! ¡Todas las fuerzas pueblo para el
aplastamiento del enemigo! ¡Adelante,
por nuestra victoria!...» (2)
Podemos pues apreciar la
seguridad en el triunfo que tenía Stalin incluso en los momentos más graves
para la existencia misma de la URSS y del socialismo. El discurso que
transcribimos casi en su integridad, es un documento histórico que no debe perderse
ya que la intención de reaccionarios, fascistas y revisionistas es hacer
desaparecer toda la obra teórica de Stalin para manipular la historia y
presentarla a su gusto y sabor al extremo de narrar la «historia» de la Segunda
Guerra Mundial haciendo abstracción de la persona y del aporte inmenso de
Stalin.
Nada de aquello es real. Por
una parte, es cierto que la invasión nazi, precisamente para esas fechas, no
era esperada por Stalin, por la enorme contradicción en los informes de
inteligencia que recibía y la desinformación organizada que realizaba la
Alemania Nazi y la prensa occidental; sin embargo, jamás perdió el equilibrio y
sistemáticamente se puso a estudiar la estrategia de la defensa de la Patria
Socialista frente a la alevosía e infamia nazi de atacar, sin declarar la
guerra y desconociendo el Pacto de no-agresión.
Llegamos en la historia a uno
de los momentos más sublimes de la acción revolucionaria del gran Stalin.
Instalado en su oficina del Kremlin, reunió a su Estado Mayor y comenzó a
planificar la resistencia y el contra-ataque.
Como anotan todos los
historiadores no enajenados, Stalin el 6 de noviembre, aniversario de la
Revolución, encabezó un grandioso desfile de las tropas del Ejército Rojo que
inmediatamente después de su paso por la tribuna de honor, se dirigían al
frente de combate distante unos cuantos kilómetros de la Plaza Roja y pronunció
otro histórico discurso. En este nuevo discurso, Stalin, cuando las tropas
alemanas estaban en los arrabales de Moscú, decía:
«Al emprender el
ataque contra nuestro país, los invasores fascistas alemanes calculaban que
podrían, sin duda, "acabar" con la Unión Soviética en mes y medio o
dos meses y que en este corto tiempo llegarían hasta los Urales. Hay que añadir
que los alemanes no ocultaban este plan de victoria relámpago, sino que, por el
contrario, lo anunciaban a bombo y platillos. Pero los hechos, sin embargo, han
demostrado toda la ligereza y falta de fundamento del plan relámpago. Hoy este
plan desquiciado hay que considerarlo completamente fracasado...» (3)
Jamás hubo pánico en Moscú ni
en el Kremlin por la cercanía de las fuerzas acorazadas de los nazis. Stalin
infundió tal confianza en el pueblo y en los combatientes que la ciudad esperó
estoicamente los embates furiosos de la bestia fascista. En torno a estos
puntos tenemos la palabra autorizada del Mariscal G. Zhukov que nos dice en sus
memorias:
«Después de morir Stalin
surgieron versiones de que en la noche del 21 al 22 de junio varios comandantes
jefes y sus Estados Mayores sin sospechar nada dormían plácidamente o se
divertían sin preocupaciones. Eso no corresponde a la realidad. La última
noche de paz fue muy distinta.....
Dicen que en la primera semana
de la guerra Stalin se desconcertó tanto que no pudo ni siquiera pronunciar su
famoso discurso por radio y confió su intervención a Molotov. Esa opinión no
responde a la realidad. Es cierto que en las primeras horas Stalin se
desconcertó. Pero no tardó en rehacerse y trabajaba con gran energía....
En los últimos años se le
acostumbra a acusar a Stalin de no haber dado instrucciones para trasladar el
grueso de nuestras tropas de la profundidad del país con objeto de hacer frente
y rechazar el golpe enemigo. No me atrevo a afirmar lo que pudo ocurrir si
se hubiera hecho eso, si habría sido mejor o peor...» (4) (Subrayados nuestros)
La maquinaria nazi,
poderosamente acorazada, con tácticas genocidas de no dejar piedra sobre
piedra, acometió brutalmente contra el suelo soviético, llegando hasta las
proximidades de Moscú. Stalin impertérrito permaneció en el Kremlin y no se
produjo ninguna manifestación de pánico, todos los soviéticos sabían que el
Jefe Supremo se encontraba, como siempre, en su despacho dirigiendo la guerra.
Así lo confirman testigos de primer valor como el Mariscal Zhukov:
«Me preguntan a menudo por el
papel de Stalin durante la batalla de Moscú. Stalin permaneció todo este tiempo
en Moscú, organizando las fuerzas y los medios para derrotar al enemigo. Hay
que reconocer sus méritos. Al frente del Comité de Defensa del Estado y
apoyándose en los dirigentes de los comisariados del pueblo realizó un trabajo
colosal en la creación de las necesarias reservas estratégicas y medios
materiales y técnicos para asegurar la contraofensiva en el frente de Moscú.
