lunes, 5 de diciembre de 2011

NACION Y ESTADO (1)


05-02-09

NACION Y ESTADO (1)

Jorge Echazu Alvarado
No solamente en el lenguaje común, pero también e inexplicablemente en el lenguaje académico y discursivo, se confunden dramáticamente estos dos conceptos tan importantes de la actual polémica que se ha abierto en todo el mundo con el gran desafío de las naciones oprimidas que pugnan por su independencia y soberanía a través de un anticolonialismo y un antiimperialismo militantes.
LA NACION
 
Es evidente que la conceptualización del fenómeno social e histórico nacional no es de fácil comprensión. Nuestra dedicación a su esclarecimiento tiene su origen en el conocimiento profundo de nuestra formación social que define una diversidad estructural muy grande y ha provocado muchas polémicas a todo nivel.
La Nación ha sido definida de muchas maneras, desde las concepciones subjetivas más extremas como las de Ernest Renán (recuerdos que se olvidan), Benedict Anderson (comunidades imaginadas), Otto Bauer (comunidades de destino y de carácter), Karl Renner, Springer (teoría de la personalidad), Herder (una entidad natural creada por Dios), Fichte (El Discurso a la Nación Alemana), etc.,etc., hasta las más maduras como las de Samir Amin y José Stalin.
La Nación, en último análisis no puede sino ser concebida como una formación histórica indeterminada en el tiempo y en el espacio, lo cual determina su carácter milenario, no milenarista. La indeterminación de la Nación la distingue claramente del concepto de la Formación Social que es precisamente una totalidad social pero de carácter determinado en el tiempo y en el espacio.
La Nación para constituirse debe remontar las formaciones primitivas del salvajismo (Morgan) donde las comunidades humanas tienen una frontera de muy difícil determinación con las hordas animalizadas. El vocablo Nación deriva efectivamente, de nacimiento y que significa origen (ursprung), en consecuencia todo nacimiento requiere no solamente centurias sino milenios.
La Nación para constituirse debe estructurar una matriz subjetiva que tiene al idioma o lengua como vehículo indispensable de comunicación. La Nación es impensable fuera del idioma que, por otro lado, conforma todos los aspectos subjetivos que puede concebir una determinada comunidad, una visión universal desde la concepción del mundo de dicha comunidad, la “weltanschauung” germana, la “paideia” ateniense, el “Popol Vuh” mesoamericano, la Cosmovisión Andina, etc.,etc., como ejemplos. El Idioma o la lengua forman parte de la gran matriz cultural que comprende además, los usos, las tradiciones, las costumbres, la mitología, la psicología común, la religión, etc.
La Nación contiene pues, además de su matriz cultural/subjetiva de importancia capital, otra matriz objetiva constituida por la población (el pueblo) y el territorio (el habitat o lo que llamamos corrientemente el País). Existen algunas bagatelizaciones del concepto de Nación que provienen del pensamiento superficial e ingenuo de don Alipio Valencia Vega que definía la Nación, confundiéndola con el Estado, como el conjunto de Población, Territorio y Gobierno. Este concepto lo dejamos para las lecciones escolares de Educación Cívica.
La Organización de las “Naciones Unidad” (ONU) ha determinado que se deben resguardar, proteger y estimular el renacimiento de las lenguas en peligro que extinción y ha clasificado unas 6000 lenguas actualmente existentes en el planeta. Esas 6000 y más lenguas constituyen un patrimonio intangible de la humanidad progresista y solamente los cosmopolitas intransigentes postulan una asimilación de las lenguas a un idioma común mundial monopólico.
En rigor las “Naciones Unidas” que actualmente cuentan con 190 miembros (más o menos), debieran aceptar a las 6 000 naciones idiomáticas que existen según sus propios estudios. En realidad los 190 miembros son ESTADOS NACIONALES, un concepto que tendremos la oportunidad de estudiar a continuación. La ONU es en verdad, la Organización Mundial de los Estados Nacionales existentes.
Finalmente definimos la Nación como UNA FORMACIÓN HISTORICA MILENARIA, POR TANTO INDETERMINADA, QUE CONTIENE UNA MATRIZ OBJETIVA (Población y territorio), UNA MATRIZ SUBJETIVA (Idioma o lengua, usos, tradiciones, costumbres, ideologías, mitología, religión, y finalmente una MATRIZ POLITICA cuando llega EL ESTADO NACIONAL en el capitalismo. La nación desde sus más primitivos estadios tiende inequívocamente a la autodeterminación. 

