La Guerra Económica y Mediática, arma de agresión imperialista
Luis Alberto Echazú A.
La agresión económica ha sido, es
y será un arma de agresión de los estados poderosos para mantener o incrementar
su dominación política. Sin embargo cada vez es más sofisticada su utilización.
Varios ejemplos muestran que la
guerra económica puede ser aún más efectiva que las agresiones militares directas, aunque ambas
pueden y en realidad son aplicadas de manera simultánea o en secuencia.
La guerra económica fue el
prolegómeno del golpe militar de Pinochet contra Salvador Allende, lo fue
también para derrotar en elecciones al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua y
es ahora el principal instrumento para derrocar a gobiernos como el de Dilma
Roussef, y sobre todo de Nicolás Maduro.
La guerra económica es primero
precedida y después acompañada por la guerra mediática interna y externa.
LA GUERRA MEDIÁTICA
Es la aplicación de la estrategia
del terror informativo, es decir la estrategia de la desinformación, la
distorsión, la manipulación, la descontextualización, el rumor, el corrillo, la
calumnia, la alarma y la mentira propagadas intensamente por el dominio de los
medios de comunicación masivos y recientemente por las redes.
Este enorme despliegue mediático,
es no solo dentro de cada país sino además por las redes de información
internacionales tanto televisivas (CNN, BBC, O GLOBO y otras), como radiales y
periodísticas (periódicos como El Pais de España y Clarin de Argentina),
revistas (Veja del Brasil), folletos, libros, investigaciones, blogs, portales
y redes sociales).
En Bolivia cuentan con un cuasi
monopolio radial con las tres cadenas radiales más grandes : Radio
Panamericana, Radio Fides y Erbol. Las dos últimas de forma desembozada y
agresiva, la primera de forma menos abierta pero aún más insidiosa y
repetitiva.
La iglesia católica dirige
directa o indirectamente las dos últimas, la primera una conocida familia
vinculada con los gobiernos dictatoriales y del neoliberalismo. Está vinculada
al escándalo de los papeles de Panamá.
En las tres redes se difunden
programas de supuestos debates, participación permanente de supuestos analistas
“neutrales”, llamadas telefónicas del público, que tienen por objetivo
desprestigiar todo lo que el gobierno y sus ministros hacen. Entrevistas y
consultas a opositores políticos que se repiten una y otra vez hasta el
cansancio. En otros programas de supuesto “debate” permiten el acceso irrestricto tanto en
tiempo como en oportunidades a los más rabiosos opositores, dos o tres, además
de otros dos conductores frente a un solo invitado del gobierno. Ya se puede
adelantar cuáles serán las conclusiones de este curioso y “democrático” debate.
La estrategia de la repetición
usadas en muletillas, como la “ pareja o la ex pareja del presidente” en
cualquier noticia referida al primer mandatario o el gobierno cocalero y otros
lindantes con la iniquidad como la del gobierno de narcos.
El monopolio de la prensa escrita
en Bolivia está constituido por los siguientes periódicos : Página Siete (La
Paz), El Diario (La Paz), Deber (Santa Cruz), Los Tiempos (Cochabamba) y otros
menores como La Patria (Oruro), Correo del Sur (Sucre) y El Potosí (Potosi).
El primero, con claras inclinaciones
prochilenas, el segundo y el tercero con una línea de derecha extrema, pero
todos ellos en la campaña mediática de
desprestigio del gobierno. En muchos casos mintiendo descaradamente, como
Pagina Siete que tuvo que disculparse después de “informar” que varios
ministros fueron excomulgados por la iglesia católica o El Diario que ni
siquiera tuvo el decoro de desmentir la información acerca de la inundación y
por lo tanto la supuesta destrucción en
el Salar de Uyuni de todas las instalaciones y construcciones del proyecto de
Evaporiticos.
Finalmente el monopolio de las
redes de televisión nacionales y extranjeras. En las primeras Unitel como punta
de lanza de la calumnia e incluso de la subversión. También Red Uno y en su
tiempo también PAT e incluso ATB.
Estos medios difunden falaces
videos y fotografías montadas, noticias alarmantes sobre la inseguridad
ciudadana o la elevación de precios de la canasta familiar.
El rumor y la alarma sobre
supuestas corridas de dólares o el inminente gasolinazo (Tuto Quiroga)o la
inflación galopante (Doria Medina) y difundidos no solo por los medios y las
redes, sino también en pintas callejeras y en spots televisivos y radiales. Se
llegó incluso a señalar que el pueblo pedía el ahorcamiento de Evo Morales
(Doria Medina).
LA GUERRA ECONOMICA
Esta es la agresión más infame
porque castiga al pueblo con la elevación de precios el ocultamiento, la
especulación, el agio, la fuga de capitales al exterior, así como el bloqueo,
el congelamiento de depósitos, las barreras a las exportaciones, las sanciones
a países y empresas que vendan, compren o inviertan en los países sancionados.
Esto se ha aplicado a la Unión Soviética inmediatamente después del triunfo
revolucionario de octubre de 1917, a los países de Europa Oriental después de
la segunda guerra mundial, a Corea del Norte desde 1953, a Cuba desde 1962,
a Kampuchea democrática entre 1975 y
1980 y actualmente se aplica con toda la ferocidad imperialista al pueblo y a
la economía de Venezuela.
La guerra económica es una acción
coordinada y planificada entre las oligarquías nativas en el interior de
nuestros países y el imperialismo norteamericano y muchas veces con sus aliados
europeos, para derrumbar la economía y tumbar al gobierno.
El objetivo es mostrar al
gobierno como corrupto e incapaz de proporcionar alimentación y medicinas a la
población. Esta guerra económica pone al pueblo contra el gobierno ante la
carestía de alimentos, bebidas, medicinas y otras mercancías de primera
necesidad y la galopante inflación y devaluación que lo desesperan. El
descontento crece junto a la desmoralización y la desesperanza del pueblo.
La guerra económica es una guerra
no declarada y el agresor es invisible a los ojos del pueblo, porque logra
convencerlo de que la lamentable situación económica es el resultado de un
proyecto y un modelo fallido, además de la corrupción e incapacidad de los
gobernantes.
Los hilos se mueven desde muy
lejos, los efectos los sufren los más pobres. Los ricos y las oligarquías no
solo recogen los beneficios económicos del alza de precios, del ocultamiento, de la especulación y la inflación sino
también los beneficios políticos emergentes del eventual cambio de gobierno y
sus conocidas políticas neoliberales.
Es esta la situación que enfrenta
actualmente el gobierno de Nicolás Maduro, y la que enfrentó exitosa y
fugazmente el gobierno de Evo Morales en el año 2008.
Por ello y a pesar de los errores
y también de la corrupción que se puede observar y lamentar en casi todos los gobiernos
democráticos y progresistas, es necesario señalar una y otra vez que la
desastrosa situación económica es provocada principalmente por la agresión y la
guerra económica y mediática que ha instalado y perfeccionado el imperialismo
junto a las oligarquías sirvientes, los políticos y analistas de derecha y sus
medios de comunicación.
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