Con sus duras exigencias conseguía, puede decirse, casi lo imposible....» (5)
(Subrayado nuestro.)
El Ejército Rojo al mando de
Stalin derrotó la ofensiva nazi contra Moscú en la primera gran victoria
soviética.
La segunda arremetida de los
nazis en 1942, se centro contra la ciudad de Stalin (Stalingrado), pues sacando
todas las fuerzas disponibles y realizando el más grande esfuerzo estratégico,
Hitler pretendió romper el flanco sur y envolver por detrás a Moscú.
La batalla de Stalingrado
constituye la afirmación más contundente de la fuerza, la resolución, la
tenacidad, el heroísmo y la entrega de todo un pueblo contra una bestial
agresión. Otra vez, Stalin, al mando del Ejército y el pueblo, logró lo que
parecía imposible: infligir la derrota más decisiva y sensacional de la guerra,
dando comienzo a la debacle definitiva del nazi-fascismo alemán. Se había
desplegado aquel aforismo de Stalin:
“Los comunistas somos hombres de un temple especial” (6)
De este modo inmensamente
heroico, el Ejército Rojo del gran Stalin, hizo morder el polvo de la derrota
destrozando materialmente toda la maquinaria bélica genocida del demente dictador
alemán venciendo en las homéricas batallas de Leningrado liberado después de
tres años de cerco implacable y Kursk, la batalla de tanques más grande la
historia.
Los primeros días de mayo 45,
la vanguardia rodeaba Berlín y se acercaba raudamente al bunker de Hitler en la
Cancillería del Tercer Reich y en instantes en que el despreciable sargento de
segunda se suicidaba cobardemente para no enfrentar el juicio de la historia. Finalmente
llegaría la gran ofensiva soviética sobre Berlín para dar término a la Gran
Guerra Patria. La toma de Berlín, por las tropas del Ejército Rojo, constituye otro
de los actos heroicos más trascendentales de la historia de la humanidad.
El nazi-fascismo hitleriano
aplastado por las fuerzas del Ejército Rojo, sin embargo no murió
definitivamente sobreviviendo en los substratos de la “conciencia” de las
clases dominantes europeas. Vivió clandestinamente durante medio siglo
agazapado pretendiendo volver a sus “hazañas”.
Sería muy largo referirse con
más detalle a la interpretación científica del papel de Stalin, del Partido
Comunista, del Ejército Rojo y de los pueblos soviéticos en la guerra.
Hacemos este recuento
histórico ahora en 2014, cuando la bestia parda de la mano del imperialismo
yanqui, una “unión europea racista” y su
brazo armado la OTAN, tratan de revivir el cadáver insepulto del nazi-fascismo
para agredir a los pueblos pacíficos del mundo como ocurre en la actualidad en Ucrania.
“El ejemplo alemán ya se esfuma, ahora en los cuatro extremos del
mundo, los supervivientes y los nostálgicos del nazismo lanzan otra vez, sus gérmenes
mortales…Si a los hombres les falta la memoria, si esas circunstancias
propicias, unos tiempos agitados o la ausencia de diques suficientemente
sólidos lo permiten, la marejada podría desbordarse de nuevo…Entonces… ¿quiénes
serán las próximas víctimas? (7)
Y si observamos lo que ha
ocurrido hacen unos días en Odessa, podemos repetir:
“Los crímenes del nazismo no son los de un pueblo… En período normal,
sus malos instintos permanecen arrinconados… Pero si viene un régimen que no
sólo libera esos impulsos sino que los hace pasar como verdaderas virtudes, entonces,
del fondo insondable del tiempo, asoman las fauces de la fiera bajo la máscara
frágil del ser civilizado, desgarra esa débil corteza y lanza el aullido de
muerte de los tiempos olvidados…” (8)
“El nazi-fascismo no pasará”, como proclamaban nuestros
camaradas de las Brigadas Internacionales de España.
El nazi-fascismo será
nuevamente derrotado por el comunismo y el coraje de los “hombres de un temple especial”.
Notas bibliográficas
1.
Confesión de Hitler a sus generales de su intención de atacar a la
URSS,
2.
Discurso de Stalin el 3 de julio de 1941.
3.
Informe de Stalin en la sesión solemne de Soviet Supremo el 6 de noviembre
de 1941.
4.
Zhukov, Gueorgui. “Memorias y Reflexiones”. Segundo Tomo.
5.
Zhukov. Citada,
6.
Juramento de Stalin en el entierro de Lenin.
7.
Delarue, Jacques. “Historia de la Gestapo”. Pág. 422.
8.
Idem. Pág. 28 y 29.
PCmlm.
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