EL ESTADO
 
El Estado que, como sabemos deriva del vocablo latino Status, que significa, simplemente condición, situación; se convirtió en una categoría teórica de la ciencia política a partir de Maquiavelo, cuando el participio adquiere una connotación de entidad impersonal (Sartori).
Como en el caso anterior, El Estado, ha sido objeto de la preocupación intelectual de una cantidad muy grande de pensadores. Desde Hegel (divinización del Estado) para quién El Estado era una creación suprema como expresión de la naturaleza de la voluntad, siguiendo con Nietszche (la satanización del Estado) para quién el Estado es un monstruo frío que miente cuando dice que representa a la sociedad; hasta las modernas definiciones que lo consideran la categoría teórica central de una ciencia política moderna.
El Estado/sujeto. Hegel y el Estado sujeto. El Estado es “mal administrador”. El Estatismo.
Uno de los corolarios más nefastos de la concepción hegeliana del Estado/persona, es aquella muletilla esgrimida por todos los neoliberales del pasado reciente que esgrimieron la misma para implementar su capitalismo salvaje que casi destroza a las naciones nacientes de América Latina.
El Estado es un “mal administrador”, decían y siguen diciendo los neoliberales, por lo tanto se debe traspasar toda la gestión económica a la empresa privada para el desarrollo social y económico de los pueblos.
Como ya hemos sostenido incansablemente, el Estado no es ni mal ni buen administrador, en suma el Estado, como tal no administra nada. Quiénes administran cualquier Estado son las burocracias estatales que casi siempre pertenecen a la clase dominante que, abandonando momentáneamente sus negocios particulares, asumen la administración “estatal” precisamente para desacreditar al Estado y luego insistir en la vuelta al privatismo.
Completamente al margen de cualquier preferencia con el privatismo frente al estatismo, como formas alternativas del capitalismo dependiente, la premisa que gobierna estas políticas es precisamente la que criticamos: el Estado sujeto, el estado persona de claro origen hegeliano.
Por otro lado tenemos igualmente, la ideología del Estado/objeto, el Estado instrumento inerte de dominación de clase. Como señalábamos anteriormente, tampoco el Estado es pues un objeto, instrumento inerte; por el contrario, la burocracia estatal tiene una autonomía relativa que varía según las circunstancias en cuanto a dicha autonomía, puede darse hasta el caso de una subordinación completa o por el contrario una amplia autonomía que da paso a gobiernos bonapartistas, lo cual sería muy largo analizar.
Entonces, el Estado, volviendo a nuestro análisis estructural, como situación, es pues muy posterior a la Nación, pero al mismo tiempo necesita también largos períodos de tiempo para su constitución. Desde el nacimiento de la comunidad hasta la aparición de formas dominación como embriones del Estado, transcurren largos períodos históricos. Las primeras formas de dominación y dirección son efectivamente las patriarcales o parentales, solamente cuando la comunidad ha vencido las formas de producción más primitivas (recolección, caza y pesca), se produce el nacimiento de estructuras políticas de dominación.
Weber, la vaca sagrada de los funcionalistas, decía que el Estado se define como una comunidad humana que reivindica con éxito el monopolio del uso legitimo de la fuerza física dentro de un territorio dado, es decir por el uso legítimo de la fuerza, el Estado sería el poseedor exclusivo del uso de la fuerza.
Nuestra conceptualización del Estado como categoría teórica fundamental de la ciencia política, se refiere a la cristalización o condensación institucional de las relaciones de dominación dentro de una formación social, es decir una solución de la correlación de fuerzas a favor de la más dinámica que se ha solidificado y ha creado los órganos principales DEL Estado, es decir los órganos técnico-administrativos (gobierno y parlamentos), los órganos represivos (ejércitos, policías) y los órganos o aparatos ideológicos del Estado (prensa, familia, escuela, etc.). 
El poder político que se ubica en el corazón del Estado, tiene que ver precisamente con la diferencia que existe entre las dimensiones de las fuerzas sociales en su permanente y cotidiano enfrentamiento. El poder político, por lo mismo, como componente del cuerpo estatal, no se toma ni se pierde, se construye en la lucha de clases y sobre todo en el dominio de los medios de producción, lo que nos muestra la gran compenetración entre política y economía.
Empero, La formación social que, como sabemos es una totalidad social históricamente determinada que combina modos de producción, tiene una correspondencia con la formación histórica/nación. Con la llegada del capitalismo, tanto la formación social cuanto la formación histórica/nación, llegan a la constitución de una forma superior de organización de la economía, entonces El Estado se une a la Nación dominante en una comunidad determinada y se funda así el Estado Nacional.

