sábado, 8 de agosto de 2020

Marinkovic, el trotskismo y la educación

Marinkovic, el trotskismo y la educación

Luis Alberto Echazu Alvarado

Branko Marinkovic, recientemente posesionado como ministro de planificación, además de prometer reactivar la economía y conseguir recursos para pagar bonos, aún sin los créditos suscritos y recibidos sin la aprobación de la asamblea plurinacional, de modo sorpresivo y sin mediar pregunta alguna, se refirió al tema educativo, señalando que en su opinión - que se supone es compartida por el gobierno de facto y el sector económico, social y político al que representa - se debe preparar para que el magisterio sea una profesión libre, vale decir privada y no pública.

Curiosamente el sector trotskista que dirige las federaciones de maestros urbanos en El Alto, La Paz y Cochabamba, antes muy activo con permanentes manifestaciones de oposición al gobierno de Evo Morales permanece mudo. Es una demostración más de la connivencia y participación de esta secta política con la derecha más atrabiliaria y fascista y con el golpe de estado de noviembre de 2019.

Tenaces opositores de la ley Avelino Siñani por considerarla anticientífica y alejada de la práctica productiva, permanecen hoy inmóviles, estupefactos ante el monstruo que ayudaron, diligente y activamente a encumbrar en el poder.

¿Es esta la educación que propugnan y que se dispone a aplicar Marinkovic?
¿Es esta la educación moderna, científica, y ligada a la práctica productiva que buscaba el trotskismo?
Esto tendrán, más temprano que tarde, que explicar a las bases del magisterio.

El trotskismo boliviano no solo hace honor a su trayectoria como agente provocador de la derecha contra todos los procesos democráticos y revolucionarios en el mundo, sino que lo supera ampliamente como estrecho aliado del fascismo golpista y cogobierna con él, así sea de forma marginal con autoridades de segundo nivel en el ministerio de educación.

Pero volvamos con Marinkovic, que pretendiendo conocer la problemática educativa no solo en Bolivia, sino en el mundo, asegura que la profesión libre en la educación no solo inicial, sino también la básica, intermedia y hasta universitaria que se aplica en varios países de Europa y Estados Unidos permite un desarrollo muy superior a la educación pública.

No causa sorpresa alguna que un hombre profundamente racista, con mentalidad y prácticas fascistas piense de ese modo, tampoco su ignorancia sobre el tema, pero es muy importante que el pueblo conozca, no por señalamiento ajeno sino por boca propia y además en la condición de ministro, lo que sucedería con la educación en Bolivia, si un gobierno como el actual con sujetos como éste gana las elecciones y toma el gobierno.

Marinkovic repite de memoria el libreto neoliberal, lo bueno que lo hace de forma desembozada, aunque ignore de lo que habla.

Debiera informarse por ejemplo que en la mayoría, sino en todos los países capitalistas, incluidos los mas ricos de Europa, Asia, e inclusive Estados Unidos, la educación es fundamentalmente pública y la privada es inaccesible incluso para la clase media de esos países con elevados ingresos.

Alemania que es un modelo para muchos, especialmente para los fascistas germanofilos, entre los cuales muy probablemente se encuentre Marinkovic, tiene una educación que es responsabilidad de los estados federales y su financiamiento garantizado por la Constitución.

El ministerio de educación y cultura es el encargado de la contratación de los profesores, la mayoría de ellos son empleados públicos de por vida. La administración de la escuela es competencia de los profesores.

Por otra parte la mayoría de las universidades son instituciones públicas que reciben financiamiento de los gobiernos estatal y federal. Hay unas 100 universidades privadas y 40 de las iglesias, frente a 420 universidades públicas en 175 ciudades. La educación universitaria en las universidades públicas es gratuita.

Marinkovic con pose modernista y neoliberal, es en realidad un exponente legítimo de una fracción conservadora de la oligarquía, atrasada y profundamente antinacional, racista y privatista.

Liberalizar la profesión de maestro es sinónimo de atraso feudal, discriminación, marginamiento y exclusión de los pobres del campo y las ciudades. La mayor parte de la clase media urbana sería perjudicada con el encarecimiento de las pensiones y el descenso de la calidad educativa.

Es posible que esta medida de forma oblicua y solapada pueda atraer a una cantidad de profesionales desempleados, pero es esta una ilusión y un engaño, que ni siquiera es viable en las ciudades capitales, mucho menos en ciudades intermedias, pueblos y comunidades.

Si Marinkovic se animó a expresarlo de modo tan claro y abierto no es porque se trata solo de una opinión personal, sino porque es el proyecto educativo de la derecha, de la oligarquía antinacional y fascista.

Los maestros bolivianos, los padres de familia y el pueblo en su conjunto tienen la palabra.

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