¿Existe una derecha democrática en Bolivia?
Luis Leal Q.
Una vez, concluído el ciclo militar en 1982 y con la apertura democrática, se multiplicaron los partidos, que de una u otra forma tuvieron participación en las dictaduras.
Empecemos por el MNR, que se dice democrático, pero su historial golpista es extenso y conocido, pero es necesario recordarlo.
El MNR, a poco de su nacimiento fue participe del golpe militar que encabezó Gualberto Villarreal, junto a Radepa en 1943.
En1952, junto a FSB (Falange Socialista Boliviana) preparó un golpe con la cúpula policial, que se transformó en una verdadera insurreccion popular victoriosa por la participación del proletariado minero y fabril.
En 1964, una fracción del MNR, encabezada por su célula militar, cuyos jefes, Barrientos y Ovando, derrocaron a su jefe Víctor Paz.
En 1971, el golpe militar fascista de Banzer contó con la activa participación del MNR de Víctor Paz y FSB de Mario Gutiérrez, que cogobernaron entre 1971 y 1974. Una fracción importante de ambos partidos acompañaron a Banzer hasta su derrocamiento y posterior organización de su partido político el ADN, convirtiéndose súbitamente en demócratas.
En 1979 se produjo el sangriento golpe de estado de Natush Bush con el apoyo del MNR de Víctor Paz y su entorno constituido por Guillermo Bedregal, Ciro Humboldt y José Fellman Velarde, de una fracción del MNRI con Abel Ayoroa y Edil Sandoval Morón, su jefe, Hernán Siles Zuazo no participó en el golpe.
El ADN, un partido en extinción, todos sus dirigentes y militantes provienen de la dictadura de Banzer, su jefe. Una buena parte de su militancia se dispersó para formar otras agrupaciones, como los "demócratas" con Leopoldo Fernández, Ernesto Suárez, y Costas, Podemos y Libre 21, de Tuto Quiroga, que además paso por el PDC, el NFR de Manfred Reyes Villa y otros grupos y siglas menores de fugaz trayectoria.
El MIR protagonizó un fallido golpe de estado en 1974, contra Banzer, más tarde su aliado, en el gobierno del Acuerdo Patriótico.
El PDC participó en todas las dictaduras y también aliado con los partidos que provienen de ellas, en todos los gobiernos del neoliberalismo.
FSB, en extinción, fue y sus restos fueron y son formaciones golpistas por excelencia, junto al comité cívico de Santa Cruz, forman los grupos de paramilitares mercenarios que protagonizan las provocaciones y agresiones al pueblo durante los golpes militar- fascistas de Banzer, García Meza y Jeanine Añez.
La derecha empresarial oligárquica (agroindustriales, banqueros, mineros e importadores) fueron y son la base tecnocrática y administrativa de los gobiernos golpistas.
Por lo dicho hasta aquí, no es extraño, que prácticamente todos estos confluyan nuevamente, como activos participantes en el golpe de estado de noviembre de 2019, incluso aquellos que formalmente no estuvieron en anteriores golpes.
Desde luego están los golpistas de siempre, el MNR, ondulando ahora entre el fascista Camacho y el ultraderechista Tuto Quiroga, los golpistas sucesores de ADN y el banzerato como Leopoldo Fernández, Guido Nayar, Ronald Maclean, hoy con Camacho.
El MIR desaparecido, pero con sus ex dirigentes como Jaime Paz, adulador del golpe, Luis Vásquez ahora con el golpista Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina como candidato vicepresidencial de la autonombrada y golpista Yeanine Añez. Otra fracción de ex miristas con Juan del Granado otro amanuense del golpe y su sucesor Luis Revilla, ahora aliado de Yeanine Añez. El infaltable comité cívico de Santa Cruz con su atrabiliario, ignorante y bravucón Luis Fernando Camacho y ahora Rómulo Calvo con el respaldo y financiamiento de Branko Marinkovic ex presidente cívico, quien protagonizó el fracasado golpe cívico prefectural de 2008, que es el actual ministro de planificación del gobierno golpista de Añez.
Este último golpe, el de noviembre de 2019, presenta características fascistas, aún más pronunciadas que sus predecesores, particularmente por el racismo extremo e inocultable y la abierta y protagónica participación en el gobierno de los representantes más caracterizados de la oligarquía. Desenmascaró definitivamente al trotskismo (troskofascismo), que participó activamente en mítines y concentraciones de la derecha fascista, junto a Waldo Albarracín y Rolando Villena y un pequeño grupo de renegados de la izquierda como celestinos del golpe criminal y fascista.
Carlos Mesa y su agrupación pretenden mostrarse como centristas y demócratas, pero su participación en el golpe es innegable, promovieron las movilizaciones de grupos paramilitares fascistas que incendiaron viviendas, recintos y tribunales electorales y el discurso del supuesto fraude electoral preparatorio del golpe y finalmente el propio golpe y la posterior participación directa en el inaudito conciliábulo para la designación espuria de Yeanine Añez cómo presidenta junto a representantes de la CIA y del gobierno de Bolsonaro.
Son sus actos los que lo ubican, como golpista, no como un demócrata, sus discursos y verborragia democrática contradicen su práctica política. Puede no ser fascista de convicción, pero actuó como su aliado en el golpe.
Forma parte entonces de un amplio abanico de fuerzas políticas de derecha golpistas y antidemocráticas.
Con lenguaje rebuscado y apariencia académica, ataca al proyecto popular, con los mismos argumentos y conceptos antidemocráticos de fascistas recalcitrantes.
Pero entonces, ¿donde queda una derecha democrática que no sea golpista?
Las contradicciones se han agudizado en Bolivia, de tal forma, producto del avance del proyecto popular, que los otrora centro izquierdistas, centro derechistas, socialdemócratas, nacionalistas y trostkistas, han unido fuerzas con la derecha fascista, han aceptado o mejor se han subsumido en sus conceptos, prácticas y valores antidemocráticos, racistas, discriminadores y antiindígenas.
La mentalidad fascista se ha impuesto en este conglomerado, más aun, lo dirige como su caudillo.
Ha desaparecido tanto el centro como la derecha democrática, que ya tenía, desde luego orígenes golpistas, vuelven ahora al redil golpista, después de un periplo de 23 años de democracia burguesa neoliberal pactada de las megacoalisiones, la democracia burguesa en sus formas, la democracia para las clases dominantes y explotadoras y la dictadura para las clases explotadas y naciones oprimidas.
La derecha liberal democrática no existe en Bolivia actualmente, si existe, no tiene voz, ni representación política visible, mucho menos presencia mediática, para manifestar distancia y rechazo a la derecha oligárquica, golpista, fascista, antidemocrática, antinacional y separatista que está, en menos de un año de gobierno, haciendo retroceder al país en 50 años, económica, política, social y culturalmente.
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