EL ESTADO NACIONAL.
 
Vladimir Ilich Lenin, nos dice:
«….la tendencia de todo movimiento nacional es formar Estados nacionales, que son los que mejor cumplen estas (las) exigencias del capitalismo contemporáneo. Impulsan a ello factores económicos de lo más profundos, y para toda la Europa Occidental, es más, para todo el mundo civilizado, el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal en el período capitalista…» (2) 
El Estado Nacional, es la unión del Estado moderno con las naciones opresoras que han obtenido una dominación sobre naciones menos constituidas o en proceso de constitución.
El Estado Nacional, por tanto, es la Nación y el Estado propios del Capitalismo. No puede existir Estado Nacional alguno fuera del capitalismo. Como Estado opresor de naciones y nacionalidades subordinadas es arbitrariamente confundido con la Nación, así se dice la “nación boliviana”, cuando Bolivia realmente no es una nación, es un Estado Nacional como lo son, por ejemplo: Argentina, Perú , Chile, etc.
Los Estados Nacionales (Kaplan) latinoamericanos, nacidos de la independencia del colonialismo español y portugués, constituyen una copia de los Estados Nacionales europeos que se crearon después del Renacimiento, como el Estado Nacional francés que surge después de la Gran Revolución Francesa, el Estado Nacional Alemán, que se retrasa con respecto a otros europeos a partir de la hegemonía prusiana, el Estado Nacional Británico que tiene que someter a escoceses, galeses e irlandeses para constituirse en Estado Nacional, cuya forma simbólicamente es todavía la monarquía., etc.
Un autor importante señala la diferencia que existe entre la Nación y el Estado Nacional:
«El Estado Nación es un fenómeno moderno, caracterizado…… que busca conseguir la unidad de la población sujeta a su gobierno mediante la homogeniezación. Las principales diferencias entre una Nación y un Estado Nación…… son las siguientes: mientras que los miembros de una nación son conscientes de formar una comunidad, el Estado Nación se esfuerza por crear una nación y desarrollar un sentido de comunidad a partir de ella; mientras que la nación disfruta de una cultura, unos valores y unos símbolos comunes, el Estado Nación se marca como objetivo la creación de los mismos…. Los individuos que forman una Nación tienen un sentido de Patria y se sienten ligados a un territorio; el estado Nación puede derivar de un tratado, o de una voluntad de los políticos que en un momento determinado deciden trazar sus fronteras…» (3) 
Bolivia, por todo lo anotado NO ES UNA NACION, Bolivia es un ESTADO NACIONAL y a partir de la nueva Constitución Política, se encuentra en trance de constituir el Estado Multinacional de Nueva Democracia, propio de la construcción socialista.
EL ESTADO MULTINACIONAL.  (También llamado Plurinacional)
 
Finalmente tenemos el Estado Multinacional. En rigor científico y por su propia naturaleza los Estados Nacionales lo son por la dominación de una nación sobre las otras, empero como esa dominación es aplastante, el francés es francés de todos modos y no se califica como bretón, gaélico, vasco, etc.
La estructura real del Estado Nacional es la multinacionalidad sometida y que no aparece sino cuando las naciones o nacionalidades oprimidas toman conciencia y plantean la autodeterminación. Entonces para solucionar históricamente el problema surge la necesidad del Estado Multinacional o Plurinacional (del cual habla nuestra Nueva Constitución), que ya reconoce una realidad que antes estaba oculta, al proponer la participación de las naciones y nacionalidades oprimidas en las cumbres del poder y en la estructura del nuevo Estado.
Se ha confundido, por parte de nuestra Asamblea Nacional Constituyente, los vocablos Multinacional con el de transnacionalidad de las grandes empresas monopólicas. Lo cual es inaceptable. Las transnacionales que en rigor debieran llamarse trans-estatales, porque en realidad sus capitales y sus intereses trascienden a los Estados Nacionales y no a las naciones: por ejemplo los capitales norteamericanos se funden con los españoles, japoneses, alemanes, etc., de igual modo los capitales europeos se funden con capitales asiáticos, americanos, etc. Por lo mismo el monopolismo trans-estatal no puede confundirse con los Estados multinacionales que corresponden a la transición al socialismo.
Un ejemplo muy concreto de multinacionalidad socialista triunfante, aunque destruida desde dentro, fue la Unión de República Socialistas Soviéticas (la URSS), que mostró un desarrollo anticapitalista plurinacional muy progresivo desde Lenin (1917) hasta su traición por el revisionismo de Jruschov. (1956).

LAS NACIONES SIN ESTADO
Finalmente, como una prueba de la enorme diferencia conceptual y real entre la nación y el Estado, tenemos pues las naciones sin Estado de la modernidad, un fenómeno que también existió en las formaciones tributarias del pre-capitalismo.
Como ejemplos típicos de las naciones actuales sin Estado, tenemos en primer lugar a la Palestina heroica que siendo milenaria recién pugna ahora contra enemigos enormes y despiadados, para construir su Estado; la Nación Kurda sometida a la dictadura turca y dividida entre tres o cuatro Estados Nacionales; la Nación Vasca que debe resolver su independencia de acuerdo a su derecho de autodeterminación o su incorporación a un Estado Multinacional español de nuevo tipo, la Nación Kashmir (Cachemira) que actualmente es disputada como territorio sin dueño por los expansionistas hindúes y pakistaníes. En fin podríamos seguir citando una multitud de naciones sin Estado y que pugnan por fundarlo pero ya no como simples Estados Nacionales, sino como Estados Multinacionales democráticos.
Nuestras naciones andinas (Quechuas, Aymaras) y las amazónicas (Guarayos, Chiquitanos, y Moxeños), así como las chaqueñas (Guaraníes y Wenhayek), de acuerdo con su inalienable derecho a la autodeterminación, han decidido ya ejercer ese derecho construyendo un Estado Multinacional (Plurinacional, dice la Cueva Constitución Política del Estado) de Nueva Democracia, dándonos la razón desde el punto de vista histórico, social y revolucionario.
El Estado Multinacional es, por tanto, la Nación y el Estado del Socialismo, una vez superado el Estado Nacional subcapitalista, oligárquico y excluyente.
NOTAS.
(1)  El sábado pasado 3 de diciembre 2011, en el espacio radial de Panamericana, denominado “Diálogo”, se desarrolló una breve polémica en torno a los conceptos de Nación, Estado, País, República, Estado Nacional y Estado Multinacional o Plurinacional. La más completa confusión terminológica caracterizó el debate, mostrando los panelistas Paz Ballivián, Marcelo Elío y Gantier, una ignorancia muy pronunciada en cuanto a la conceptualización de esas categorías teóricas de la Ciencia Política. En esta virtud, tenemos la obligación de hacer conocer nuestros puntos de vista científicos al respecto.
(2)    Lenin, Vladimir. Obras completas. Tomo 25. Pág. 275.
(3)   Guibernau, Monserrat. “Los nacionalismos”. Ariel Ciencia Política. Barcelona-España. 1996. Págs. 58-59


No hay comentarios:

Publicar un comentario